Ha muerto a los 86 años, tras una larga enfermedad, el sociólogo Amando de Miguel, considerado "padre de la sociología moderna" en España. Entrevistándolo en 2015, el periodista católico Gonzalo Altozano profetizaba: "Cuando muera, los redactores urgentes de obituarios lo despedirán con un tópico: 'Amando de Miguel, el sociólogo de España'". Y así ha sido.
"El titular será consecuencia de cuarenta años asomado a las pantallas de los televisores, si bien últimamente se prodiga o lo prodigan menos, quizás porque no da bien el tipo del nuevo tertuliano, gritón e indocumentado", escribía Altozano.
Los obituarios recogen también que era catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, un superventas de la sociología popular en los años 70 y 80, autor de más de 150 libros y un renovador de la metodología y análisis sociológico en el país.
Como muchos sociólogos, hizo estudios y sondeos cuyos resultados no gustaban a los políticos que los encargaban y quedaban sin publicar, pero no sin que él pudiera comentarlos y anotarlos. Lector empedernido y curioso, escribía en 2022: "Seguramente, no habrá otra institución en España que haya conseguido tal acúmulo de datos y fuentes como el que registra mi biblioteca particular. En ella vivo".
El matrimonio y Dios
En esa misma entrevista de 2015, Amando de Miguel admitía que había tenido "cuatro mujeres (no al mismo tiempo, sino una detrás de otra, ¿eh?)" y que el aspecto matrimonial había sido "uno de los mayores fracasos de mi vida". Admitía su culpa en ello, lo atribuía "a que siempre he sido un cascarrabias. Fíjese que fui muy feliz con cada una de mis mujeres. Hasta que llegaba el momento en que no podía evitar pensar que ellas no lo eran conmigo o que nunca lo iban a ser. Lo peor es que me lo planteaba estúpidamente, obsesivamente, enfermizamente".
Apenas un año después, en 2016, Gonzalo Altozano y Fernando Díaz Villanueva lo entrevistaron para La Contra TV. Explicaba que había vuelto "a la Iglesia", o más concretamente a la vida sacramental y la misa. A eso le había ayudado su última esposa, "muy religiosa", explicaba, además de su párroco. Se casó con ella "por la Iglesia", como hizo con su primera mujer, ya fallecida. "Me han dado mucha envidia siempre los matrimonios de toda la vida", explicaba.
En este vídeo, Amando de Miguel explicaba su retorno a la Iglesia tras toda una vida alejado.
En 2016 detallaba que siempre fue "muy religioso" pero alejado de la Iglesia, quizá distraído por la sociología, sospechaba. Su amistad con el párroco de su pueblo, Enrique Cabrera, (una "vocación tardía", converso de de familia comunista) le animó a pedirle una "confesión general", que fue "una confesión maravillosa" y gracias a la cual se sintió "feliz" y "muy a gusto". (Lea aquí la historia de fe de Enrique Cabrera desde su origen anticlerical).
Exploró a los escritores españoles y Dios
Amando de Miguel en sus últimas décadas escribió muchísimos artículos de análisis, cultura y opinión, pero a pesar de su declarado interés por lo religioso y su retorno a la Iglesia, parece que no escribió acerca de su fe y su relación con Dios.
Pero en esos últimos años sí quiso investigar la visión de Dios en los literatos españoles, quizá como una forma de entender sus propias fuentes espirituales. En 2018 publicó en Internet, en La Paseata, Dios de tejas Abajo, un ensayo-recopilación sobre novelistas y ensayistas españoles que hablaban de Dios y religión. Notaba dos tendencias principales en la literatura española: "la admiración que suscita la auténtica religiosidad popular" y "el contraste de la crítica que merece el comportamiento de la clerecía, especialmente en sus rangos más elevados".
De este trabajo es representativo, por ejemplo, este párrafo que escribió sobre Azaña, escritor y líder de la Segunda República:
"Manuel Azaña, antes de llegar a ser el prohombre de la II República, publica unas memorias noveladas, El jardín de los frailes. Vienen a ser una especie de ajuste de cuentas con la “clericatura” de los agustinos de El Escorial. Recuerda que la formación religiosa de ese centro se reducía al terror de las postrimerías. “El puro concepto de lo divino era inabordable. Dios, en cuanto dejaba de ser el Señor bondadoso, de barbas níveas, que nos tuvo en sus manos durante la infancia, se transmutaba en un triángulo con un ojo en medio” (Azaña 26: 57). El oscuro escritor, pocos años después, se sintió elevado al poder político y dejó para la Historia su famosa sentencia de “España ha dejado de ser católica”. O también: “Todos los conventos de Madrid no valen lo que la vida de un republicano”. Es fácil suponer que se trataba de justificaciones de la política anticatólica de su Gobierno. La obrita El jardín de los frailes, aunque de forma novelada, bien podría haberse titulado Memorias de un resentido, y no solo en el plano religioso".
Sectas y pobreza con casa cara
Por alguna razón extraña, la vida de Amando de Miguel entroncó con muchas experiencias que vivieron otros españoles: sectas, burbuja inmobiliaria, amenazas ideológicas, terroristas y nacionalistas...
Él, que siempre reconoció que había disfrutado de adolescente con las actividades scout y de naturaleza del Frente de Juventudes, apuntó a sus dos hijos a un grupo de campamentos que luego resultó ser la secta Edelweiss (RTVE publicó una detallada teleserie documental sobre ella en 2021). Como explica el sociólogo con agilidad, su líder era "un loco que hizo creer a unos chicos que se trataba de un extraterrestre y que los llevaría a otro planeta si accedían a mantener relaciones sexuales con él y también entre ellos".
Cuando se supo todo, sus hijos, captados ambos con 10 años, tenían 17 y 18. Unos años después, cuando el líder sectario salió de la cárcel, una de sus numerosas víctimas lo apuñaló. "Una venganza lógica, por otra parte. Porque hizo mucho mal aquel hombre. Su final sí que no fue un caso de blaming the victim. El único culpable fue él", consideró Amando de Miguel.
Pasados muchos años, su hijo, arquitecto, le animó a embarcarse en un proyecto desproporcionado, construirse una casa cara y grande "por encima de mis posibilidades", admitió. Cuando explotó la burbuja inmobiliaria le dejó en la ruina. Lo contó con detalle en un reportaje en El Mundo en 2014, cuando vivía con austeridad de monje, racionando la comida y el café, tratando de gastar solo 25 euros al mes en comida -varios amigos le invitaban a comer-, e intentando vender su preciada biblioteca o parte de ella para subsistir, pese a contar con una jubilación de catedrático emérito.
Valiente contra la ideología de género
Desde 2016 se mostró valiente en columnas y artículos contra la ideología de género, a la que llamaba así con toda claridad. Se significó por ayudar a su amigo el sacerdote Enrique Cabrera, en parte por ver en ella los mismos vicios dañinos que en otras ideologías, como la izquierda radical y el nacionalismo.
Enrique Cabrera, el párroco que ayudó en la fe a Amando de Miguel; de niño, Cabrera iba con su padre a los mítines del Partido Comunista, y su educación estuvo muy alejada de la fe. Cabrera y De Miguel fueron muy criticados por la izquierda radical (y cierta derecha) por protestar ante la ley autonómica de ideología de género que aprobó el PP en Madrid.
Cabrera había criticado la ley autonómica de ideología de género (del PP, de Cristina Cifuentes) y en su pueblo querían declararlo persona non grata. El sociólogo lo defendió citando a Santo Tomás Moro y una frase muy liberadora que oyó al párroco: "Quien se pone de rodillas ante Jesucristo, ya no se pone de rodillas ante nadie".
De Miguel siempre fue valiente en la expresión de sus ideas. En 1981 vivía en Cataluña y fue uno de los firmantes e impulsores del Manifiesto de los 2.300, de intelectuales y profesionales que protestaban por la inmersión lingüística obligatoria en Cataluña, por la cual los padres en esa región no pueden elegir la lengua (o la combinación de lenguas) de sus hijos en la escuela y toda la enseñanza pública preuniversitaria es obligatoria y exclusivamente en catalán.
Unos terroristas catalanistas del grupo Terra Lliure dispararon en una pierna al periodista Federico Jiménez Losantos por impulsar esa protesta. Se acosó y amenazó al resto por defender la libertad lingüística de las familias. De Miguel, como muchos otros, abandonaron Cataluña, donde aún a día de hoy, cuarenta años después, las familias no pueden elegir que sus hijos estudien en español.
En 2018, entrevistado en El Heraldo de Aragón, comentaba sobre el terrorismo: "El único terrorista arrepentido es al que le pegan un tiro sus colegas, como Yoyes. En los demás, es una cosa cínica o parcial. Podemos darles el beneficio de la duda a algunas personas y quizá su intención sea buena. Pero los terroristas de ETA no han colaborado en el esclarecimiento de los 350 atentados pendientes de resolver; y mientras no hagan eso..."
También presentó en 2004 en el Congreso de los Diputados un dictamen contra la Ley de Violencia de Género del presidente socialista Rodríguez Zapatero, aún vigente en España, que castiga de forma distinta a hombres y mujeres e invierte la carga de la prueba contra los hombres en varios casos. "Me insultaron, colgaron carteles obscenos contra mí por la facultad, tuve alumnos que se salían en mitad de la clase… Lo pasé mal, realmente mal. Pero no solo en la facultad. Un alcalde –del PP, por cierto– me declaró persona non grata, y eso que nunca había pisado su municipio. Y en el Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid, los sindicalistas me retiraron la palabra. Nadie me llamó para que aclarara mi opinión. Porque este tipo de campañas se hacen sin consultar a la persona".
Habiendo vivido esas presiones por parte de grupos ideologizados, ya anciano, pero siempre activo con columnas y artículos, en mayo de 2023 escribía en La Gaceta: "Yo me atrevo a interpretar la ideología progresista como una especie de religión de tejas abajo. Puede parecer estrambótico el reconocimiento de una extraña religión mundana para tipificar a los actuales mitos progresistas. Anotemos algunos de sus dogmas: la emergencia climática, el feminismo radical (el sexo como una decisión voluntaria) y el bobo animalismo. No obstante, no hay que extrañarse mucho de tal sustitución. Ya lo dijo Chesterton: Cuando uno deja de creer en Dios, se halla dispuesto a creer en cualquier cosa. Recuérdese el mito del becerro de oro con Moisés".