Se llama Francisco y es de Asís. No es el gran santo que transformó la Iglesia en el siglo XIII, pero sí es su referente en el camino al sacerdocio que emprendió hace ya varios años en Estados Unidos y por el que será ordenado por el arzobispo Chaput en Filadelfia el próximo 18 de mayo.
Sin embargo, el camino hasta aquí no fue fácil ni San Francisco ha sido siempre para él el ejemplo a seguir. Grandes frustraciones personales, complicados momentos familiares, drogas, alcohol, mujeres… Esto era lo que marcaba el paso de Francesco hasta que experimentó una conversión total precisamente en Tierra Santa, un lugar de gran importancia en la vida de su santo patrón. De hecho será ordenado el mismo año, este 2019, que se celebra el octavo centenario de la llegada de San Francisco a Tierra Santa.
Un terremoto que marcó su adolescencia
Este joven de 34 años pertenece al Camino Neocatecumenal y es uno de los nueve hijos de Eduardo y Stefani, un matrimonio católico pero apenas practicante hasta que descubrió la fe en este itinerario católico y se abrió a la vida.
Su padre era el presidente de la asociación de guías de turismo de Asís, por lo que Francesco nunca podrá olvidar el devastador terremoto que asoló Asís en 1997, que dejó varios muertos y miles de damnificados, manteniendo la basílica cerrada durante más de dos años.
Al día siguiente, el padre de este joven se encontraba en la basílica cuando se produjo una nueva réplica que dejó prácticamente destruido el templo. Escapó con vida de milagro, pero no así uno de sus compañeros. Durante tres años la familia tuvo que vivir en una autocaravana pues también su casa se había venido abajo. Para mayor drama, el padre no tenía trabajo ya que apenas había turistas a quienes enseñar Asís.
Su huida hacia el alcohol y las drogas
Estos acontecimientos marcaron la vida del pequeño Francesco María D´Amico, que según fue creciendo se fue alejando de su familia. No representaban a lo que él aspiraba “Quería ser alguien, tener dinero y ser popular”, cuenta a Catholic Philly.
Como era un gran deportista creía que podía conseguir todo esto gracias al fútbol. Y justo cuando iba a ser fichado por las categorías inferiores de uno de los grandes clubes profesionales de Italia sufrió una terrible fractura en la pierna que acabó con cualquier posibilidad de una carrera futbolística.
Amargado por la lesión y por la vida que tenía que llevar su familia decidió culpar a Dios y se enfrentó a la Iglesia. Se unió a una banda de rock y empezó a beber todo el tiempo y a drogarse, creyendo que allí encontraría su vida. “Mi vida era una pocilga”, recuerda hoy.
Su conversión en Tierra Santa
Francesco sabía, sin embargo, que iba cuesta abajo y sin frenos, pero no hacía nada para revertir esa situación. Pero cuando tenía 21 años, a través de un amigo suyo se le invitó si quería pasar un año en Israel, y este joven pensó que quizás esto le podría ayudar.
Durante ese tiempo estuvo en la Domus Galileae, una casa que el Camino Neocatecumenal tiene en el Monte de las Bienaventuranzas, y donde él pudo descubrir la misericordia y el amor de Dios en su vida.
El arzobispo Chaput, con Francesco el día de su ordenación diaconal
“Fue una aventura de gracia tras gracia. Fue más fuerte que mi pasado y probé el amor de Dios. Encontré a Dios, a Cristo y a la Iglesia”, afirma este diácono.
Francesco asegura sentirse completamente representado por la parábola del hijo pródigo y cómo en Tierra Santa fue ayudado y guiado por dos sacerdotes a los que atribuye su renacimiento a la fe. Se trata del padre Rino Rossi, italiano y director de la Domus Galileae, y el sacerdote español Diego Sánchez, que se convirtió en su director espiritual.
Un hombre nuevo regresó a Italia
De vuelta a Italia, Francesco era otro. Para su entorno aparecía completamente irreconocible. Era un joven nuevo. Lo primero que hizo fue pedir perdón a sus padres y hermanos, así como a los amigos a los que había hecho daño y ofendido con su anterior estilo de vida. La fe se había convertido ya en el centro de su vida.
Durante ese tiempo salió con varias chicas católicas pensando que podía estar llamado a ser marido y padre. Pero entonces en su interior empezó a sentir una llamada cada vez más fuerte hacia el sacerdocio. Y al final cedió ante el Señor.
Su apertura a la misión como sacerdote
Tal y como ocurre en el Camino Neocatecumenal con los jóvenes que deciden ingresar en el seminario, todos los candidatos acuden a una convivencia de una semana en Porto San Giorgio en Italia. Una vez allí, los que finalmente serán enviados a alguno de los más de 120 seminarios Redemptoris Mater que hay en el mundo, introducen su nombre en una bolsa. En otra están los nombres de las diócesis en los que se encuentran estos centros. Y se saca uno a uno.
A Francesco le tocó inicialmente el Seminario Redemptoris Mater de Washington, pero una vez que el arzobispo Chaput pidió un seminario para Filadelfia, Francesco fue enviado allí en 2013. Y el próximo 18 de mayo, Dios mediante, será sacerdote diocesano de Filadelfia. Un Francisco de Asís andará suelto por las calles de esta histórica ciudad estadounidense.