El abad de Montserrat, Josep M. Soler, afirma que el precio humano que supondría la creación del proyecto del gran complejo lúdico-turístico conocido como Eurovegas "no se puede sobreponer a cualquier hipotético beneficio económico": "No podemos exponernos a estilos de vida y de convivencia que van contra los valores que no sin dificultad procuramos transmitir a las nuevas generaciones, como son el trabajo abnegado, el esfuerzo para obtener resultados positivos, el amor a la tierra, el respecto a la persona, la solidaridad o la creatividad artística o empresarial. No podemos favorecer prácticas que conduzcan a la degradación de la dignidad de las personas o las aboquen a agredir su salud corporal y psicológica".
"Sólo encontraremos una salida sostenible [a la crisis] si conseguimos generar una nueva cultura fundamentada en un humanismo que vuelva a ofrecer a la sociedad los valores que han sostenido y han hecho progresar la dignidad de las personas y la convivencia verdaderamente democrática. Creemos que estos valores no se encuentran reflejados en proyectos como Eurovegas", asegura Dom Josep, que considera que el Evangelio "nos enseña cuáles son los caminos y los medios para un auténtico desarrollo humano. Aportarlos a la reflexión pública es pues una manera de servir a la sociedad y de contribuir a dinamizarla en bien de los ciudadanos y de una economía centrada en la persona humana y en su desarrollo armónico".
El abad de Montserrat recuerda que a lo largo del año ha habido numerosos pronunciamientos críticos contra Eurovegas, entre ellos los de los obispos catalanes y la Unión de Religiosos de Cataluña, que han apoyaado al pronunciamiento del obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustín Cortés, en cuya diócesis se instalaría el complejo en caso de que fuese en Cataluña.
"¿Queremos que Cataluña sea un centro mundial del juego?", se pregunta el monje benedictino, que recuerda que "el mundo del juego es vidrioso, y que suele llevar aparejado el fomento de la ludopatía, la difusión de la toxicomanía, la presencia de la prostitución y finalmente, en algunos casos, del tráfico de personas".