Pese a que no es titular indiscutible en el equipo, el jugador croata ha jugado partidos decisivos y ha sido utilizado por el entrenador hasta ahora en 36 partidos esta temporada. Más allá de sus actuaciones en el campo, Kovacic lleva una vida discreta alejada del glamour de algunas estrellas y de los focos de los medios de comunicación.
Es extremadamente raro que conceda entrevistas, pero en las pocas que ha dado nunca ha tenido problema en hablar de su fe católica, que le ha ido acompañando por los equipos por los que ha pasado, y que comparte con su esposa, a la que conoció de niño en su parroquia en Croacia, donde él era monaguillo y ella miembro del coro parroquial.
El Mundo, en una entrevista que publica de cara a la final, pregunta al jugador del Real Madrid sobre su fe y cómo puede vivirla como futbolista. Y responde que “los domingos que no tengo partido voy a misa, aquí en Madrid, a una iglesia cerca de mi casa. Y antes de jugar siempre rezo. Es algo muy importante para mí”. "Mi fe en Dios me hace más fuerte a la hora de afrontar los partidos", ya declaró en otra entrevista.
Kovacic nació un 6 de mayo de 1994 en Linz, Austria. Hasta ahí se habían mudado sus padres en 1991, huyendo de la guerra de los balcanes, procedentes de Kotor Varos, una ciudad eminentemente poblada por ortodoxos y que fue devastada por los serbios.
Mateo e Isabel se casaron en la iglesia de San Antonio de Padua de la ciudad de Sesvete, el mismo lugar en el que se conocieron y enamoraron
En tierras austriacas dio sus primeros pasos como futbolista, creciendo en el seno de una educación católica. "Era un niño tranquilo, valiente y muy religioso. Iba todos los domingos a misa". Así le definían sus padres, que en 2007 decidieron volver a casa.
En Croacia se enroló en el Dínamo de Zagreb. Pero en 2009, con quince años, sufrió un duro revés. Una doble fractura de tibia y peroné, con una complicada operación, le mantuvieron diez meses sin poder jugar a fútbol. "Me apoyé en la fuerza de Jesús para pasar ese mal momento. Definitivamente, volví aún más fuerte gracias a Él. Son experiencias que hacen que tu cabeza se vuelva más fuerte".
Sólo un año después ya debutaba en el primer equipo del Dinamo, convirtiéndose en el futbolista más joven que llegaba a la Primera División de Croacia. Por si fuera poco, en el mismo día de su debut, el 20 de noviembre, con 16 años y 198 días, marcaba su primer gol, lo que le convertía en el goleador más joven de toda la historia en el fútbol croata.
A pesar de ello, y de la lógica fama que alcanzó en su país, Mateo Kovacic continuaba mostrando día a día su fe. No en vano, pese a ser la nueva estrella en Croacia, continuaba no sólo acudiendo a misa todos los domingos, sino que seguía oficiando de monaguillo.
Kovacic, con una camiseta de Jesús, junto a Luka Modric, compañero suyo en el Real Madrid, tras un partido con la selección croata
Aquello le valió algunas burlas de sus amigos y compañeros de equipo, pero como el mismo Kovacic afirma, "no me importaba, nunca me molesté, y nunca dejé de hacerlo. Ahora lo veo con cierto humor...". Entre otras cosas, porque fue precisamente en la iglesia donde conoció a la que hoy es su esposa.
Cómo el mismo ha reconocido en más de una ocasión, cuando puede acude en peregrinación al Santuario de la Virgen en Medjugorje. De hecho, se encontraba en Herzogovina cuando recibió la llamada del Inter de Milán, equipo del que le fichó el Real Madrid. "Es algo realmente maravilloso para mí. Aquí puedes ir a Misa todos los días. Es realmente bello poder estar aquí, y me enorgullece ver que siempre somos bien recibidos en Herzegovina", afirma Kovacic.
"Rezo antes de todos los partidos. Me da la fuerza y la inspiración para jugar, y el poder saber que todo va a estar bien. Como cualquier persona normal, tengo mis heridas y debilidades, y la oración y la fe me ayudan a superarlo", afirmaba.