El programa “Al descubierto” de 13tv, que se emite los domingos a las 21:30 horas, abordó el pasado domingo el polémico y próspero negocio de las brujas, quiromantes y echadores de cartas en España.
Varios fueron los testimonios de personas atrapadas y amarradas por esas magias, brujerías, cartas, rituales, ouijas, sortilegios y santerías, que no son inofensivas puesto que están relacionadas con el diablo.
Paula, es una mujer que pagó más de cien mil euros en doce años y medio a un brujo africano con consulta en Madrid. Una relación de extorsión que Paula explica: "Fui por curiosidad, porque me llamó la atención y ahí conocí a ese hombre que me supo adivinar una serie de cosas y me enganchó. Supo lo de mi novio, con quien lo habíamos dejado sin que yo le dijera nada, una serie de sueños que yo había tenido unos meses antes y una serie de sensaciones físicas que había tenido y que yo no había comentado a ninguna persona”.
El brujo le dijo a Paula que le habían hecho un amarre de pareja y que él podía quitarle eso a su novio y para realizar la acción le tenía que dar una cantidad, pero que no hablara del tratamiento a su familia. No le daba muchas explicaciones y le decía que “los espíritus que nos iban a ayudar se iban a enfadar si me contaba el procedimiento”, asegura Paula.
“El me daba todo tipo de productos: amuletos realizados para enterrar, hierbas, algunas para soplar y otras para pasarme por la cara y el cuerpo, y líquidos, todos ritualizados. Empecé a notar cosas raras en el tema económico, cuando vi que me pedía cantidades desorbitadas. No me desengancho porque había amenazas encubiertas y ese miedo es el que a mí me hacía continuar. No he denunciado porque no hay pruebas. Esta gente sabe muy bien cómo actuar. No te dan papeles, no te dan ningún tipo de documentación que tú puedas aportar a la policía. Al final es como una olla a presión, es como un infierno, no encuentras consuelo en ninguna parte”, relata.
Paula vivió un proceso de conversión y buscó un sacerdote exorcista. Afortunadamente él no percibió que estuviera personalmente afectada pero sí que hubo que exorcizar su casa, porque allí tenía los líquidos y los materiales que le daba el brujo. Ahora su vida ha cambiado radicalmente:
“Lo que me gustaría que la gente supiera es que la solución a la brujería está en los sacramentos. A mí el brujo no me dejaba comulgar. Me lo tenía prohibido. Yo lo achacaba a que él era musulmán, pero no era ese el motivo, sino que el sacramento de la comunión te protege de la brujería”.
Francisco Armenteros, exorcista, atiende con frecuencia consultas de personas afectadas por el poder del mal
Sobre magia y adivinación se habla muy claramente en el catecismo de la Iglesia Católica. Francisco Armenteros, sacerdote exorcista, resume lo que supone según la iglesia acudir a magos, videntes, tarotistas y brujos:
“Es pensar que uno por su cuenta, prescindiendo de Dios, puede averiguar o solucionar las cosas. Quizás el pensar que estas cosas son banales es por ignorancia o por falta de prudencia porque se pueden meter en complicaciones que les pueden llevar a situaciones peores".
"Yo aconsejo que no se acuda a esas consultas, porque si se empieza luego ya no se sabe a dónde va a acabar. Luego, se puede pasar a lo que es contrario a Dios, al demonio, al maligno. En el ritual de exorcismos hay un apéndice de oraciones privadas, que uno puede decir para su devoción privada, para luchar contra las fuerzas ocultas contrarias a Dios. Por tanto esas fuerzas ocultas no citarlas ni en broma. Con frecuencia a mi acuden personas que dicen que hay espíritus en la casa, que los muebles se mueven, que la televisión se enciende y se apaga… Lo que yo hago es escuchar y rezar luego las oraciones contra el poder de las tinieblas”.
Hace dieciséis años, María, practicando la ouija, quedó poseída, según ha podido constatar el exorcista de la Diócesis de Alcalá de Henares. Ella describe lo que dicen que han oído sus familiares y la gente visto cuando el diablo se manifiesta: “Satanás tiene una voz que sale como de una cueva. Ultimamente parece que va diciendo cositas en español, pero básicamente dice blasfemias a todo lo sagrado, dice que es porquería”.
María afirma que “el que toca la ouija está jugando con satanás, está invocando al diablo. El día que yo hice la ouija pasó algo que yo noté que salía de lo normal. La mano que tenía puesta empezó a temblar de la misma forma que las convulsiones que me han quedado desde entonces y noté que había entrado algo. En mi vida empezó a torcerse todo, comencé a estar enferma de forma reiterativa. He estado en médicos y de tantas veces de ir a urgencias me ingresaron para estudiar mi salud y no tenía nada. Busque un sacerdote y dijo que tenía algo y que iba a rezar. Ese día fue el más feliz de mi vida. Yo ya estaba invalida, solo iba de la cama al sofá y del sofá a la cama”
Por las noches María debe dormir con una vela y rodeada de objetos bendecidos mientras persevera en poder recuperarse de la posesión y cuenta que “el mayor triunfo del demonio es hacer creer que no existe y cuando lo descubres te daña. Yo cuando vengo de los exorcismos estoy dos o tres días mucho peor, sin poder hablar, ni poder abrir los ojos, ni tampoco rezar. Por la noche, cuando hay oscuridad ataca más pero el diablo teme a lo sagrado, como la cruz de San Benito o tdo lo mariano, como el Rosario que es muy poderoso para hacerle frente”.