En un país como Irlanda en el que los héroes nacionales han sido siempre los escritores -así lo indican sus Premios Nobel, los nombres de las calles principales y hasta las grandes figuras de su independencia-, el cantante, poeta y compositor irlandés Shane MacGowan (1957-2023) no podía ser menos y dejar de tener un funeral a su altura.
El famoso cantante de The Pogues, coautor del mega éxito navideño "Fairytale of New York" -que encabeza las listas cada diciembre, más de 35 años después-, falleció el pasado 30 de noviembre, tras ocho años de luchar contra diversos problemas de salud. Este viernes ocho de diciembre tuvo lugar en Irlanda su multitudinario y católico funeral.
Como si de la muerte de un jefe de estado se tratara, fueron muchos los rostros reconocidos que se desplazaron hasta la iglesia principal de Tipperay, en el condado de Munster (Irlanda), entre ellos, el actor Johnny Depp -que se le pudo ver muy afectado-, el cantante Bono de U2, Nick Cave y hasta el presidente irlandés Michael D. Higgins.
El poeta que hablaba desde la brecha
A diferencia de lo que es habitual, el funeral de Shane no fue algo triste, la alegría de sus amigos por el tiempo recorrido junto a él y la esperanza de los creyentes de que ya descansa en un lugar mejor, brotaba por todos los rincones del templo.
El padre Pat Gilbert, párroco de Nenagh, de la diócesis de Killaloe, habló en su homilía de cómo el artista "conectó lo cultural, lo sociológico, lo espiritual, lo físico y lo metafísico en una traducción coherente de lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor". The Pogues fue una banda londinense que fusionaba la música tradicional irlandesa con el punk rock.
Puedes ver aquí la bella canción que cantaron sus compañeros artistas en su funeral.
Shane MacGowan era católico y murió católico, aunque, también es cierto, pasó largos años alejado de la Iglesia coqueteando con religiones orientales, incluso cayendo en ocasiones en ofensas a la fe.
Pero, como Jesús está para quien le busca, cómo señaló el padre Gilbert, él tenía "una gran fe en Nuestra Santísima Virgen y recibía la Sagrada Comunión en esta iglesia con regularidad". Solicitó y recibió los sacramentos antes de morir.
La fe de Shane se iría fortaleciendo a medida que los años le comenzaban a pesar y vislumbraba ya de cerca la muerte debido a sus múltiples enfermedades.
"Siempre me encantaron las vidas de santos, y creo en los santos, siempre lo he hecho, les rezo todos los días y a Jesús y a su Santa Madre", comentó Shane en una entrevista hace algún tiempo.
"He tenido mucha suerte en mi vida, mucha suerte. Nací el mismo día de Navidad, el cumpleaños de Jesús, y me gusta que la gente no pierda la esencia de la Navidad. No se trata de Papá Noel o de regalos, se trata de las enseñanzas de Cristo, que es amor. Jesús perdona a todos y debemos practicar el perdón tanto como podamos", añadía.
MacGowan, que quiso ser cura de joven, leía a Dostoyevski y a menudo usaba imágenes católicas en sus canciones, habló también de cómo su vida estuvo ligada a la fe desde bien pequeño. Nacido y criado en Inglaterra pero de padres irlandeses, Shane visitaba Irlanda con frecuencia y se quedaba con su familia en una cabaña de piedra en el condado de Tipperary.
"No recuerdo exactamente cuál fue el primer cuadro que vi en mi vida, pero estoy seguro de que fue una Virgen con el Niño o Jesús con su Sagrado Corazón sangrando, o tal vez San Martín de Porres. La casa en la que crecí tenía muchas imágenes sagradas y una foto del Papa y otra del presidente JFK. Era una familia muy religiosa", explicaba.
Identidad moldeada por el catolicismo
Cuando era niño, sus perros se llamaban "Pedro y Pablo", y solía caminar a misa diaria con su tía Nora mientras rezaban el rosario de camino.
MacGowan, que se llamó a sí mismo un "católico librepensador", sentía una fuerte conexión con la Iglesia.
"El Sagrado Corazón de Jesús y una estatua de María sosteniendo a Jesús ocupan un lugar de honor en su apartamento de Dublín hasta el día de hoy. Shane lleva siempre un crucifijo alrededor del cuello", escribió su biógrafo en 2021.
Al escuchar la música de MacGowan y mirar sus dibujos queda claro que su identidad está moldeada por el catolicismo irlandés. "Quería escribir canciones para mantener viva la tradición irlandesa, ayudar a que la música irlandesa estuviera de moda en todo el mundo. Que la gente no se avergonzara de ser irlandesa, que estuvieran orgullosos de ello, porque somos una gran nación", relataba.
Como cantante principal de The Pogues, MacGowan tuvo una vida repleta de excesos, drogas y alcohol. Y es, precisamente, desde esa brecha oscura, desde donde el artista intentó hablar siempre a todas aquellas personas que estaban al borde de la fe.
Cuando era adolescente, MacGowan se metió en las drogas, en particular en el LSD y la heroína, lo que afectó a su control de la realidad y le hizo pasar seis meses en un hospital psiquiátrico.
Su famoso comportamiento autodestructivo llevó al autor de un libro humorístico sobre cultura irlandesa a titularlo ¿Shane MacGowan sigue vivo? Incluso estando casi siempre ebrio, Shane cantaba canciones que recibían elogios de los fans y de los músicos. Sus letras a menudo se basaban en su vida difícil, que incluía enfermedades, embriaguez, palizas callejeras y la prostitución masculina.
Las canciones exploraban la degradación y la violencia, a menudo con humor y un toque de redención. "La Novena de Lorca", por ejemplo, en el álbum de 1990, o "Hell's Ditch", que incluye un asesinato espantoso pero también una idea de resurrección, vinculado a unas mujeres que rezaban en una capilla cercana:
"Madre de todas nuestras alegrías /
Madre de todos nuestros dolores /
Intercede ante él esta noche /
Por todos nuestros mañanas".
La conocida canción 'Fiesta' de The Pogues.
La salud de MacGowan había empeorado durante los últimos años. Una caída en 2015 le fracturó la pelvis y lo dejó en silla de ruedas por el resto de su vida. El tiempo en el hospital le ayudó a dejar de consumir heroína, pero siguió bebiendo alcohol. En 2018 se casó con su novia Victoria Mary Clarke, quien lo cuidó en sus últimos años. Pasó la mayor parte de los últimos cuatro meses en un hospital.