La madrugada del pasado viernes, falleció a los 81 años el investigador y exsenador colombiano de nacionalidad española Pablo Victoria Wilches tras una dura enfermedad.
Autor de decenas de libros en economía, apologética y en defensa de la verdadera historia frente a la leyenda negra, siendo especialmente reseñable El terror bolivariano (La esfera de los libros) y El día que España derrotó a Inglaterra. Blas de Lezo, tuerto, manco y cojo destrozó a la mayor Armada Inglesa. Con este último, publicado en 2005, no solo rescató del olvido la figura de Blas de Lezo, sino que fue uno de los principales impulsores del actual auge contrario a la leyenda negra española.
Con una personalidad polifacética e incansable, Victoria aunó en su persona el éxito en materias tan dispares como la política, el pensamiento, la historia o la economía.
Doctor en Economía en Estados Unidos, también lo fue en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid con la tesis Los instrumentos del Nuevo Orden Mundial: el derecho, la economía, la ciencia, el lenguaje y la religión en la sociedad del siglo XXI.
`El día que España derrotó a Inglaterra. Blas de Lezo, tuerto, manco y cojo destrozó a la mayor Armada Inglesa´, libro fundamental de Pablo Victoria en el rescate del olvido de la figura de Blas de Lezo.
Victoria complementó su extensa preparación académica con la publicación de decenas de libros, destacando Foundations of Economic Development, Macroeconomía analítica, La sociedad postliberal y sus amigos, España contraataca, La Nueva Granada contra España, La otra cara de Bolívar y Memoria de un golpe, además del mencionado superventas El día que España derrotó a Inglaterra.
Una preparación que le llevó también a desarrollar su vocación docente como profesor de economía en distintas universidades colombianas y conferencista internacional en áreas de Economía, Política e Historia.
También le mereció la recepción de numerosas condecoraciones. Entre ellas, la Medalla Charry Solano de Inteligencia Militar por el Ejército de Colombia y por la Academia Bolivariana de Historia, una mención de honor del Congreso de la República, su pertenencia a la Academia Bolivariana de Historia, la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá y la Sociedad Colombiana de Economistas.
Además fue Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén (Capítulo Noble de Castilla), del Capítulo Noble de Fernando VI y Gran Cruz de la Hermandad Monárquica de España.
Amenazado de muerte
Victoria desarrolló también una carrera política de manos del partico conservador en Colombia, que le llevó a ser senador y representante y precandidato a la presidencia de la república en 2014. Tras su carrera política, Victoria se mudaría a España tras ser amenazado de muerte, donde obtuvo la nacionalidad.
En el plano filosófico destacó la publicación de su tesis, Los instrumentos del Nuevo Orden Mundial, donde amplió lo mencionado en La sociedad postliberal y sus amigos y que presentó ante un tribunal sin temblarle la voz al cuestionar el "nuevo orden que se quiere imponer desde distintas instancias" a través de instrumentos como "la semántica, la educación sexual o la ideología de género", entre otros.
Defensor del matrimonio, la vida y la identidad
No hubo una trinchera de lo que hoy se conoce como "batalla cultural" en la que no estuviese inmerso: frente al "arte al servicio de lo monstruoso" propuso la belleza y el refinamiento, cuestionó la herencia de la revolución francesa y no tembló al denunciar la "ingeniería" sexual en menores, "la aceptación legal de los matrimonios homosexuales hasta la adopción de niños" o el intento de "borrar la noción de que la base del matrimonio no es la tendencia sexual sino la identidad sexual complementaria del hombre y la mujer".
Sus palabras fueron proféticas, como cuando afirmó en 2008: "También conviene al sistema el abandono de toda enseñanza religiosa tradicional. El fin último es minar el sistema de autoridad -toda autoridad- lo cual conducirá inevitablemente, al culto del hedonismo como nuevo valor espiritual y a la democracia directa a través del “poder popular” que habrá de imponer nuevos sistemas de derechos por extravagantes e inalcanzables que parezcan".
Frente a lo "religiosamente correcto"
También abordó "el camino hacia una nueva ética mundial", sin ocultar la responsabilidad que en ello pudiese tener lo que llamaba "la reingeniería social en la Iglesia", proveniente de "alteraciones que ha venido experimentando en sus creencias" y que para él supuso "un rompimiento con la tradición, ya no sólo en lo social y en lo político, sino en lo teológico. Por ello, lo `religiosamente correcto´, como lo `políticamente correcto´, es la eliminación de todo cuanto parezca dogmático y firme".
La cosmovisión religiosa de Victoria, cercana al tradicionalismo, quedó plasmada en libros como El Juicio Final. Protestantes vs. Católicos y El eclipse de Cristo y el fin del catolicismo.
Lengua, espada y cruz: frente a la leyenda negra
Junto a sus propuestas sociales, políticas, filosóficas o teológicas, otra de sus principales dedicaciones fue la de erradicar la leyenda negra del discurso académico y divulgativo.
`El terror bolivariano´ (La esfera de los libros), de Pablo Victoria.
Actualmente, no es raro escuchar en pensadores de la talla de Marcelo Gullo o Elvira Roca Barea la responsabilidad hispánica al aceptar dicha leyenda. En su caso, fue todo un pionero al denunciar que "los españoles han asumido la Leyenda Negra como cierta y verdadera, cuando es completamente falsa. España nunca cometió atropellos desde sus instituciones en América y, de hecho, protegió a las minorías como negros e indígenas".
Lejos de quedarse en la oposición, el Victoria historiador trató de ofrecer una siempre una alternativa, resaltando hasta la extenuación la herencia hispánica de América, refutando sus mitos y ensalzando sus verdades y resumiendo un "propósito civilizador" basado en la "lengua, espada y cruz".
"Espada, porque los mares eran libres y quienes por ellos navegaron hacia tierras desconocidas, debían cuidar sus propias vidas. Cruz, porque tras ella venían por primera vez en la Historia el respeto a los Derechos Humanos, primeramente evocados y mandados en el codicilo testamentario de la reina Isabel La Católica, y porque la cruz también significaba el espíritu con que se inició la conquista de las almas, antes que la conquista de los territorios. Lengua, porque nada une más a un pueblo que esa comunión sacrosanta de poderse comunicar sin barreras artificiales, sin babeles que dispersen a los hombres en riñas tribales y propósitos pequeños y discordantes".