Los Caletrio Simón son una familia de Cáceres que parte esta semana hacia Seúl, en Corea del Sur, para vivir allí como misioneros y anunciar el Evangelio.
Jesús Caletrio tiene 31 años y su esposa Julia Simón tiene 30. Son padres de tres hijos. Viajan "solo con billete de ida", confiados en ver "cómo Dios provee".
"Vamos como familia misionera, a dar testimonio de Jesucristo en nuestra vida, intentando ser luz allí, viviendo como hacemos aquí, discutiendo, perdonándonos, queriéndonos", ha explicado Julia a Vicente M. Roso, de agencia Efe.
Declaran que el Papa les envió a "anunciar el Evangelio a zonas secularizadas" de todo el mundo, junto con otras 35 misiones "ad gentes", el 5 de mayo en la celebración de los 50 años del Camino Neocatecumenal, la realidad eclesial en la que están integrados en la parroquia de San José de Cáceres.
Un equipo misionero con familias coreanas
Participarán en una misión "ad gentes" (es decir, a territorios de misión, de poca población cristiana) formada por cinco familias, tres de ellas coreanas, un sacerdote y tres chicas.
"Tenemos paz porque sabemos que no vamos solos, que Dios va con nosotros, aunque sí tenemos incertidumbre de lo que nos vamos a encontrar", ha subrayado Julia, quien desde hace más de quince años "camina" dentro de una comunidad neocatecumenal "redescubriendo" las promesas bautismales.
Ambos expresan que en sus planes al casarse no estaba la misión en Corea, pero la "experiencia de ver a Dios" en sus vidas y su "llamada" les ha llevado a partir, una vocación que han ido madurando "convivencia tras convivencia" desde hace casi dos años.
Precariedad diaria y mirar hacia arriba
Para Julia, una de las cosas que les ha ayudado en su vocación ha sido la "precariedad diaria", "vivir y luchar por el hoy", "tener que mirar cada día hacia arriba" y "estar a la espera de la llamada".
"Siempre que hemos necesitado algo el Señor ha aparecido; hemos vivido lo que dicen las escrituras: abre la boca, que te la llene un Cristo vivo, un Dios que como padre nos cuida", relata Julia, quien tampoco oculta su "miedo a la precariedad".
Por su parte, el padre explica que ambos vienen de familias "no acostumbradas al lujo", se casaron hace cuatro años sin trabajo fijo y han vivido "viendo cómo no pasa nada", una "confianza" en Dios basada en que "él es quien nos ayuda siempre", algo que esperan trasladar a la ciudad coreana.
Para ello, están aprendiendo el idioma y así tratar de adaptarse a una cultura diferente a la española, de donde echarán de menos, además de a su familia y amigos, el "jamón ibérico y el pan".
"Nuestra hija mayor está súper contenta, ya tiene alguna amiga, y está deseando irse. Los otros dos son muy pequeños y no lo entienden muy bien", ha explicado Jesús, respecto a sus hijos, de tres, dos y medio año.
Aseguran que su entorno tiene "el corazón dividido", les ven "felices haciendo esto, pero la parte afectiva está ahí y sienten pena por nuestra marcha, al ser un destino tan lejos", ha reconocido la madre.
En su destino se dedicarán a evangelizar, algo, recuerda el padre de los Caletrio Simón, a lo que todo cristiano está llamado, "también las familias", al ser la Iglesia "apostólica".
Corea: una Iglesia dinámica y mucha población sin religión
Con datos de 2017, la Iglesia Católica de Corea del Sur es una de las más dinámicas del mundo. Cuenta con 5,8 millones de feligreses (el 11% de la población del país), 5.360 sacerdotes y 1.734 parroquias. Corea es quizá el país con más proporción de bautizos de adultos: en 2017 se bautizaron 75.000 adultos. En tan solo 8 años los católicos han crecido de manera significativa: en 1997 eran apenas el 8% de la población.
El 45% de la población surcoreana declara no seguir ninguna religión. Un 22% se declara budista y un 18% son protestantes de distintas iglesias.