Son hermanos gemelos y cada uno por su cuenta, a su manera, sintió la llamada al sacerdocio. Les sucedió a los 15 años, sin comentarlo entre ellos. Desde que se ordenaron han pasado 60 años y siguen felices de ser sacerdotes. 

"Es el misterio de la vocación. ¿Porque quise ser sacerdote? No lo sé. Pero sé que ha sido una vida muy feliz y que no haría otra cosa", explica el P. Patrick a la Arquidiócesis de Sídney, en declaraciones recogidas en Gaudium Press. "Siempre quise ser un sacerdote, siempre", afirma su hermano, el P. John.


Para evitar que uno de los hermanos estuviera siguiendo la vocación sacerdotal por imitar al otro, los separaron durante su formación de forma que uno estuviera en un curso más elevado. Estando separados, pusieron a prueba la vocación de cada uno de ellos comprobando que ambos estaban llamados al sacerdocio. 

"No hubo reacción, así que nos pusieron juntos de nuevo donde correspondíamos. Terminamos en la misma clase", recordó con humor el P. Patrick.

A pesar de haber estado juntos toda su vida, una vez sacerdotes tuvieron que separarse sin que esto significara un evento traumático para ninguno de los dos. 


El P. John fue enviado en trabajo misionero a parroquias de todo Australia y luego enviado a África a servir en Burkina Faso durante 22 años. De allí tuvo que regresar tras sufrir un infarto en 2007. 

El P. Patrick sirvió en su Australia natal como educador, contador y granjero en el Seminario Menor de Galong y como misionero en Townsville.

Cuando el P. John sufrió el infarto, ambos sacerdotes se reencontraron en Roma y actualmente viven juntos nuevamente en la comunidad Redentorista de Kogarah. 

¿Y por qué redentoristas? Ni ellos saben explicarlo: conocieron esta congregación apenas seis meses antes de entrar al Seminario. 

"Dios está a cargo. Si sigues lo que Él desea ya es todo", comentó el P. John. "Él conoce quién eres, así que no tienes que hacer planes (...) Lo maravilloso es que hay Alguien arriba viendo por todo esto".