En una entrevista concedida a Antonio Gaspari y Maurizio Tripi para Zenit, Sabino Maffeo, jesuita, físico y miembro del observatorio astronómico de la Santa Sede, ha rechazado contundentemente el fundamento científico de las conclusiones filosóficas de Stephen Hawking en su último libro en torno a la existencia de Dios.
El padre Maffeo explica que «la razón humana puede enriquecerse con conocimientos de distintos grados, es decir, en tres niveles: en base a la experiencia sensible mediante los instrumentos proporcionados por la física, la química, la biología y la matemática; en base al razonamiento filosófico, que no utiliza instrumentos materiales sino que argumenta sobre la realidad en base a las exigencias innatas de la razón; y en base a la revelación por parte de Dios».
No se trata de compartimentos estancos, sino que de los datos de la naturaleza se pasa a la idea de orden, y de ésta a la de un mente ordenadora, que confirma la fe sobrenatural.
Es absurdo que alguien pretenda encontrar a Dios mediante los instrumentos físicos: «Permaneciendo en el primer nivel no se puede decir nada sobre Dios, ni que existe ni que no existe. La búsqueda de Dios, su existencia, su creación del mundo, etcétera, no entra en el primer nivel en cuanto realidad no susceptible de ser experimentada por los sentidos». La existencia de Dios es más bien una conclusión racional, y Maffeo afirma sentirse convencido por las cinco vías de Santo Tomás de Aquino para demostrarla. Pero «dada la debilidad causada por el pecado original», esas cinco vías «no convencen como que dos más dos son cuatro», por lo que también necesitamos el auxilio de la fe.
En cuanto a la posición de Stephen Hawking, el padre Maffeo señala que el error de Hawking es doble.
Primero, porque «razona sobre Dios como si fuera una realidad que puede descubrirse con argumentos de física y matemáticas, que son instrumentos del primer nivel».
Y segundo, porque «tiene un concepto erróneo de creación en cuanto que habla de un Dios considerado por los creyentes como necesario para dar inicio al mundo, que una vez creado, va adelante por sí solo (Dios relojero). En realidad, la creación es un acto continuo de Dios que dio inicio al mundo de la nada y lo mantiene en el ser (continúa creándolo) en todo instante para que continúe existiendo (creación continua)».
Por último, en cuanto a la relación entre ciencia y fe, el padre Maffeo recuerda que prácticamente todos los observatorios astronómicos italianos tuvieron su origen en órdenes religiosas, y casi todos los astrónomos eran en los orígenes sacerdotes.