En los últimos años, el periodista y escritor José María Zavala ha celebrado cerca de dos centenares de conferencias, charlas, coloquios y encuentros en torno a San Pío de Pietrelcina (1887-1968), buena parte de ellas con un título común: "El Padre Pío cambió mi vida". Pues, como tantas veces ha explicado, así fue. Sus libros sobre el santo capuchino estigmatizado han producido un efecto similar en sus lectores, como está sucediendo con el último, El Santo, varias veces reeditado ya en las pocas semanas transcurridas desde su aparición.
Precisamente con motivo de recientes actos en Gijón y Oviedo para presentar la obra, lo explicó en una entrevista en la página web de la Iglesia asturiana:
-Es el segundo libro que publica sobre el Padre Pío. ¿Qué novedades aporta este último volumen?
-Este último libro, El Santo, aporta material inédito cedido por casa Sollievo, el gran hospital que fundó el Padre Pío en el año 1956, en San Giovani Rotondo. Se trata de ciento cincuenta fotos nunca vistas y testimonios sorprendentes que no dejarán a nadie indiferente.
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-Es un santo muy conocido, especialmente en Italia, también en otras partes del mundo, pero en España no tanto.
-En Italia es más conocido que Cristiano Ronaldo. En España, gracias al primer libro que publiqué Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas, que va por la 20ª edición, va sabiéndose más sobre él. El Padre Pío era conocido en Italia desde que estaba en el convento de San Giovanni Rotondo. En seguida corrió como la pólvora que, en aquel convento, un fraile tenía los estigmas visibles, algo que sucedió el 20 de septiembre del año 1918. Poco tiempo después ya se hacían eco del fenómeno los periódicos de la época. La gente acudía constantemente a verle y confesar con él: se sabía que tenía el don de leer el alma a las personas, le pedían curaciones y le consultaban problemas. Este año se cumple un siglo de la aparición de los estigmas, una fecha importante para sus devotos y sus hijos espirituales. Además, se cumplen los 50 años de su muerte.
-La vida del Padre Pío, que se ha llevado a la televisión, es difícilmente creíble en nuestros días. Bilocaciones, estigmas, profecías… ¿Cómo explicar todo esto que le pasaba al mundo de hoy?
-Es difícil explicarlo. Cuando conoces todos estos fenómenos te impactan, pero a veces la realidad supera la ficción. En el caso del Padre Pío, Dios permitió todos esos dones para la conversión de las almas. Siempre que hay una curación hay un cambio de vida, y ese es el sentido de esos dones. Sin embargo, no hay que quedarse con eso, que son como “fuegos artificiales”, sino con la espiritualidad verdadera de Padre Pío, que es que su sufrimiento tenía un sentido: llevar almas a Dios.
-Era un hombre muy preocupado por las almas. ¿Cómo trataba a las personas que se acercaban a él?
-El Padre Pío se pasó la vida sufriendo. Pero no porque fuera masoquista, sino por su preocupación por llevar almas a Dios. Por eso las personas que se acercaban a él con fe y arrepentimiento encontraban a un padre bueno y misericordioso. Sin embargo, cuando las personas se acercaban por morbo, era severo, sabiendo que sólo querían saber si realmente tenía esos estigmas. Entonces les echaba del confesionario, aunque sabemos que la mayoría volvían arrepentidos. Todas estas son cosas que me han contado hijos espirituales que confesaron con él durante muchos años. Además, el consejo que daba siempre era rezar el Santo Rosario, y acudir a la Virgen, que Ella es la llave para llegar a Dios. El Padre Pío, además, tuvo la inspiración de fundar la casa Sollievo, el hospital, su gran obra. Él vió claramente que en la Segunda Guerra Mundial iba a haber muchos heridos y mucho sufrimiento, y que sería muy necesario tener un hospital.
-Afirmó también: “Daré más guerra muerto que vivo” ¿Cómo es la “presencia” hoy del Padre Pío entre la gente?
-Está más vivo que nunca, es un santo que se palpa. Yo recibo todos los días testimonios de personas que, después de leer el primer libro, como ahora el segundo, su vida ya ha cambiado. Después de la charlas, yo siempre llevo una reliquia suya, y mucha gente la besa y te dice: “¿Qué tiene este santo que lo que he pedido con fe me lo ha concedido?”
-Además, tuvo una relación muy especial con San Juan Pablo II y el propio Papa Francisco le profesa gran devoción.
-Con Juan Pablo II tuvo un encuentro en 1948, recién ordenado sacerdote. Este acudió a su misa y confesó con el Padre Pío. Más tarde, Karol Wojtyla le escribió pidiéndole oraciones por una amiga suya polaca, madre de familia y médico, gravemente enferma de cáncer. Esta doctora quedó curada totalmente y de manera inexplicable, por lo que Juan Pablo II le mandó una carta dándole las gracias por sus oraciones. Además, el Papa Francisco le tiene gran devoción desde hace años, y hay varias anécdotas que lo acreditan. Siendo ya Papa, en el año 2016, Año de la Misericordia, le llevó a Roma, y el 17 de marzo de este año ha visitado la gran obra del Padre Pío, que es Casa Sollievo, que le conmovió profundamente.