El pasado mes de agosto la joven Sydney Moss, natural del estado de Arizona, al fin cumplía su sueño de realizar la profesión solemne como religiosa salesiana. A partir de ahora ya centra su vida totalmente en la oración y a la evangelización de los más jóvenes en cualquier parte del mundo donde pueda ser necesaria su presencia, uniéndose así a un ejército de 13.000 religiosas de la congregación fundada por San Juan Bosco y Santa María Mazzarello.
Ella misma participó desde muy joven en la evangelización juvenil, primero como una adolescente que profundizó en la fe gracias a LifeTeen, un novedoso método de evangelización en las parroquias y que en España en este momento está multiplicándose rápidamente, y después como catequista de este mismo grupo.
Los jóvenes y la misión, sus dos pasiones
“Trabajar con jóvenes y la labor misionera han sido mis dos pasiones desde la escuela secundaria”, afirma esta joven religiosa de 34 años. Y es que además de la evangelización que recibió a través de LifeTeen, las experiencias misioneras que realizó en varias ocasiones fueron forjando en ella la vocación a la que finalmente ha dicho “sí”.
De momento, Sydney realizará su labor en una parroquia del sur de Los Ángeles y además será la directora de un programa que prepara a jóvenes adultos para ir a la misión.
El papel de la parroquia en su adolescencia
En la emocionante ceremonia de sus votos perpetuos estaban además de sus familiares, muchos de sus amigos y numerosas miembros de la parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo de la ciudad de Tempe, en la que ella creció.
Entre ellos estaba Bill Marcotte, que durante años dirigió el apostolado entre los jóvenes de la parroquia. En declaraciones al Catholic Sun explica que “hacíamos estudios bíblicos los martes por la noche y ahí es donde creo que ella realmente se enamoró de las Escrituras y entendió los conceptos básicos de las enseñanzas de Jesús”. De este modo –explica su antiguo catequista, “ella comenzó a entender lo que decía la Biblia y cómo aplicarla a su vida”.
Experiencias misioneras que marcaron su vida
Con este mismo grupo juvenil de la parroquia realizaron experiencias misioneras en México, los cuales causaron una enorme impresión en la joven Sydney, que sentía una llamada a entregarse. “Realmente esto me abrió los ojos para ver cómo vive el resto del mundo y al ver la pobreza con la que vive la gente, pero la alegría que tenían los niños, yo quería eso”.
Su vida de fe iba avanzando, tenía una relación profunda con Jesús y la experiencia misionera le había marcado. Pronto se desarrolló en ella la otra faceta que acabaría llevando a esta joven a ingresar con 28 años en la comunidad salesiana.
De evangelizada a evangelizadora
De hecho, Sydney pronto se convirtió en un elemento central del equipo de Life Teen de su parroquia mientras era estudiante de la Universidad de Arizona. Aquí descubrió que su otro gran amor era estar con los más jóvenes y acercarles a Cristo.
Sin embargo, no fue hasta unos años después cuando empezó a considerar una posible vocación religiosa. Se dio en ella por primera vez durante el tiempo en el que estuvo viviendo en Washington DC.
El encuentro con unas monjas alegres
En la capital de Estados Unidos conoció a un grupo de religiosas salesianas que irradiaban vitalidad y alegría mientras realizaban su labor misionera con los niños. Este hecho le impresionó sobremanera.
La propia Sydney relata que “me encantaba pasar tiempo con ellas. Pensaba, ‘son como yo’, pero entonces no tenía ganas de de ser una hermana. Me escapé de esa idea que vino a mi cabeza. Así que pasaron unos cinco años hasta que finalmente estuve lista para decir ‘Ok’, esto es lo que quiero”.
Dos años en América Central antes de decir sí
Mientras tanto, el Señor siguió trabajando en ella todo el tiempo, y ella iba conociendo más y más a las hermanas salesianas. De hecho, volvió a unir su espíritu misionero y su amor a los jóvenes pasando dos años en el programa de voluntariado que las salesianas tenían en América Central. “Estando allí con los jóvenes fui feliz, y me di cuenta de que quería hacer esto”, recuerda ella.
Al final, la llamada de Dios a la vida religiosa fue abriéndose hueco en su interior mientras que la alegría y el espíritu familiar de las religiosas de esta congregación le cautivaron totalmente el corazón. Con 28 años ingresaría en la comunidad salesiana.
En su parroquia se han dado más vocaciones estos años como la del pare Sperry (segundo por la izquierda) o la hermana Kim, situada junto a Sydney
Una parroquia fuente de vocaciones
Durante seis años ha sido también maestra de Religión en Secundaria en institutos de Texas hasta que el pasado mes de agosto llegó su profesión perpetua. “Fue un momento poderoso. Ahora pertenezco para siempre a esta hermosa familia que es mi congregación”, afirma contenta.
Por su parte, el padre Don Kline, el párroco que acompañó desde niña a Sydney estuvo en la celebración y emocionado recordaba que “cuando era adolescente en nuestro grupo juvenil, era una joven humilde. Era agradable y equilibrada con fuertes convicciones. Ella siempre fue una luz brillante de la bondad de Dios. No me sorprendió que ella respondiera a la invitación de Nuestro Señor de seguirlo como una hermana religiosa consagrada”.
Y es que durante esos años y gracias a este grupo juvenil, la de Sydney es la cuarta vocación religiosa nacida en la parroquia en esos años. En la profesión perpetua le acompañaron la hermana Kim y el padre Sperry, que compartieron grupo con ella desde que eran niños.