Oriana Milazzo (1991) jugó de joven en la A1 –la máxima categoría del baloncesto femenino en Italia– y en la sub 18 y sub 20 de la selección italiana. Sin embargo, la sed de felicidad que tenía le llevó mucho más allá, a entrar en un convento de clausura.
A sus 33 años, la ex base del prestigioso club de baloncesto Priolo hará en estos días su profesión solemne como monja de vida contemplativa de las Hermanas pobres de Santa Clara de Alcamo, en la diócesis de Trápani (Sicilia, Italia). El portal Avvenire cuenta su testimonio.
Una familia de terciarios franciscanos
Entre los modelos de fe a seguir por Oriana siempre han estado Santa Clara de Asís y una joven italiana beatificada en 2010. De hecho, cuando le tocó cambiar de nombre, la ex jugadora se puso sor Chiara Luce di Maria. Un nombre que une a la fundadora de su orden con el de Chiara Luce Badano, joven laica focolar fallecida en 1990 tras un cáncer.
Se puede decir que Oriana ha tenido dos vocaciones a la vez, o, quizá, una dentro de la otra: a la vida religiosa y el baloncesto. Esta última, compartida con su hermana Ilaria, nacida en la misma ciudad siciliana que ella, Canicattì (Agrigento, Sicilia), tres años menor, y que también jugó en la serie A1 y con la camiseta de la selección italiana.
La itinerancia propia de las jugadoras de baloncesto llevó a una joven Oriana hasta la localidad de Alcamo. Allí, comenzó a conocer de cerca la vida que, años después, decidiría seguir. Siendo una joven jugadora del equipo local, sus padres la encomendaron a una familia de terciarios franciscanos que iban a misa a la iglesia del monasterio de las Hermanas Pobres. Luego vino el traspaso al Priolo, el debut en la A1, la convocatoria de la selección... y el sueño parecía haberse cumplido.
La felicidad de Oriana no era completa, "había algo que seguía faltando, sentía una insatisfacción dentro de mí", dice sor Chiara Luce. Para superar todo este inconformismo, la joven intentaba ser útil a los demás, dedicaba más tiempo a ayudar en la parroquia y maduraba la idea de continuar con sus estudios de Medicina, con el objetivo de convertirse en médico misionera.
Su vocación, en la JMJ de Madrid
Ya en Roma, habiendo comenzado sus estudios de Medicina, se dio cuenta de que todo eso no le bastaba. "Comencé a hacerme preguntas para entender cuál era mi lugar en el mundo", confiesa. Fue en la JMJ de Madrid de 2011 cuando tuvo claro el plan de Dios, y regresó al monasterio de Alcamo de las Hermanas Pobres. "Sentí que volvía a casa", reconoce.
Así comenzó su nueva andadura con las clarisas. Dos años de postulantado, un año de noviciado, otros dos hasta la profesión temporal, el 13 de mayo de 2019, y los años que restan hasta celebrar estos días su profesión solemne. Un camino de discernimiento y formación intenso y hermoso. Sor Chiara Luce no olvida la ayuda de sus padres y familia: "siempre me han apoyado y me han hecho sentir querida".
La ex jugadora de baloncesto continuará así con su vida de oración, pobreza, y fraternidad, en el carisma de Santa Clara. En una comunidad con una historia muy antigua y fructífera. El Monasterio de Santa Clara fue fundado en 1545 por tres hermanas de Alcamo, pertenecientes a una familia noble de la localidad.
Puedes ver aquí la noticia sobre la vocación de Oriana en la televisión italiana.
La erección canónica del monasterio se remonta a 1547, poco antes del descubrimiento de la famosa imagen de María Santissima dei Miracoli en Alcamo. La historia de otros monasterios sicilianos está ligada a la comunidad de Alcamo. De ella, además, nacieron otras comunidades fuera de Sicilia: el monasterio Beata Vergine del Buon Cammino en Iglesias, Cerdeña, y, recientemente, el monasterio Klera Kintana Manajava en Ambanja, Madagascar.