Natalie Saracco es directora de cine y escritora francesa, pero ante todo es una creyente que tras estar en una experiencia cercana a la muerte en un accidente tuvo un impresionante encuentro con el Sagrado Corazón que provocó en ella un impulso para llevar al mundo ese amor que sintió en aquel instante.
Esta cineasta, directora de La Mante Religieuse, ya era católica practicante cuando en 2008 su vida cambió totalmente después de que ella y un amigo suyo sufrieran un gravísimo accidente de coche en una carretera francesa. Mientras estaba atrapada en el coche y su vida se apagaba su gran preocupación es que no se había confesado.
Pero entonces una voz en su interior le dijo que Dios ya conocía las intenciones de su corazón. Tras estas palabras, Natalie asegura en los testimonios y conferencias que ha ido ofreciendo estos años que fue transportada a otra dimensión en el que Jesucristo se le apareció mostrando su corazón con una corona de espinas.
La huella del Sagrado Corazón
Este Sagrado Corazón dejó una huella imborrable en esta mujer, y entonces su vida ya no fue igual. Sobrevivió, se recuperó bien y desde entonces intenta llevar al mundo el amor que procede del Corazón de Cristo.
En una entrevista en el National Catholic Register, Natalie Saracco asegura que el accidente y la experiencia cercana a la muerte que experimentó la sumergió en un “amor a Nuestro Señor” desconocido para ella hasta entonces.
“Ya era católica practicante antes del accidente, al igual que toda mi familia, pero mi relación con Dios era más intelectual. Iba a misa el domingo, recibí la Sagrada Comunión, pero era una una fe ‘tranquila’. Y este suceso fue para mí como un encuentro de amor único que sacudió todos mis sentidos. Me sentí como una mujer que había soñado con un gran amor toda su vida y de repente se encontró con la persona que estaba esperando desesperadamente mientras caminaba por la calle”, relata esta cineasta francesa.
Gracias a este suceso confiesa haber descubierto de verdad el Evangelio con su amor infinito y su misericordia insondable. “Pensaba que conocía al Señor y su amor, pero antes de esto sólo eran palabras. Después del accidente lo podía vivir físicamente”, recalca.
De hecho, Natalie Saracco afirma que este cambio de vida producido tras su encuentro con el Sagrado Corazón era muy visible para la gente que la rodeaba, pues incluso llegó a dejar temporalmente su carrera cinematográfica para centrarse en dar testimonio del amor de Dios en su vida.
La urgencia de dar testimonio
“Soy apasionada y le estoy dando al Señor todo lo que tengo. Hace unos meses recibí una propuesta muy tentadora para un largometraje, pero no lo haré ahora porque quiero dedicarme a la urgencia de la proclamación de la Palabra, de la conversión, para ayudar al mundo a reenfocarse en Dios”, sentencia.
El accidente le cambió la vida, pero no por las heridas sino por esta experiencia mística. Tal es así que durante un año no pudo hacer otra cosa que rezar.
“Puedo decir que cambió toda mi relación con las personas, con el mundo circundante, la naturaleza y los animales... Veo la gloria de Dios brillar a través de sus criaturas, incluso en una pequeña margarita. Disfruto de su belleza infinita y la de sus criaturas, que están involucradas en su plan divino. Dios es mucho más de lo que podemos imaginar. Tendemos a encerrarlo en una imagen preconcebida, a limitarlo para que sea nuestro”, afirma convencida.
Por otro lado, esta fuerte experiencia cambió su forma de ver la oración. Hasta ese momento no le había dado un espacio lo suficientemente importante en su día a día. Rezaba, sí, pero lo justo. Sin embargo, descubrió que “la oración es el punto de partida de todo, es nuestro cordón umbilical con Dios”.
Incluso aunque este encuentro se produjo con el Sagrado Corazón fue en este punto donde tomó plena conciencia del gran papel de la Virgen María. Natalie asegura que hasta ese momento no era especialmente mariana. Pero en aquella experiencia durante el accidente –asegura ella- “el gesto más fuerte de Jesús fue enviarme a los brazos maternos de María”.
El sufrimiento y las lágrimas de Cristo
Sobre aquel momento tiene mucho más que decir pues Natalie Saracco asegura que en aquella visión vio a Jesús llorando. Afirma que vio a Cristo “sufrir de verdad, y entendí que no era sólo por el pecado, sino también por la indiferencia de los cristianos”.
“Cuando le pregunté ‘¿por qué lloras?’, Él dijo: “Porque sois mis queridos hijos; os amo infinitamente y a cambio recibo frialdad, desprecio e indiferencia. Lloro porque no hay nada peor que ser rechazado por los que amamos". Por eso sufre Cristo. Me hizo sentir eso”, explica.
De este modo, Natalia cree que Jesús le hizo ver esto que se recordara “a la gente que debemos arder con amor por él, completamente, por lo que es, y no solo a través de unas pocas palabras pronunciadas a medias, de una manera mundana, o para calmar la conciencia”.