En el ámbito occidental, el homeschooling (la enseñanza en el hogar por parte de los padres), es un fenómeno especialmente relevante en Estados Unidos pero que gana cada vez más partidarios en países europeos, como muestra Laura Mascaró, referente en España. En 2019 eran 1,6 millones de chicos y chicas los que estudiban así en Estados Unidos, pero ha dejado de ser un fenómeno casi exclusivo de "cristianos conservadores" como era hace medio siglo: cinco años después, en el mismo país, la cifra de quienes lo ponen en práctica supera los diez millones. Sin embargo, siguen abundando los prejuicios y mitos sobre esta forma de enseñanza, según señala Jeff Minick en un artículo para Foundation for Economic Education.
Minick es católico converso, profesor, colaborador en diversas publicaciones e impulsor de este sistema de enseñanza, que puso en práctica con sus cuatro hijos como padre homeschooler.
Éstos son los siete mitos más frecuentes y las respuestas que plantea Minick.
Mito 1: Los homeschoolers no socializan
Minick explica que ésta fue una de las primeras dudas que les planteaban a él y a su esposa cuando empezaron a educar a sus hijos en casa, en los años 80, y siguen preguntándoselo ahora cuando ofrecen charlas sobre homeschooling. ¿Pierden habilidades sociales los niños por no formarse en un aula con compañeros de su edad? La respuesta es claramente negativa, porque ha conocido “cientos de chicos formados en su hogar” a quienes ha impartido seminarios y asegura: “Puedo dar testimonio de que los que estudiaron en casa se incorporaron a la universidad o al mercado laboral como personas ‘bien equilibradas’. Y me respaldan al respecto estudios publicados desde hace veinte años”.
Mito 2: Los homeschoolers están sobreprotegidos
Solo una minoría de padres que educan a sus hijos en casa son sobreprotectores o buscan librar a sus hijos de ciertas ideas obligatorias en las escuelas públicas, apunta Minick: “La mayoría de los padres hacen homeschooling por una variedad de razones muy amplia, como el deseo de incluir la religión en el currículum o el tiempo y la libertad que el hecho de enseñar en casa permiten para que los estudiantes desarrollen sus talentos”. Cita el ejemplo de un joven, Bill, que decidió esta forma de enseñanza para poder dedicar más tiempo a la natación y formarse mejor para su objetivo: entrar en la Academia Naval, lo que consiguió. En cualquier caso, “la principal razón por la que la mayoría de los padres eligen la enseñanza en el hogar es que la consideran académicamente superior a otros tipos de educación”.
Mito 3: Los homeschoolers son frikis sin otros intereses
La idea de que los chicos que cursan sus estudios en el hogar se pasan el día en el cuarto de estar rodados de ordenadores, tablets y libros “no puede estar más alejada de la verdad”. La mayoría se involucran como voluntarios en otras actividades e incluso abren pequeños negocios. Pone el ejemplo de una chica de 15 años que fabricaba joyas y las vendía on line, o de una madre homeschooler que no daba abasto para llevar a sus cuatro hijos a sus clases de deporte, danza y piano.
'¿Dónde crece el dinero?' es un libro de la referente en homeschooling Laura Mascaró que pone en práctica lo expuesto por Minick y enseña a los más pequeños los elementos básicos de la economía doméstica.
Mito 4: Los padres homeschoolers carecen de cualificación
Según Minick, “cualquier adulto competente con una educación secundaria concluida puede enseñar a sus hijos en casa”, porque las ayudas son abundantes: planes de estudio ya hechos, manuales para el profesor, exámenes con sus respuestas… Además de la posibilidad de compartir clases con otros chicos que aprenden en casa aprovechando los conocimientos de sus padres o madres respectivos. Por no citar internet, “atestada de clases, tutoriales y seminarios”.
Mito 5: Los homeschoolers tienen problemas para acceder a la universidad
“Nada de eso”, responde Jeff: “La verdad es justo la contraria. Las universidades están reclutando homeschoolers porque los consideran académicamente mejor preparados, más disciplinados y más maduros que muchos de sus coetáneos”. Además, “gracias a la libertad que procede del homeschooling, muchos completan un amplio abanico de actividades extracurriculares, lo que les hace más atractivos para los cazatalentos universitarios”. El artículo enlazado que aporta como prueba se refiere nada menos que a Harvard.
Mito 6: La proporción de abusos es mayor entre padres homeschoolers
También en este caso la verdad, según diversos estudios, es precisamente al revés: “Los homeschoolers y quienes asisten a escuelas religiosas sufren menos abuso sexual, menos desatención y menos mortalidad que los alumnos de las escuelas públicas”. La causa de esta confusión, explica Minick, es que los medios no distinguen entre familias homeschoolers y familias negligentes con sus hijos y que no les mandan a la escuela alegando ser homeschoolers, sin serlo en realidad.
Mito 7: El homeschooling perjudica a la escuela pública
Como es evidente, subraya Jeff, “la mayor parte de los padres [homeschoolers] pagan con sus impuestos escuelas públicas que no utilizan y pagan además de su bolsillo sus propios gastos escolares”, algo que algunos estados de Estados Unidos les permiten deducir en su declaración de la renta.
“Ya va siendo hora de enterrar todos estos malentendidos de una vez para siempre”, concluye Minick.
Este es un artículo de hemeroteca actualizado y publicado en Religión en Libertad el 10 de agosto de 2019.