Milo Yiannopoulos es a sus 36 años temido y odiado por la progresía anglófona por su falta de complejos ante la corrección política y por sus duros ataques al feminismo y al lobby gay, a pesar de que él mismo era homosexual declarado, al menos hasta ahora. Y es que este excéntrico y polémico escritor y conferenciante acaba de anunciar su abandono de este estilo de vida y la consagración de su vida a San José, acercándose así a la fe católica.
Utilizando su típico estilo directo y en ocasiones duro, Yiannopoulos, referente de la "derecha alternativa y exredactor jefe de Breitbart, ha vuelto a dar otro golpe al lobby gay tras haber asegurado en el pasado que uno no nace homosexual y que también puede dejar de serlo. Y así es como ha optado por la abstinencia y por la ayuda de Dios.
En una entrevista con LifeSiteNews, Milo confiesa que “el chico con el que vivo ha sido degradado a compañero de casa, lo que no ha sido fácil para ninguno de los dos”. Este polemista profesional asegura su propia vida “ha cambiado drásticamente” y que contar los días en los que ha vivido en castidad “es un baluarte eficaz contra el pecado”. Así, revela que “en los últimos 250 días sólo he tropezado una vez, lo cual es mucho mejor de lo que preveía que haría”.
Este inglés afincado en EEUU también revela que este alejamiento de la vida gay “ha sido un descubrimiento gradual, más que una revelación”. De hecho, ya llevaba años criticando al lobby gay, defendiendo las terapias e incluso no rechazando que la abstinencia sexual en su caso podría hacerle bien.
Así, Yiannopoulos cree que cuanto “más amor y menos lujuria hay en nosotros” más se puede reflejar Cristo, a cuya imagen ha sido creado el hombre. Y para hablar de este punto cita a la mística, artista y escritora Caryll Houselander, que dijo: “Todo lo que es amoroso en el hombre y todo lo que es amable en el hombre, es Cristo en el hombre”.
“No quiero sugerir que ha sido fácil”, afirma Milo, volviendo a recordar que “Nuestro Señor soportó lo peor más que cualquiera de nosotros y nos dijo que tendríamos que llevar una cruz pesada cada día. Ronald Knox (sacerdote converso nda) dice que el Vía Crucis nos muestra las tres formas en las que podemos cargar nuestra cruz: con amargura, como el ladrón impenitente; con severa resignación, como el ladrón arrepentido que dijo que era lo que se merecía; o con amor, como el Señor que nunca minimizó el sufrimiento pero que dio que nos redimiría”.
De este modo, el controvertido influencer afirma que el consejo que puede dar a otros en su situación es que “la vanidad” es lo que “se interpone en el camino de aceptación de Cristo” y que si se consigue arrancar antes de que eche raíces “las cosas difíciles de repente no lo parecerán tanto”.
Por otro lado, Yiannopoulos hace una importante revelación en este proceso de conversión y cambio de vida y es la consagración de su vida a San José, cuyo Año Santo se está celebrando en estos momentos y cuya fiesta se celebrará en unos días.
El también conferenciante y escritor asegura que “los intentos seculares de recuperarse del pecado son temporales o completamente ineficaces. La salvación sólo se puede lograr mediante la devoción a Cristo y las obras de la Santa Iglesia Católica y Apostólica”.
“San José es la figura paterna espiritual de la Sagrada Familia. En esta época de locura de género, encomendarme al protector masculino del niño Jesús es un acto de fe en el Santo”, agrega.
Igualmente, sobre este descubrimiento en su vida recalca que “dicen que si dejas entrar un pecado, otros seguirán, y ahora sé realmente lo que eso significa: a medida que comencé a resistir los impulsos sexuales pecaminosos, me encontré bebiendo menos, fumando menos... Confieso que mi debilidad por los zapatos y los bolsos de marca aún no se ha disipado. Pero me estoy dando cuenta, aunque lentamente, de que la lujuria, según Agustín, es un deseo desordenado por todo tipo de cosas”.
Este cambio de vida también está transformando sus prioridades profesionales, “dadas mis nuevas preocupaciones espirituales”. Durante los próximos años –agrega- “me gustaría ayudar a rehabilitar lo que los medios llaman ‘terapias de conversión’. Funcionan, aunque no para todos. En cuanto a mis otras aspiraciones y planes, no hay cambios: siempre he considerado el aborto como el horror moral preeminente de la historia de la humanidad. Seguiré diciéndolo, incluso más alto que antes”.