Este 18 de mayo se celebró el centenario del nacimiento de San Juan Pablo II. Muchos a lo largo de su pontificado pudieron conocerlo bien y tratarlo en profundidad como Papa y como persona. Uno de ellos fue Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, que junto a Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi se reunieron en numerosas ocasiones con él.
Con Juan Pablo II el Camino se consolidó y expandió por todo el mundo, gracias en buena medida a su abierto apoyo. En su pontificado se aprobaron los Estatutos de esta realidad eclesial, dándole así un estatus legal. Con él nacieron los seminarios Redemptoris Mater, habiendo en la actualidad 125 repartidos en los cinco continentes donde se han ordenado ya miles de sacerdotes. Y cómo olvidar las familias en misión, cuyas primeras envió el propio Papa a lugares en los que era necesario un testimonio cristiano. En la actualidad hay cerca de 2.000 familias anunciando el Evangelio en todo tipo de lugares: favelas, villas miserias, ricas ciudades descristianizadas, en la selva amazónica, en la sabana africana, en los países postcomunistas y hasta en China.
El Juan Pablo II que conoció Kiko Argüello
“En Juan Pablo II he encontrado un gigante: siempre nos ha dado el doble de lo que le habíamos pedido o esperábamos de él, siempre ha ido más allá: algo que te hacía sentir pequeño”, resume el propio Kiko Argüello esta relación del Papa santo con esta realidad eclesial.
De este modo, explica que “podemos decir que San Juan Pablo II era ‘un hombre’, sin ningún tipo de clericalismo, sin sospecha, siempre afable. Un hombre ¿digo? ‘Un amigo’. Y mejor aún: ‘un profeta’: en el VI Simposio de los Obispos Europeos, del 11 de octubre de 1985, hizo un análisis muy profundo sobre la situación de secularización de Europa, del relativismo social, de la destrucción de la familia, de la falta de vocaciones, etc.”
Pero frente a este análisis, que a primera vista parecía catastrófico, -agrega- el Pontífice "comenzó diciendo a los obispos que el Espíritu Santo había respondido ya a esta situación. Para encontrar ‘síntomas de este soplo del Espíritu’, dijo, ‘es necesario dejar esquemas atrofiados’ e ir donde se vea el Espíritu Santo actuando, donde las familias sean de nuevo reconstruidas, donde retornen las vocaciones, donde haya un verdadero crecimiento de la fe… Y concluyó afirmando que la Iglesia debe volver al Cenáculo, para recibir al Espíritu Santo que ayude en la Nueva Evangelización y por eso es necesario ‘volver a inspirarse en el primerísimo modelo apostólico’".
Ya como arzobispo conoció el Camino
El entonces obispo Wojtyla conoció y acogió en Cracovia el Camino Neocatecumenal, pero fue sobre todo durante su Pontificado donde entró profundamente en contacto con él, sobre todo visitando como obispo de Roma las numerosas parroquias en las que estaba presente esta realidad eclesial. En estas visitas fue conociendo así de forma directa qué era el Camino, cómo estaba haciendo volver a muchos alejados a la Iglesia. Vio comunidades llenas de matrimonios abiertos a la vida y llenas de jóvenes.
Para conmemorar este centenario, la cadena TV2000, propiedad de los obispos italianos, ha emitido un programa especial sobre San Juan Pablo II y el propio Kiko fue uno de los invitados que explicó desde su propia experiencia la grandeza del Papa. Y lo hizo a través de un vídeo publicado por la web oficial del Camino Neocatecumenal.
“Querido Juan Pablo II. Espero que me puedas ver desde el cielo. Estamos muy agradecidos por todo lo que has ayudado al Camino y de cómo estuviste cercano a nosotros. Fuiste nuestro amigo, nos invitaste a comer, a cenar, viniste a Porto San Giorgio, y enviaste a 150 familias en misión a todo el mundo”, comienza Kiko esta intervención
Además, recordaba que “Juan Pablo II ha sido para nosotros algo enorme: su amistad, cómo entendía bien la potencia y la fuerza de la comunidad cristiana hoy, un Camino de redescubrimiento de lo que es el cristianismo, vivido en pequeñas comunidades, esto él lo entendió con una fuerza enorme y nos apoyó siempre”.
Kiko Argüello explicó cómo el santo polaco siempre se mostró entusiasta con este catecumenado de adultos, “una iniciación cristiana verdadera, donde el hombre, recorriendo las etapas del Bautismo, descubre la potencia, la belleza, la fuerza y el coraje de dar un testimonio verdadero hoy a una sociedad como la nuestra, que sobre todo está marcada por el ateísmo, donde es necesario mostrar al mundo lo que ha dicho Cristo: ‘Amaos como yo os he amado, en este amor conocerán todos que sois mis discípulos’”.
Las familias en misión
De ahí la importancia de mostrar este amor en una comunidad cristiana. Y así miles de familias se han ofrecido en todos estos años para evangelizar en cualquier lugar, y entonces. "El Papa vino a Porto San Giorgio, y estuvimos en una carpa con 1.500 hermanos. Envió 150 familias, le explicamos que estas familias partían y aceptaron ir a cualquier parte, y por sorteo a uno le tocaba Bangkok, a otro Finlandia, etc., se habían ofrecido”, explica el iniciador del Camino Neocatecumenal.
En ese momento inolvidable, Kiko Argüello recuerda la "oración maravillosa" que realizó el Papa ante "todos de rodillas, y después les impuso las manos a cada familia y les dijo: ‘¡Ánimo, id, que yo voy con vosotros!’”.
En este aspecto, cuenta que el Papa “hizo un esfuerzo enorme; le dijimos: ‘Padre, ¿podría hacerse una foto con cada familia para que muestren allí donde van que han sido enviados por el Papa?’. Y dijo: ‘¡Sin duda!’. Y así se hizo 150 fotografías con todas las familias. Estaba contento con las familias, que pusieron esta foto grande en su casa a los lugares que fueron enviado y así pueden decir: ‘Estamos aquí enviados por el Papa, en el nombre de la Iglesia’”.
La aprobación de los Estatutos
Además, Kiko Argüello señala que el Papa polaco “fue tan bueno con nosotros” que quiso aprobar sus Estatutos “para que se entendiera que son estas familias, que no son una congregación, ni son una orden religiosa, que son verdaderamente ‘un itinerario de formación católica válido para la Iglesia de hoy’”. Así, se reconocía –agrega- que “en el Camino hay una síntesis entre fe y cultura, muy necesaria para la evangelización de hoy en esta sociedad”.
“Queremos darte las gracias y mostrarte nuestro afecto, y rezamos por ti para que Dios que te tiene en su gloria nos protejas, que reces por todos nosotros, y reces por el Camino en todo el mundo, esperamos que tú nos apoyes, que nos ayudes”, concluye.