En muchas culturas se hacen bromas y chistes sobre la relación que suele haber entre yernos y nueras con las suegras. Muchas veces, no sin razón. Ya que, a menudo, la convivencia puede ser difícil y se requiere esfuerzo y, sobre todo, oración. Aunque, afortunadamente, los católicos cuentan con la intercesión de la que se conoce como "la patrona de las suegras".
La beata Marianna Biernacka, nacida en Lipsk (Polonia), está considerada la patrona de las suegras ya que, durante la Segunda Guerra Mundial, dio su vida por su nuera embarazada. Cuando escuchó la orden del soldado alemán para que su nuera se vistiera y saliera de casa, ella decidió postrarse a sus pies y suplicar que la perdonara: "Señor, ¿a dónde va ir? Déjela, yo mismo iré por ella". Y el soldado aceptó el intercambio.
El cumplimiento de una vida
"Cuando miramos su sufrimiento, vemos cómo se dejó guiar por el Espíritu Santo. Su decisión de dar la vida por su nuera fue el cumplimiento de toda su vida. Podría haber permanecido pasiva y aceptar las decisiones de los torturadores, podría haberse sacrificado por su hijo. Pero decide dar su vida por su nuera. Esta es la gran sabiduría de una suegra y de una abuela", dijo sobre ella el obispo Mazur.
Marianna nació en 1888 en una familia de cristianos ortodoxos y se hizo católica en 1905 a los 17 años. A la edad de 20 años contrajo matrimonio con Ludwik Biernacki, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos. Al quedar viuda, fue cuando se fue a vivir con su hijo Stanislaw y su mujer Anna, a la que salvó de los nazis.
El 1 de julio de 1943, los nazis comenzaron una serie de ejecuciones en masa como venganza por la muerte de soldados alemanes en una villa cercana. Los soldados trataron de llevarse a su hijo y a su nuera, que se encontraba encinta, por lo que Mariana, para salvar la vida de la madre y su futuro nieto, se ofreció para ser llevada a ejecutar en lugar de ella.
El cambio fue aceptado por el soldado y Mariana Biernacka, tras dos semanas en prisión, fue asesinada a los 55 años, junto a su hijo, de un disparo. La muerte tuvo lugar el 13 de julio de 1943 en Niemowicze, Grodno, entonces parte de Polonia pero actualmente territorio Bielorruso.
Nunca olvidó el gesto de su suegra
A pesar de la persecución y la crueldad de la guerra, Marianna Biernacka no perdió nunca la fe en Dios, en la familia y en esa nueva vida que su nuera llevaba en el corazón. Cada vez más mujeres recurren a ella como patrona y defensora de la vida. Incluso familias enteras, así como matrimonios que no pueden tener hijos y mujeres embarazadas, piden su intercesión.
El 13 de junio de 1999, San Juan Pablo II anunció que Marianna estaría entre la lista de mártires de la Segunda Guerra Mundial. La beatificación provocó un gran interés por su vida, no sólo en la diócesis de Ełk, sino también en toda Polonia y en el extranjero.
La nuera de la beata Mariana, Anna Biernacka, murió en 2014, a la edad de 98 años. Anna gozó de buena salud hasta el final y nunca olvidó a su suegra, que dio su vida por ella y por su hijo por nacer. "Era amable, trabajadora y siempre estaba dispuesta a ayudar, recuerda el nieto de Anna", Stanisław Betko.
Un lugar de veneración especial de la beata Marianna Biernacka es la parroquia de Nuestra Señora del Ángel en Lipsk. El Papa estableció el 12 de junio como día de las memorias litúrgicas de la Beata Marianna y de sus 107 compañeros mártires.