Es, por ejemplo, Dámaso Ruiz Tintoré, alias "Dámaso Perico", el "Cura del Espanyol", que ha muerto de accidente de carretera en la mañana de este martes 8 de mayo, en la N340 en Alcanar (Tarragona). Le faltaba poco para cumplir 47 años. Los bomberos lo rescataron del coche deformado y destrozado y lo llevaron al Hospital Juan XXIII, en Tarragona. Murió allí, en el quirófano.
Fue párroco rural de la diócesis de Tortosa y pastoreó diversas parroquias y pueblos: Móra d'Ebre, Tivissa, Vinebre, La Torre de l'Espanyol (guiño más que divertido) y Riba-roja. Como tantos párrocos rurales, estaba "en salida", con bastantes kilómetros de carretera cada semana.
En las fallas de Benicarló; llevaba unos meses en esta ciudad
Con unos parroquianos en Montsant y Vilella Baixa
Desde hace unos meses, era vicario en Benicarló (Castellón), en la parroquia de Sant Bartomeu (San Bartolomé). En teoría, ya no necesitaba hacer tanta carretera. Pero él no paraba: quería llegar a muchos sitios y mucha gente. Estuvo el fin de semana en Roma acompañando a los jóvenes neocatecumenales de su parroquia que celebraban los 50 años de esta realidad eclesial. Estaba apoyando el encuentro juvenil anual de L'Aplec de l'Esperit, que este año era en la diócesis de Tortosa. Y quería ir al encuentro de curas jóvenes en Tiana: fue en ruta hacia esa cita cuando se accidentó.
En Roma, el pasado fin de semana, con jóvenes neocatecumenales de Benicarló, celebrando 50 años del Camino Neocatecumenal
La última foto que tenemos de él es en la adoración eucarística del lunes que -como anunciaba satisfecho- acababa de recuperar la Renovación Carismática de Benicarló. En Facebook escribe el sacerdote Bruno Bérchez Cagigal, responsable de juventud de la diócesis de Barcelona: "¡Woww, Dámaso! Qué increíble tu última foto. Mirando al Señor. Ahora ya lo ves cara a cara. Un abrazo fuerte, hermano. Un gran cura con un gran corazón".
Última foto de mosén Dámaso, del lunes 7 de mayo, al recuperar la Adoración Eucarística con la Renovación Carismática de Benicarló
En los años 80 y 90, el joven Dámaso acudía al campo del R.C.D.Espanyol en Sarriá con un bombo para animar a su equipo de fútbol con pasión. Tenía un acuerdo con una tienda de disfraces y en partidos importantes le prestaban trajes estrambóticos de romano, de gorila, de astronauta o de guardia urbano ("¡anime usted al equipo o le pondré una multa!", bromeaba).
En el viejo estadio de Sarrià, era incansable con su bombo y sus disfraces
En el fútbol, un ambiente a veces propenso a la agresividad o la violencia, él era un ejemplo de caballerosidad y buen humor, que animaba siempre a la camaradería entre las peñas, los aficionados y también con los rivales.
Ya entonces era un católico firme que colaboraba con Jóvenes Provida en Barcelona. Después, en 1996, anunció que "aunque es una decisión difícil", dejaba el mundo del fútbol para entrar en el seminario y ser sacerdote. Se centró en sus estudios, fue ordenado y ya como sacerdote se volcó en hacer lo que había hecho como aficionado: estar con la gente, escuchar y acompañar, hacerse el encontradizo y procurar llegar, siempre con humor y una gran sonrisa, a cuanta más gente mejor.
El día de su ordenación como sacerdote se puso la bufanda del Espanyol después de la celebración. “En Sarrià me teníais como animador de la grada. En esta nueva etapa me tenéis como animador de almas", dijo a los cientos de aficionados del Espanyol que acudieron a su ordenación sacerdotal.
Siempre llevaba su alzacuellos y, muy a menudo, también una bufanda del Espanyol: nunca escondía sus dos mayores pasiones.
Tenía otras. Por ejemplo, su familia: padrino de sus sobrinas, le encantaba posar con ellas y la típica mona de Pascua de chocolate que regalan los padrinos en Cataluña.
Otra pasión era comunicar. Como explicó a ReL en cierta ocasión, "antes de cura, quise ser periodista, y algo queda..." Quería comunicar más y mejor, y ahora contaba con Internet para ello.
En junio de 2017 explicaba: "Estoy entrando en el youtubeo". Autodidacta y artesanal, hacía vídeos muy cortos, de medio minuto, muy espontáneos, con reflexiones muy directas. Por ejemplo, ante un circuito de Fórmula 1, decía: "A veces vamos corriendo sin parar, pero, mira, ahí están los boxes; también hay que pararse en la vida, ir a boxes, retirarse y pensar, reflexionar".
Era un apasionado de la Nueva Evangelización desde que acudió al encuentro de Manresa de 2012. En pueblos pequeños o medianos no siempre había margen para hacer muchas cosas novedosas. Allí se volcaba en estar con los jóvenes, incluso los que no se pasaban por la iglesia o los que se reían de la fe: tenía a muchos en Whatsapp, en Twitter, en Facebook, o hablaba con ellos en persona en peñas futbolistas o encuentros de pueblo.
Era muy bueno expresando desacuerdo sin acritud y tenía una paciencia infinita en las redes: el "troll" de internet más tenaz era incapaz de sacarle una mala expresión.
Cuando Dámaso llegó a Benicarló, una población algo más grande, quiso fomentar las adoraciones "Nightfever" en las redes, las Catequesis neocatecumenales, el 7 Semanas carismático, actividades en la calle, presencia en encuentros...
El "Aplec de l'Esperit" en Tortosa, con jóvenes de toda Cataluña, era uno de los proyectos en los que estaba trabajando con ilusión
Era lector asiduo de ReligionEnLibertad y reenviaba muchas de nuestra noticias. "Me ha impresionado este testimonio que habéis publicado", nos escribió una vez refiriéndose a la conversión de la periodista Milly Gualteroni. "Se lo he pasado a Pilar Rahola y algún periodista más", nos dijo.
Estaba atento a la actualidad de la iglesia, sin entrar en polémicas. También seguía la actualidad social y futbolística. Cuando murió el famoso futbolista Quini, hace unos meses, destacó en las redes: "Tenía un corazón tan grande que no le costó perdonar a sus secuestradores".
También comentaba el caso del bebé Alfie Evans, las polémicas por las leyes LGTB, aspectos provida.
Nunca quiso ser políticamente correcto: combinaba el respeto, el buen humor y la valentía.
En una Cataluña amenazada de división y fractura social por el procés independentista, se mantenía estrictamente neutral en el debate político, siempre con la intención de ser pastor de todos.
Un momento especial, triste y hermoso a la vez, fue el tiempo que pasó confesando con estola en Las Ramblas de Barcelona tras los atentados yihadistas de agosto de 2017. ReL lo explicó aquí con detalle. Se colocó una estola morada y se sentó en una parada de autobús. Tal y como el mismo Dámaso cuenta en su Facebook, “un joven me pidió que bendijera el lugar ‘para que no vuelva el mal’. Así lo hice”. Después confesó al joven: “En la absolución le cambió la cara y aseguró que cambiaría de camino. Le di un Rosario entregado por una voluntaria en rehabilitación de indigentes que conocí cuando ponía su vela”, agrega. Ya al final del recorrido mortal de la furgoneta, en Liceo, se sentó. Y entonces una señora inglesa luterana le abrazó emocionada, a lo que este sacerdote le respondió con un “God bless you" (Dios le bendiga).
Es un signo más de la pasión que animaba a este sacerdote plenamente ortodoxo, evangelizador, defensor de la vida y la familia, atento a los necesitados, apasionado de Internet y del fútbol... Un sacerdote en salida. Y accidentado, como pide el Papa Francisco.
Lea aquí el artículo de Jorge Soley sobre Dámaso en VozPerica.com
Vea aquí los vídeos breves de Dámaso Perico en YouTube
De hincha a cura, reportaje en 3 minutos de 2011