El pasado 4 de julio se celebró en Estados Unidos el Día de la Independencia. Durante su discurso a los estadounidenses desde el Lincoln Memorial de Washington, el presidente Donald sorprendió homenajeando a ciudadanos del pasado y del presente que han hecho mejor al país.

Y fue entonces cuando sorprendió hablando de una de estas personas. “Desde nuestros primeros días, los estadounidenses de fe han levantado nuestra nación”, dijo el mandatario. Y añadió: “Hoy nos acompaña la hermana Deirdre Byrne. La hermana Byrne es una cirujana retirada del Ejército que prestó sus servicios durante 30 años. El 11 de septiembre de 2011, la hermana corrió a la Zona Cero. Entre el humo y los escombros, administró primeros auxilios y cariño a todos. Hoy, la hermana Byrne dirige una clínica médica que atiende a los pobres en la capital de nuestra nación. Hermana, gracias por tu vida de servicio”.

Tres uniformes que la han convertido en heroína de EEUU

Deirdre Byrne ha servido a los demás con varios atuendos: con su bata de cirujana médica, con el uniforme de coronel del Ejército y ahora con el hábito religioso, que es al que quiere dedicar el resto de su vida. Y con los tres ha podido recorrer el mundo ayudando a los heridos y necesitados: Afganistán, Egipto, Haití, Kenia, Corea, Irak o Sudán…

Incluso su formación médica le ha permitido ser la que atendiera a la Madre Teresa durante sus viajes a EEUU, o la encargada de supervisar el postoperatorio del cardenal Hickey, arzobispo entonces de Washington, tras ser operado a corazón abierto en 1996. Ya entonces empezó a sentir la vocación a la vida religiosa. Ella quería formar parte de una orden tradicional y en la que la Eucaristía fuera el centro. Pero pasarían unos años antes de que acabara dando el salto a esta vida.

Mientras tanto, la hermana Byrne hizo varias experiencias misioneras  en la que ayudaba a las comunidades religiosas como médico. También en California se dedicó un tiempo formando a personal sanitario que iba a partir a la misión.

Esta inquietud por la vida religiosa iba en aumento en ella. Pero buscaba cuál sería su sitio. Así fue como conoció una pequeña congregación llamada las Pequeñas Operarias de los Sagrados Corazones, centradas en la Adoración, la Educación y la Salud.

Deirdre hizo una primera profesión de votos, pero entonces el Ejército de Estados Unidos volvió reclamar su ayuda. Así fue como acabó llegando al grado de coronel. En ese tiempo estuvo, entre otros destinos, en Afganistán. “Estábamos a solo seis millas de la frontera con Pakistán, y escuchábamos los misiles sobre nuestras cabezas", contaba en una entrevista en la revista médica Georgetown . "El hospital era una de las pocas zonas seguras en la base, ya que estaba a prueba de bombas, por lo que nuestros pacientes estaban protegidos”, agregaba.

Ella reconoce que durante aquel tiempo “tenía un pie en la vida religiosa y otro con el Tío Sam”. Pero finalmente cuando regresó de Afganistán en 2009 se retiró del Ejército y profesó los votos perpetuos como religiosa. El uniforme militar era ya parte de su pasado.

En estos momentos esta monja supera los 60 años y dirige en Washington el Hospital Sibley. “Soy cirujano general. Hago cirugías gratuitas para los pobres y los refugiados”, relata al National Catholic Register. Además, cada año viaja a Haití para realizar allí también operaciones.

Médico de cuerpos y almas

Aunque doctora, la hermana Byrne es antes monja. Y como tal quiere llevar almas hacia Dios. Cuenta que “cuando estoy en la clínica con un paciente que cohabita con su pareja o que usa anticonceptivos trato de hablar honestamente con esta persona acerca de la voluntad d Dios".

También, antes de las cirugías les recuerda antes de recibir la anestesia que aunque esperan una recuperación completa  existe una pequeña posibilidad de morir y encontrarse cara a cara con Dios. “Deberías reconsiderar tu vida”, les dice. Y sus pacientes –agrega- no se ofenden con sus palabras. “No lo digo porque les juzgo, lo digo porque les amo".

Especialista en revertir abortos químicos

La hermana Byrne encabeza también otra misión, que al igual que la de militar y cirujana ha logrado salvar numerosas vidas. Es una decidida provida y tiene un gran éxito en la reversión de abortos químicos.

Esta religiosa ayuda a las mujeres que han tomado la píldora abortiva y que se arrepienten de haberlo hecho. Si acuden a ella dentro de las 72 horas posteriores a la toma de la píldora, ella puede tomar medidas para revertir los efectos abortivos de la píldora y, potencialmente, salvar la vida del niño en desarrollo.

Salva a la mitad de los bebés que llegan

La hermana Deirdre afirma que tiene una máquina de ultrasonido en su convento y que, al usar la tecnología médica disponible, pueden salvar a alrededor del 50% de los bebés cuyas madres acuden a la clínica para pedir ayuda para revertir el aborto.

La hermana Deirdre explicó que trata de consolar a las mujeres embarazadas, asegurándoles que, independientemente del resultado para salvar la vida de su hijo, Jesús está muy satisfecho con lo que están haciendo ahora. "No importa lo que pase", dice ella, "si tu bebé muere o si su bebé sobrevive", Cristo está satisfecho con el intento de salvarlo.

A menudo, los pacientes que están esperando han visitado Planned Parenthood, donde se les ha dicho que el embarazo es “solo un grupo de células”. Se les dice: “tú eres negra, no estás casada, necesitas el dinero. Tienes que matar a tu bebé”.

Sobre el reconocimiento público por parte de la Casa Blanca el pasado 4 de julio afirma sentirse muy sorprendida y no merecedora de este honor, como sí lo eran las personas con las que estaba sentada.  “Fui militar, por una parte, y creo que la mezcla de las tres cosas que hago, ser cirujana, servir en el Ejército y ser religiosa llamaron la atención de la Casa Blanca”, asegura con sencillez.