Entre los decretos firmados este 25 de noviembre por el Papa Francisco, está el reconocimiento como mártires, que serán beatificados, de dos personas con casos muy distintos.
El decreto papal establece que el laico Floribert Bwana Chui, ligado a la Comunidad de San Egidio, fue asesinado por odio a la fe, aunque la causa más directa de su asesinato en el Congo en 2007 es que se negó a aceptar sobornos que habrían permitido circular alimentos en mal estado.
El otro caso es el del sacerdote diocesano vietnamita Truong Buu Diep (1897-1946), que fue asesinado por unos militares que querían matar a todos sus parroquianos. Él se presentó para convencerles de que le mataran sólo a él y dejaran vivir al resto de la feligresía. Atrajo sobre sí la rabia de los violentos y salvó así a muchos.
Floribert Bwana Chui: un mártir de la honestidad
Floribert Bwana Chui bin Kositi nació en Goma, República Democrática del Congo, cerca de la frontera con Ruanda, en una familia acomodada, aunque sus padres se separaron cuando él era pequeño. Recibió buena educación y fue bautizado y confirmado a los 11 años. De niño fue monaguillo, lector y cantaba en el coro parroquial. Estudió derecho en Goma y obtuvo Matrícula de Honor en su primer año. Le gustaba leer, aprender y argumentar con profundidad. Leía libros de política y economía y la revista «Jeune Afrique».
Como estudiante de Derecho se rebelaba contra detenciones arbitrarias de personas vulnerables en Goma, y aceptó un cargo de Secretario Provincial encargado de la juventud del partido RCD-Goma («Agrupación Congoleña por la Democracia»).
Con dos amigos de su parroquia del Espíritu Santo fundó una asociación que se convirtió en la ONG Amis pour la Paix, que visitaba barrios paupérrimos de Goma. En 2001 conocieron la Comunidad de San Egidio y la quisieron impulsar desde su parroquia. En 2002, en medio de la destrucción causada por el volcán Nyiragongo, Floribert y sus amigos pasaron a vivir con los más pobres.
Pasado 2006, Floribert y su amigo Ruzinge trabajaban en la Oficina Congoleña de Control, que hacía controles de calidad de alimentos dañados o caducados. En Goma verificaba estos controles. Sus amigos recuerdan que Floribert hablaba mucho contra la corrupción y decía que el dinero no es nada, que es más importante la propia dignidad. En esta época ya no estaba implicado en la política de partido.
Un fin de semana le llamó por teléfono un comerciante que le ofreció un soborno de 2.000 dólares. Él lo rechazó, pero le llegaron más ofertas. Se negó insistentemente. Lo comentó con un amigo: no sólo sabía que estaba mal, también le preocupaba dañar a los pobres con comida estropeada.
El 7 de julio de 2007, al salir de comprar una corbata en una tienda, fue secuestrado en un vehículo sin matrícula. Dos días después, el 9 por la tarde, fue encontrado su cuerpo en un descampado. Descartadas otras motivaciones, todos los que le conocían lo relacionaron con su oposición a dejarse sobornar.
Tumba de Floribert Chui, ahora reconocido como mártir y beato por la Iglesia.
Para la Iglesia africana, su ejemplo es un modelo de entereza frente a la corrupción y los sobornos, que carcomen el desarrollo de las culturas africanas.
Truong Buu Diep, el pastor que se entregó por sus ovejas
Diez años después de iniciada oficialmente su causa, el sacerdote vietnamita Francisco Javier Truong Buu Diep es declarado mártir por la Iglesia Católica.
Desde su asesinato en 1946, muchos vietnamitas le consideraban un héroe, y los católicos un intercesor. Muchos, incluso no cristianos, rezan ante sus restos en la iglesia de Tac Say, en la diócesis de Cân Tho. Entre sus devotos está el cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Mân, hoy de 90 años, arzobispo emérito de Ciudad Ho Chi Minh, que conoció al mártir cuando tenía ocho años de edad.
El padre Diep acompañaba a desplazados por las guerras en Vietnam y Camboya. Dondequiera que iba, decía el cardenal, "se comprometía a construir un lugar de culto y para construir casas para los fieles. Él vivió y murió por ellos."
El padre Diep nació en 1897 en un pueblo en el suroeste de Vietnam. Estudió en el seminario mayor de Phnom Penh, y fue ordenado en la capital de Camboya, fue en 1924. Fundó varias comunidades parroquiales en Camboya y Vietnam. A partir de 1930 fue destinado a la parroquia de Tac Say, donde sería asesinado 16 años después.
Un santuario al padre Diep, asesinado en 1946, muy venerado en Vietnam.
A la llegada del Vietminh (las tropas aliadas de comunistas y nacionalistas contra la dominación colonial francesa) muchos sacerdotes abandonan el área pero él se quedó con los fieles. Le detuvieron 3 soldados japoneses que se habían incorporado al Vietminh.
El padre y los católicos tenían enemigos, un hombre que había ocupado unas tierras parroquiales ilegalmente. Este hombre acusó a la parroquia de conspirar con los franceses. Los japoneses del Vietminh y sus compañeros encerraron a los cristianos en un granero y hablaban de quemarlos vivos a todos.
El padre Diep se ofreció a ser asesinado él solo, suplicando que los otros cristianos pudieran vivir. Los japoneses lo asesinaron, mutilaron su cadáver y lo arrojaron a un estanque poco profunda, pero los devotos lo recuperaron luego. El superior militar de los asesinos los hizo ejecutar, asustado por su crueldad.
El santuario del padre Diep en Bạc Liêu es hoy un lugar de peregrinación.