Cuando Fernando Gutiérrez cubrió el conflicto armado en Gaza e Israel creía haber cumplido su sueño como periodista. Acudir a la guerra y tener contacto unos meses antes con migrantes fue un punto de inflexión. Hacía tiempo que, con 18 años, decidió poner fin a su práctica religiosa y dejó de lado la fe.
Pero entonces, tras el contacto con los necesitados, cuenta a Religión en Libertad que comenzó a ver como Dios obraba en su vida. Hoy, dirige el proyecto Hijos de María -Mary's Children-, asentado en Kenia con una misión: llevar el evangelio y defender "lo más importante, la vida", en un lugar donde el lobby antinatalista incrementa su dominio.
Desde que tiene uso de razón, Fernando tiene dos recuerdos, una arraigada educación religiosa y el "continuo cambio de ciudades y colegios" debido al trabajo de su padre Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, ex Comandante General de Melilla y actual senador en las Cortes Generales.
Siempre vivió su fe en familia "como algo natural", con su padre como "ejemplo espiritual de la casa".
"Fui bautizado a los 13 días de nacer, recibí por primera vez a Cristo con 10 años e hice mi Confirmación a los 16, un poco siguiendo lo que tocaba hacer en aquel momento, siendo poco o nada consciente de lo que significaba realmente", detalla.
"De vacío en vacío"... hasta que apareció Dios
Finalmente, con 18 años, cuenta que decidió "poner a Dios fuera" de su vida, dando paso a más de una década "viviendo de vacío en vacío, entregado a los placeres mundanos y a la mala vida".
Sin embargo, algo cambió en torno a 2010, ya como periodista en Melilla y Marruecos.
Conociendo la realidad de los jóvenes migrantes, Gutiérrez encontró a Dios "en cada uno de ellos. Así, de frente, Dios se hizo presente en el momento que menos me imaginaba. Mirando al cielo, me decían `la fuerza de Dios´, cuando yo les preguntaban cómo eran capaces de no perder la esperanza y la alegría en las circunstancias tan terribles por las que habían pasado".
Dos niños del actual proyecto misionero de Fernando Gutiérrez, Mary's Children Mission.
Así, empezó a "ver la mano de Dios" en su vida, a punto de cubrir el conflicto armado en Israel y Gaza.
"Entendí que la paz llegaría, en aquella zona y en todo el mundo, el día que aceptemos todos el mensaje de Jesús", menciona.
"Los niños por nacer, los Hijos de María": el plan de Dios
Sin saber bien cómo integrar en su vida aquel reencuentro con Dios, acudió al origen de su vocación misionera. Siendo un niño, recuerda como "entró con fuerza" en su corazón la labor de Madre Teresa en Calcuta y, si había respuestas, estaban allí, con los más pobres.
La respuesta llegó antes de lo que esperaba, en 2016, "nada más pisar Calcuta": "Supe que Jesús me llamaba a dejarlo todo para seguirle. ¿Dónde? Dónde Él quisiera. Fue allí cuando el Señor me aclaró Su Plan para mi Vida. `Los niños por nacer, los Hijos de María´, me decía al preguntarle qué quería de mi".
Gutiérrez llevaba por entonces cuatro años de preparación en el seminario de los Padres Misioneros de la Caridad. Su último discernimiento vocacional tuvo lugar en 2021, cuando conoció a María, una pequeña de 8 años con parálisis cerebral y malnutrida. Fue entonces cuando supo que Dios le pedía "dar un paso, empezar de nuevo y confiar en que todo estaba y estaría siempre en Sus manos".
Aquel fue el germen del apostolado que sería su vida y dedicación. Pero por entonces le quedaba cerca de una década sirviendo a los más pobres, entregándole en 2015 "un cheque al Señor y dejándolo todo atrás. Cuando sabes que es Dios quien te lo pide, mirar atrás no se contempla ni por un segundo. Mi vida, mi trabajo, mi casa, mi coche, mis amigos y mi familia. El Señor lo pide todo porque lo da todo".
"Llévales a Su Madre"
A lo largo de casi 10 años de misiones, reconoce que son muchos los momentos que quedarán grabados en su memoria y en su alma. Pero si tuviese que elegir, se remonta de nuevo a Calcuta, en una de tantas personas a las que acompañó y consoló en sus últimos suspiros de vida.
"Recuerdo haber recogido un día a un hombre que agonizaba en la calle y, tras llevarle a Kalighat, la Casa de las Misioneras de la Caridad en Calcuta) se cayó prácticamente muerto en mis brazos. Miraba a mi alrededor y solo en Dios encontraba consuelo", relata.
Su proyecto apostólico estaba a punto de nacer. Solo quedaba silencio y oración, y el Señor respondió. Cuando quise saber qué quería de mí, escuché: 'Los Hijos de María, llévales a Su Madre, Ella hará el resto´".
Mary's Children ya tenía un nombre y un objetivo, "llevar a los niños al encuentro con la Virgen. Y ella solo puede hacer una cosa: llevarles a Jesús".
Gutiérrez, con una joven de Mary's Children.
La defensa de la vida, "no hay nada más importante"
Si bien llevaba gestándose y probándose un tiempo, el apostolado nació el 19 de marzo de 2022, solemnidad de San José. Y la forma en que se concretó fue enfrentar el aborto ayudando a madres embarazadas sin recursos.
"No hay, para mí al menos, nada más importante que la defensa de la vida. El resto de cosas no tienen importancia si no defendemos a los indefensos, a nuestros enfermos y a nuestros mayores. Hijos de María comienza esa batalla en los barrios más pobres de Kenia, donde ya han llegado aquellos más preocupados por el control de la natalidad que por el Amor", explica.
Para ello, el proyecto de Fernando Gutiérrez y los hijos de María -que, dice, "somos todos"-, proporciona toda la ayuda necesaria, material y espiritual, para que las madres puedan serlo en las mejores condiciones posibles y que se ven solas en el que quizá sea el momento más importante de sus vidas".
La ayuda llega "sean cuales sean las circunstancias vitales" de las madres en el momento del encuentro. "No se escatiman esfuerzos" si se trata de "poner el amor allí donde Dios diga que hace falta".
"Me llamo Catherine y voy a hacer un curso de peluquería para que, si Dios quiere, me ayudará a cuidar de los míos y a tener una vida independiente y cada vez mejor. La vida en Mathare es difícil, pero entre unos y otros nos ayudamos. Doy gracias a Dios por no abandonarme nunca", escribe esta joven a Mary's Children Mission.
Para la Evangelización y la vida "no se escatiman esfuerzos"
Cuando Hijos de María tiene conocimiento de alguna madre en situación de necesidad, es invitada a acudir al "Hogar Esperanza", donde pueden comenzar una nueva vida.
Se les proporciona todo lo necesario durante el tiempo que pasan en el hogar y les ofrecen un taller de costura en el que aprenden a coser material sanitario reutilizable. Algo más que necesario en Kenia, pues "más de la mitad de las jóvenes del país no tienen acceso a ello y acaban ofreciendo sus cuerpos a cambio de poder comprar lo necesario para no dejar la escuela".
En el año y medio que ha transcurrido de su nacimiento, Hijos de María ya ha acompañado a cerca de 150 jóvenes embarazadas. Algo más complejo resulta contabilizar la atención espiritual y su evangelización, aunque de primeras afirma primar la calidad a la cantidad.
"No debemos preocuparnos sobre nuestros resultados [numéricos]. Seguramente, lo importante no sea el número sino el amor que hayamos puesto a lo largo del camino. La evaluación final, la cuenta de resultados, es cosa Suya, no nuestra".
Fernando Gutiérrez, enseñando a rezar a los niños de Mary's Children (Instagram / @maryschildrenmission).
Preguntado por la forma en que se puede colaborar, su primer llamado es a la oración, a rezar "por los niños que van a nacer, que sufren el hambre, la guerra, el abandono o el abuso". También por las madres que se encuentran en soledad y pobreza en el momento de su embarazo y que, con más facilidad, pueden acabar cometiendo errores "que les marcarán el resto de sus vidas".
Junto con la oración, la principal forma de sostenimiento de Hijos de María pasa por "el tiempo y cariño por los más pequeños" que dedican quienes visitan la misión de Kenia, así como por donaciones económicas y materiales.
Puedes ayudar a Hijos de María desde este enlace.
Fernando Gutiérrez se despide de Religión en Libertad recordando que "el Cielo es de los niños" y ofreciendo cinco consejos para quienes se plantean adentrarse en las misiones por primera vez:
1º El primer consejo que les daría a los jóvenes, haciendo uso de las palabras de San Juan Pablo II, es que no tuviesen miedo de mirarle a Él. Y a Él en La Cruz.
2º Que sigan lo que hay en sus corazones y no lo que hace la mayoría, pues en su corazón está el tesoro que Dios quiere que compartan con el mundo.
3º En tercer lugar les diría que encontrarse con Dios en los más pobres cambia vidas. Ya nada es igual después de compartir nuestro tiempo y nuestro cariño con quienes más sufren.
4º También les digo que abran sus corazones, que no cierren las puertas a entregarse por completo a lo que les hace realmente felices de acuerdo a la voluntad de Dios y no a la felicidad que nos vende el mundo.
5º Por último, que confíen, que no duden ni un momento en que Dios está al mando de la misión y de cada una de nuestras vidas. Que puedan un día decir, como dijo San Pablo a Timoteo: “Sé de quién me fiado”.