La doctora Michelle Cretella, directora ejecutiva del American College of Pediatricians [Colegio Americano de Pediatras], una organización nacional de pediatras y otros profesionales de la salud dedicados a la salud y el bienestar de los niños, explicó en The Daily Signal la utilización interesada de algunos estudios sobre los adolescentes con disforia de género: se censuran los que no convienen a la agenda LGBTI y se interpretan en su favor los demás.
La doctora Cretella, durante una entrevista con Tucker Carlson en Fox News.
Soy pediatra. Esto es lo que debes saber sobre un nuevo estudio sobre el suicidio entre adolescentes transgénero
Un nuevo estudio examina el riesgo de suicidio entre los adolescentes transgénero. El resultado confirma un conocido patrón de datos según el cual los adolescentes transgénero intentan suicidarse con más frecuencia que los adolescentes en general.
Por desgracia, estos datos se utilizarán seguramente para presionar a los padres para que sus hijos inicien terapias radicales de afirmación de la transición.
Esto sería un grave error.
El nuevo estudio asume la creencia no demostrada de que todas las identidades de género son igualmente sanas e inamovibles en todos los niños y adolescentes. Esta es una premisa ideológica promocionada por los colegios profesionales de médicos y psiquiatras, y no es un hecho científico.
El estudio tampoco ofrece ninguna prueba de que estas terapias radicales (bloqueadores de la pubertad, dobles mastectomías para las chicas, etc.) eviten que los adolescentes intenten suicidarse.
Más bien, los resultados del estudio refuerzan la urgente necesidad de que se lleven a cabo investigaciones científicas serias sobre las potenciales causas ambientales de la disforia de género y los riesgos, tanto físicos como psicológicos, de la transición médica.
Los resultados del estudio
El estudio, titulado "Transgender Adolescent Suicide Behavior" ["El comportamiento suicida de los adolescentes transgénero], ha ocupado los titulares de la prensa nacional desde su publicación el 11 de septiembre en la revista Pediatrics. Ha revelado que entre los adolescentes que se identifican como transgénero, las jóvenes que quieren transicionar a hombres tienen el índice más alto de suicidios.
Los investigadores han examinado los datos recogidos entre 2012 y 2015 por la encuesta Profiles of Student Life: Attitudes and Behaviors. Esta encuesta fue distribuida a 120.617 adolescentes de todo el país, con edades comprendidas entre los 11 y los 19 años, y se centraba en 40 fortalezas en el crecimiento utilizadas para predecir un desarrollo sano y comportamientos de riesgo como la depresión y el suicidio.
La encuesta también pedía a los estudiantes que indicaran qué término les describía mejor: mujer; hombre; transgénero, mujer a hombre; transgénero, hombre a mujer; transgénero, no binario (ni hombre ni mujer); cuestionándoselo. También les preguntaba si habían intentado suicidarse alguna vez.
Según los datos recogidos, el grupo de investigación declaró que las adolescentes transgénero que se identificaban como hombre tenían un índice más alto de intentos de suicidio, el 50,8%. Los adolescentes que se identificaban como no binarios era cerca del 41,8%. Entre los adolescentes transgénero que se identificaban como mujeres, el 29,9% había intentado el suicidio al menos una vez. Los que se estaban cuestionando su identidad de género eran el 27,9%.
Esto es un claro contraste con los índices significativamente bajos de intento de suicidio entre las chicas sin disforia de género (17,6%) y los chicos sin disforia de género (9,8%).
Los autores afirman que futuras investigaciones sobre esta diferencia en el riesgo de suicidio podrían ayudar a desarrollar estrategias para prevenir el suicidio entre quienes se identifican como adolescentes transgénero. Lo ideal es que se incluyera un análisis de los intentos de suicidio basándose en el sexo biológico de los adolescentes, no sólo en su identidad de género.
Esto es importante porque en general, las chicas biológicas tienen más tendencia a intentar el suicidio que los chicos biológicos, un hecho demostrado por los datos de los Centers for Disease Control and Prevention [Centros para el Control y Prevención de Enfermedades]. Dados los datos actuales, mi hipótesis es que una encuesta de este tipo revelaría que la mayoría de los adolescentes no binarios y que se cuestionan su género son, de hecho, chicas biológicas.
En otras palabras, es posible que el índice mayor de intentos de suicidio entre transgénero mujeres a hombre, no binarios y que se cuestionan tiene más que ver con factores relacionados con su sexo biológico (por ejemplo, el hecho de ser una chica), que con cualquier otra cosa relacionada con la identidad de género.
Si se confirma, esto podría explicar las causas, dado que es posible que factores subyacentes comunes de tipo psicológico y ambiental puedan desencadenar tanto la disforia de género como las tendencias suicidas en un subgrupo de estas adolescentes.
Por desgracia, los autores de este último estudio asumen que estas diferencias se deben principalmente (aunque no exclusivamente) a la oposición de la sociedad y de sus familias al tratamiento de estos jóvenes transgénero, una teoría llamada teoría del estrés de las minorías.
Afirman que son necesarias más investigaciones para "examinar de una manera exhaustiva los factores (por ejemplo, el estrés de minoría de género) que explican por qué los adolescentes transgénero tienen mayores probabilidades de comportamiento suicida". Por consiguiente, descartan desde el principio la posibilidad de que sea la propia transición de mujer a hombre lo que esté agravando el estrés y llevando a la adolescente al suicidio.
Para apoyar su teoría, citan un estudio lleno de errores que alega que los jóvenes transgénero se benefician mentalmente cuando sus familias les apoyan. El grupo utilizado como muestra era muy pequeño, el estudio estaba realizado a corto plazo y, para evaluar la salud mental de los adolescentes, se apoyaba -algo grave- sólo en la aportación de los padres.
Qué está en juego en última instancia
Parece como si este estudio, y las futuras investigaciones que los autores solicitan, fueran a ser utilizados para seguir presionando a las familias con el fin de que apoyen la identidad de género de sus hijos en lugar de su sexo biológico, para así no llevar a sus hijos a cometer suicidio. A los padres se les envía un mensaje muy claro: ayuda a la transición de tu hijo, o puedes perderlo porque se suicidará y será culpa tuya.
El resultado de todo esto será que muchos más niños serán esterilizados innecesariamente, tratados con hormonas de sustitución y mutilados mediante dobles mastectomías realizadas a edades tan tempranas como los 13 años. Sin contar con otras potenciales mutilaciones quirúrgicas. No se ha demostrado que esto pueda prevenir el suicidio a largo plazo.
De hecho, las pruebas sugieren que la cirugía de reasignación de sexo no mejora los índices de intento de suicidio.
El estudio más amplio y más serio llevado a cabo, y que examinó los datos recogidos sobre los índices de suicidio entre adultos tras su transición de género, fue realizado en Suecia, un país altamente inclusivo de la comunidad LGBT. El estudio hizo un seguimiento de los participantes al mismo durante 30 años después de su transición y demostró que el índice de suicidios era 19 veces mayor entre los adultos transgénero que entre la población no transgénero.
Claramente, estos resultados no apoyan los supuestos efectos curativos de la transición.
Hay otra explicación posible para los altos índices de suicidios que no ha recibido la suficiente atención. Como afirman Ray Blanchard y J. Michael Bailey, dos psicólogos defensores de la comunidad LGBT, es bastante posible que la combinación de traumas subyacentes, salud mental y cuestiones relacionadas con la personalidad causen la disforia de genero y la tendencia al suicidio de jóvenes vulnerables.
Y hay razones para sospechar que esto puede ser especialmente verdad para las chicas. Múltiples estudios demuestran un aumento dramático de la disforia de género en los adolescentes de Occidente, y esto es especialmente prominente entre las chicas. Muchas de ellas tienen un historial de psicopatología o trastorno del desarrollo neuronal anterior a la aparición de la disforia de género.
Un reciente estudio revisado sobre la aparición repentina de la disforia de género, en el que casi el 83% de los jóvenes eran chicas, añade mayor credibilidad a dicha posibilidad. Sin embargo, el estudio fue rápidamente silenciado por los activistas LGBT y por la Universidad de Brown, la universidad de la autora, a pesar de las inclinaciones progresistas de la misma y su énfasis en la necesidad de llevar a cabo más estudios sobre el tema. Cuando los activistas transgénero pidieron que el estudio fuera censurado, la Universidad de Brown bloqueó el acceso al enlace del estudio y emitió una disculpa. El periódico que publicó el estudio, Plos One, lo está sometiendo a revisión.
El estudio de Brown indicaba una posibilidad que desafiaba los supuestos de la ideología que apoya la transición. Ese estudio fue silenciado y el más reciente es reivindicado como una prueba a favor de la terapia de transición, a pesar de que no hay nada desde el punto de vista científico que apoye su tesis.
Se necesita más investigación
En resumen, el nuevo estudio no sugiere que la transición reducirá el riesgo de suicidio entre los adolescentes que sufren de disforia de género. Sugiere, en cambio, que se necesita investigar más sobre los factores potenciales que causan la disforia de género entre los adolescentes.
Por lo menos, el estudio refuerza la necesidad urgente de que los científicos estudien más seriamente los posibles factores ambientales que contribuyen a la disforia de género entre los jóvenes, y cómo pueden influir en el índice de suicidios en esta población. Además, es necesario llevar a cabo una investigación honesta para saber cómo puede ayudar la medicina.
Los médicos hacen un juramento según el cual no causarán daño. Basándonos en este principio, todos nosotros deberíamos pedir que se interrumpieran las transiciones médicas de menores hasta que se hayan llevado a cabo estudios serios, a largo plazo y no influenciados por agendas ideológicas.
Traducción de Elena Faccia Serrano.