El padre mexicano Luis Garza renunció el pasado 15 de julio como vicario general de la Legión de Cristo, cargo que ocupó bajo Marcial Maciel entre 1992 y 2005, y bajo el padre Álvaro Corcuera entre 2005 y 2011. A partir del 1 de agosto se hará cargo de una nueva demarcación territorial de la congregación en Estados Unidos.
La primera entrevista tras su dimisión la ha concedido al National Catholic Register, respondiendo a preguntas de su editora jefe, Joan Frawley Desmond, que abordó, entre otros aspectos, las grandes cuestiones de cuándo se supo en el entorno de Maciel sobre la doble vida del fundador de los legionarios, y de si hubo complicidad con él por parte de sus colaboradores más allegados.
Garza admite que "había habido acusaciones en la prensa desde los años 90", pero que fue en 2006 cuando comprendieron su alcance: "La Santa Sede hizo un comunicado en mayo de 2006 que fue todo un shock. De hecho, un mes después, la Santa Sede nos comunicó que el fundador había sido encontrado culpable de los cargos que había contra él. Lamento decir que no lo creí".
En junio de ese año, el padre Garza decidió abrir una investigación por su cuenta sobre la posible existencia de una mujer con la que Maciel habría tenido un hijo: "En septiembre de 2006 tuve la seguridad de que había tenido un hijo. Poco a poco llegaron más pruebas. Hacia 2008 teníamos el retrato completo".
Cuenta también que en 2005, cuando el padre Corcuera sustituyó a Maciel, le comentó al nuevo superior general la posibilidad de renunciar al cargo, pero que "dados los asuntos del padre Maciel", decidieron que era mejor seguir. En 2009 volvió a intentar renunciar y presentó una carta de dimisión al padre Corcuera, pero éste le pidió que continuase mientras estuviese en curso la investigación y visita apostólica ordenada por el Papa. De nuevo quiso dimitir cuando el cardenal Velasio De Paolis fue nombrado como delegado papal, pero también éste le pidió que se mantuviese en su puesto.
A preguntas de Desmond sobre cómo era posible que nadie en el entorno de Maciel supiese nada, el padre Garza responde con una línea de argumentación muy definida: "Lo que usted no puede comprender es que realmente nunca tuve una relación personal con el padre Maciel. Le veía cada dos semanas para presentarle los asuntos, y luego le dejaba. Nunca supe a dónde iba. Nunca permitió a nadie entrar en su vida. Yo ni siquiera tenía su número de teléfono móvil".
Y apunta también a la distancia de edad y jerarquía entre ambos: "Yo era cuarenta años más joven que él. Él era el fundador. No me permitió entrar en su vida personal. Él le decía a quienes trabajaban más próximamente a él: ´No le digas a nadie lo que haces conmigo´."
Garza hace una comparación con la Madre Teresa, a quien visitó en Calcuta, que rezaba junto a todas las hermanas en la capilla y era la última en levantarse de sus rodillas después de misa: "Ése es el comportamiento normal de un fundador. El comportamiento del padre Maciel no era normal. Los críticos considerarían como fe ciega esa incapacidad para actuar ante su actitud desconcertante. Pero tras años y años de reverenciar al fundador y de ver a la Santa Sede elogiarle, lo aceptamos".
Según Garza, los principales cambios que están haciéndose en la Legión para que eso no vuelva a suceder consisten en la "libertad de conciencia: la capacidad de ser sanamente críticos con lo que ves y oyes. La Santa Sede nos pidió que aboliésemos el voto privado de no criticar a los superiores. Y los miembros ya no se confiesan con los superiores".
El ex número dos de la Legión durante 19 años considera que los momentos actuales sirven para "purificar los esfuerzos" de los miembros de la congregación, en una "comprensión realista y humilde de nuestros esfuerzos no como obra del hombre, sino de Dios". Se están adoptando "nuevos protocolos" y espera recobrar la "credibilidad" bajo la asistencia del delegado papal. "Lo hemos desmantelado todo para analizarlo mejor y ver si es bueno y valioso", concluye.
Una de las afirmaciones más sorprendentes del padre Garza es que "la investigación interna capaz de establecer la responsabilidad real de las personas aparte del fundador aún no se ha emprendido. Ha habido acusaciones genéricas en la prensa, pero no ha habido acusaciones formales".
Y remite a lo que decida el cardenal De Paolis: "Él es jurista y canonista, y desde un punto de vista legal, necesita una acusación creíble para abrir una investigación. Tal vez el cardenal está esperando un momento mejor para hacerlo... Si esto no se aclara, la credibilidad de la Legión estará en juego".
Pinche aquí para leer la entrevista completa (en inglés).