Dejar la cadena de montaje para coger los libros. Eso es lo que ha hecho el italiano Italo Spinelli. Tras toda una vida dedicada a montar y desmontar motores de tractores, la muerte de su mujer, Ángela, con la que llevaba casado 52 años, despertó en él dudas y preguntas existenciales que requerían respuesta. Por ello, decidió cursar el grado de filosofía en la universidad de Macerata. A sus 82 años, ha conseguido el grado.

Necesitaba saber que volvería a estar con ella. “Ella era una mujer excepcional”, ha contado Italo a Corriere della Sera. “Me pregunté si teníamos alma, y sí así era, quería saber si la volvería a ver alguna vez”. Ángela murió de cáncer de pulmón en 2014, con 74 años.

Los conocimientos de Italo sobre filosofía eran muy básicos: "Había leído algo, pero en realidad tan sólo conocía a San Agustín, y además por un libro de máximas".


Italo Spinelli estudiando

Explorando a Aristóteles, Paltón, Tomás Moro y Pascal
Tras aprender a utilizar internet, Italo se inscribió en el grado de filosofía online que ofrece la universidad de Macerata (www.unimc.it). Así podría aprender cómodamente desde su casa, en Finale Emilia, en el centro de Italia. “Aristóteles me resultó un poco frío, pero disfruté con Platón y sus reflexiones sobre el alma inmortal”.

Italo eligió especializarse en Santo Tomás Moro, el filósofo inglés del siglo XVI que escribió Utopía, y que fue decapitado tras negarse a reconocer a Enrique VIII como cabeza de la iglesia en Inglaterra. “Era un hombre con una gran fe”, ha contado. Italo también ha estudiado los trabajos religiosos del matemático y teólogo Blaise Pascal.



Un archivo viviente
La determinación de Italo por desentrañar los misterios del universo y la naturaleza del alma ha despertado interés en su ciudad natal.

“Aquí es muy conocido y admirado. Su pasión por la historia local impresiona, es un archivo viviente para la ciudad”, ha apuntado Lorenzo Biagi, teniente de alcalde de Finale Emilia.

Italo finalizó su grado con un examen oral en la propia universidad de Macerata. “Al final, mis estudios me han ayudado a recuperar mi fe católica”, ha contado. “Ahora estoy convencido de que cuando cierre los ojos para siempre, veré a Ángela de nuevo. Todo el mundo debería estudiar filosofía, me ha ayudado a encontrar la paz”.