Las autoridades de Hong Kong (semi-autónomas, pero controladas por el Gobierno comunista chino) y las autoridades educativas canadienses, con la ministra lesbiana militante Kathleen Wynne al frente, tienen el mismo objetivo: asegurarse que la escuela católica enseña los valores del Gobierno de turno, no los valores católicos. Y tanto en Hong Kong como en Canadá, pretenden imponer su control apelando a la "democracia".
Ambos Gobiernos, el neocomunista de Hong Kong y el ultraliberal de Canadá, se sienten muy incómodos con la libertad educativa y con el ideario católico: hay páginas enteras del Catecismo y el Manual de Doctrina Social de la Iglesia que no encajan con las directrices de estos sistemas aparentemente opuestos.
En 1997 Gran Bretaña entregó la soberanía de Hong Kong (con casi siete millones de habitantes) a China. El gigante comunista no opera en este enclave cosmopolita con la brutalidad que aplica en otras regiones, y es evidente que permite allí más libertad religiosa que en cualquier otro lugar de China, pero poco a poco va asfixiando los espacios de autonomía.
En 2005 debía entrar en vigor la ley que implantaba unos "Comités de Gestión Escolar" en cualquier colegio que reciba cualquier tipo de ayuda pública. Ese "Comité" supervisa y controla la escuela, y un 60% de sus miembros son designados por las autoridades gubernamentales (es decir, comunistas). El Gobierno dice que así "se gana en democracia".
Las escuelas católicas se negaron y presentaron batalla en el complejo sistema legal y de apelaciones del ex-enclave británico, durante ya siete años. "Sin libertad, preferimos cerrar los colegios", decía el entonces arzobispo de Hong Kong, el cardenal Zen. Ya jubilado Zen, su sucesor John Tong Hen es quien lleva con discreción el tema en los tribunales y pide oración para salvar las escuelas católicas. Las peticiones de la diócesis llegan al último tribunal de apelaciones el 3 y 4 de octubre.
Hasta ahora, las escuelas católicas se beneficiaban de algunas ayudas públicas: flexibilidad en los fondos, un bono financiero y seguros para el personal escolar. Viven en Hong Kong unos 350.000 católicos, el 5% de la población, la comunidad católica más libre y organizada de China.
En la región canadiense de Ontario (con 12 millones de habitantes, un 35% se declaran católicos) el Gobierno liberal está imponiendo en las escuelas un programa llamado EIE (Equidad Inclusiva en Educación), que consiste en obligar a las escuelas a participar en desfiles del orgullo gay, usar textos de autores homosexuales y crear en los colegios clubs de "amistad homo-hetero". Además, el curriculum de las escuelas debe incorporar de manera transversal la "diversidad sexual".
Lo que el novelista canadiense Michael O´Brian profetizaba en su exitosa novela La Última Escapada (LibrosLibres) ya se aplica allí.
Grupos de padres señalaron al Gobierno material que les resultaba ofensivo y pidieron que se les declarase exentos: el Gobierno se negó. Las escuelas católicas (que en su mayoría tampoco destacan por su fidelidad al Magisterio) afirmaron que aplicarían la EIE "según nuestro ideario"... pero sin llegar a blindar esta postura en ningún acuerdo con el Gobierno.
En cualquier caso, lo que los colegios católicos no han admitido son los llamados clubs de "amistad homo-hetero"; en su lugar, ofrecen clubs "anti-abusones" centrados en la orientación sexual. Pero para la ministra y lesbiana militante Kathleen Wynne, que diseñó la EIE siendo ministra de Educación (ahora se encarga de Transporte), "acabarán cediendo, la EIE no va a desaparecer. Tendrán [los colegios cristianos] una política de equidad y educación inclusiva [es decir, según la ideología del homosexualismo político, ndr] y permitirán a los estudiantes crear esos clubs en cada escuela de Ontario".
Más aún, "es un sinsentido", dijo, que las escuelas católicas creen clubes que eviten usar la palabra "gay". "Entiendo eso, entiendo la homofobia", afirma la ministra... colocando en ese saco a quien no admite su EIE.
En su apoyo, el primer ministro de Ontario, Dalton McGuinty, declaró que implementar los clubes homosexuales en los colegios "no es un tema opcional".
Aunque algunas escuelas católicas puede que se mantengan firmes, la mayoría maniobra para obedecer la ideología homosexualista del Gobierno regional antes que la doctrina católica. Las familias de cristianos coptos de origen egipcio, que van a escuelas católicas en su 80%, incluso han sacado los colores a algunas autoridades de la escuela católica por no mantenerse firmes y resistir la presión gubernamental.
El padre Jeremiah Attallah, en nombre de la comunidad copta ortodoxa, éscribe en una carta abierta: "no dudaremos en retirar nuestros niños, todos a una, si no se aplican las enmiendas que son fieles a las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica".
En la carta deja clara la unidad de las parroquias coptas de St. Mark (Scarborough), St. George y St. Ruiess (North York), St. Mourice y St. Verena (North York), y Ti Agia Maria y St. Demiana (Etobicoke) en torno a esta petición de que las escuelas católicas enseñen la doctrina católica del catecismo católico. Y es que los cristianos egipcios saben mucho de resistir a la persecución y el acoso.