Miquel Feliu, de 18 años, es un joven que ha inspirado a mucha gente por su actitud alegre y esperanzada ante el cáncer que atraviesa. Vive con su familia en Sant Cugat del Vallés, una familia de fe católica viva que lo apoya, y que al mismo tiempo aprende de él por la alegría que contagia. En las redes sociales o en encuentros de jóvenes habla de su actitud ante la vida, la enfermedad y Dios. Y ahora ha contado su experiencia en Contagiosos, la serie de testimonios en vídeo de Infinito + 1 y Juan Manuel Cotelo.
"Estudio Derecho y Global Governance, me encanta el fútbol, me encanta viajar, me encanta ir en bici, cualquier deporte me flipa, y estar con los amigos, pasar tiempo con ellos, con la familia. Disfruto mucho de la vida, casi cualquier cosa me hace disfrutar", explica como punto de inicio.
"Yo no había pisado nunca un hospital... hasta que lo pisé para quedarme". Le explicaron que tenía un sarcoma de Ewing, que es un cáncer grave, potencialmente mortal. "Ahora ya sabíamos qué cáncer era y ya podíamos ponernos a devolverle los golpes; empezamos la quimio y empezamos a defendernos de verdad", explica.
¿Qué puedes mejorar? Tu actitud
"Lo único que puedo cambiar en todo esto es mi actitud, es lo único que de mí depende. Buena actitud o mala actitud... Realmente, me cuesta lo mismo, porque es una decisión", añade.
"Creo que lo importante es mirarle a la cara al cáncer, sonreírle y decirle: 'voy a seguir luchando y pasándolo bien mientras lucho; estás aquí, pero como si no estuvieras'".
En ese contexto, cree que también ha crecido su fe y su amor a los demás. "Un tío que reza mucho pero que no ama a todo el mundo, es que no se lo cree. Yo creo que lo bonito es cuando amamos a los que más nos cuesta amar y cuidamos a todo el mundo", insiste. Incluso algo tan sencillo como una sonrisa, dice, "tiene un poder incalculable".
Su madre constata lo que hace especial a Miquel: "Transmite alegría, felicidad, risas y esperanza, buen humor y ejemplo de fortaleza y de superación", dice ella.
Del dolor y la enfermedad, también salen cosas buenas
Por supuesto, Miquel se hace preguntas sobre Dios y el dolor. ¿Por qué Dios consiente el dolor, por qué no lo soluciona todo con un chasquido?
"Yo por mí no haría ni una quimio más, obviamente, pero al final creo que Dios no planea el mal en sí, pero saca cosas maravillosas del mal y del dolor y en la primera persona en que he visto cosas espectaculares es en mí. Gracias a esta enfermedad, quizá todo este sufrimiento cobra sentido por las cosas buenas que te pasan".
Jesús acompaña y da fuerzas
"Siempre digo que Jesús sufre conmigo las quimio, que entra en la sala conmigo y se engancha en un cable con la quimio, y yo llevo un cable, y Él otro, y al final siempre meto la mano en el bolsillo, donde me gusta llevar siempre la cruz cuando hago quimio, y el simple roce de mi mano con la cruz ya me reconforta y pienso que estoy unido en el dolor de Cristo y que esto al final es lo que me llevará al Cielo".
En los momentos más duros, Miquel dice: "Jesús, mira, hoy no puedo más, soy un hombre, soy muy poca cosa, acepta mi pequeñez, y hoy necesito que te encargues tú". Dice que entonces enseguida se encuentra un poco mejor.
"Es una locura, esto se lo explico a la gente y dice, 'este tío está loco', pero después lo vives, y dices: 'qué bonito estar destrozado un día, decir 'ya no puedo más', y empezar a estar mejor... es espectacular".
A los que hoy se encuentran enfermos y hundidos les dice: "podéis hacer un bien a la gente que os rodea y a vosotros mismos si intentáis tomaros esto con buen humor y con buena actitud. Poder hacer felices a los demás, ¡qué cosa más grande!"