Morsi, el nuevo presidente egipcio, ha desplegado una intensa actividad internacional en las últimas semanas.
Ha tenido un papel protagonista en la reunión del Movimiento de Países No Alineados que se ha celebrado en Teherán donde ha asegurado que el Gobierno sirio, que encabeza el presidente Bashar el Asad, ha "perdido la legitimidad" con sus acciones violentas y ha pedido la oposición que se una para buscar una salida pacífica al conflicto.
La periodista egipcia Shahira Amin, ex vicedirectora de Nile TV, la emisora estatal, de la que dimitió a principios de 2011 en señal de protesta para dedicarse a la actividad independiente habla en esta entrevista sobre la situación de los cristianos coptos bajo el nuevo gobierno islamista.
- No para los cristianos que en su país representan una minoría de 10 millones de personas. Que Mursi no esconda la cabeza bajo tierra y que reconozca que en Egipto se discrimina a los cristianos. Estoy profundamente decepcionada después de que estos días se hayan verificado los actos de violencia entre musulmanes y coptos, y que el presidente de la República haya intentado liquidar el asunto como una pelea común entre grupos de personas cualesquiera.
- Hoy los medios son mucho más libres que bajo Mubarak, pero el país teme perder estas libertades. Hay varias señales alarmantes. En particular, el hecho de que la Shura, o Cámara Alta del Parlamento, dominada por los Hermanos Musulmanes, haya reemplazado a los directores de los diarios de propiedad estatal. Por no hablar de la suspensión de un canal de televisión independiente, y de la detención del director del periódico Al Dostour (propiedad de los coptos).
- Para calmar los ánimos, Mohamed Morsi ha hecho uso de su poder legislativo para aprobar una norma contra la detención de periodistas, para que estén más tranquilos. Sin embargo, al mismo tiempo el parlamentario liberal Abou Hamed, organizador de una protesta reciente contra los Hermanos Musulmanes, ha sido investigado con la acusación de haber conspirado para derrocar el régimen.
- Su tarea es realmente difícil. Desde hace un año y medio, la situación económica del país se ha derrumbado, las inversiones huyen al exterior, el turismo aún no ha vuelto a la normalidad. El presidente tendrá que trabajar mucho para demostrar que la economía egipcia ha vuelto a funcionar, y no podrá hacerlo solo. La sociedad civil y las fuerzas revolucionarias deben seguirlo para ayudarle a conseguir que cada cosa vuelva a recuperar su eficacia.
- Cada vez se extiende más por Egipto una auténtica fobia hacia los Hermanos Musulmanes, y la consecuencia es que numerosas personas se niegan incluso a estrechar la mano del presidente. Morsi ha dedicado mucho tiempo a formar el nuevo gobierno, y el motivo es que numerosas personalidades han rechazado la invitación a ser ministros. En parte porque Mohamed Tantawi continuaba en su puesto como presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, y muchos temían ponerse de parte de Morsi, su enemigo número uno. Ahora es probable que las fuerzas liberales concedan al presidente la posibilidad de gobernar en un escenario de estabilidad política, y espero que así sea.
- Los Hermanos Musulmanes están evolucionando y cambiando. Durante muchos años han permanecido en la sombra, y ahora que están en el poder necesitan reformar sus ideas. Ellos son los primeros en darse cuenta. Antes de que fueran elegidos en el Parlamento, sus líderes eran totalmente contrarios al hecho de que un cristiano o una mujer fueran elegidos presidentes. Ocho meses después, le hice la misma pregunta a Essam el-Erian, vicepresidente de Libertad y Justicia, el partido de los Hermanos Musulmanes, y me respondió: "Si eso es lo que quiere la gente, nosotros lo apoyaremos".
- Cuanto más les permitamos integrarse en la sociedad, más moderadas serán sus ideas. Los propios salafitas, el grupo de ultra-conservadores, serán cada vez más aceptados como parte del país e irán atenuando sus posiciones. Pero si intentamos marginarles, sucederá lo contrario, se radicalizarán.
- Morsi anunció que nombraría a un vicepresidente copto y todavía estamos esperando que lo haga. En su consejo presidencial, para mi gran decepción, sólo ha elegido a un cristiano. Sin embargo, me parece que algunos coptos no han querido trabajar ni unirse a él. Es una enemistad muy larga y no se resolverá de hoy para mañana. Necesitamos reconciliación, diálogo, confianza recíproca y ninguna concesión a quien fomente el odio.
- Hace unas semanas se verificaron varios actos de violencia sectaria en Dahshur, y quedé profundamente decepcionada porque el presidente no reconoció que el origen de estos enfrentamientos fue el odio religioso. Morsi ha intentado resolver el caso como una riña común entre grupos de personas cualesquiera.
Todo eso es falso, tenemos que reconocer que en Egipto existe un problema y que los coptos son discriminados. Sólo así podremos hacer algo para cambiar la situación, pero si hacemos como los avestruces y metemos la cabeza bajo tierra todo quedará como antes.