Livinius Esomchi Nnamani, nigeriano de 31 años, fue ordenado sacerdote el Jueves Santo en el hospital Medica Group Casilino de Roma, donde se haya ingresado por leucemia. El joven es miembro de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios, orden fundada por San Juan Leonardi en 1574.
El proceso necesario para la autorización fue rapidísimo. El Miércoles Santo los superiores del padre Livinius se dirigieron al Papa para solicitarla. Francisco "no dudó un instante", cuenta Vittoria Prisciandaro en Famiglia Cristiana, y "escrita de su puño y letra, una hora después de haber recibido la petición, salía el permiso", que llegaba enseguida a Daniele Libanori, obispo auxiliar de Roma. Él sería el encargado de convertir en sacerdote al joven religioso al día siguiente, y con los óleos consagrados por el propio Papa en la misa crismal.
En la basílica de San Pedro, monseñor Libanori se encontró con el padre Davide Carbonaro, párroco de la iglesia de Santa María in Portico in Campitelli y superior de la comunidad que acogió al seminarista desde su llegada a Roma hace dos años. Juntos se dirigieron al centro hospitalario, donde los médicos habían habilitado un espacio para que la ceremonia pudiese tener lugar adaptada a la situación del paciente. Asistió el personal sanitario y los familiares del ordenando se conectaron vía internet.
Una ofrenda agradable a Dios
Livinius "estaba muy débil, en silla de ruedas, pero sonreía y participaba", cuenta el obispo: "Consiguió ponerse de pie dos veces. Fue una celebración digna y sobria. Después de la ordenación, celebró conmigo su primera misa y dio su primera bendición a los hermanos y médicos presentes. Fue una gran emoción, todos éramos conscientes de compartir un momento importante de una vida que se apaga lejos de la familia".
Por eso, monseñor Libanori se dirigió a él durante la homilía y le dijo: "A través de este don el Padre quiere sostenerte para que puedas vivir en plenitud la prueba a la que te ha llamado. Como sacerdote, estarás unido a Jesús para hacer de tu cuerpo una ofrenda agradable a Dios. Nuestro sacerdocio alcanza su cima cuano, junto al pan y el vieno, sabemos ofrecernos enteros, las cosas que el Señor nos ha dado y nuestra propia vida".
"Estaba feliz"
Livinius ingresó en la Orden de la Madre de Dios en Owerri (Nigeria) cuando tenía 20 años. Años después se le diagnosticó la enfermedad. Sus superiores le trasladaron a Italia buscando mejores opciones de curación, al tiempo que continuaba sus estudios en el Angelicum, la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino. En septiembre pasado hizo sus votos religiosos solemnes.
Pero el tratamiento no ha logrado obtener el resultado deseado, por lo cual él pidió morir como sacerdote. "Deseaba profundamente cumplir su vocación", señala el padre Carbonaro, "y a pesar del sufrimiento y del agotamiento que padece, el Jueves Santo estaba feliz. Me bastó su mirada profunda y agradecida para comprender lo que pasaba en ese momento por su corazón... Estoy seguro de que su oblación, unida a la de Cristo, hará bien a la Iglesia y a los sacerdotes llamados a enamorarse de su ministerio y a desearlo en todos los momentos de su vida como lo ha deseado Livinius. Agradecemos al Papa Francisco este regalo de paternidad y ternura".