Además de ellos, otro grupo de adultos fue recibido por la Iglesia durante esta noche. Sin embargo, el caso más llamativo era el suyo puesto que hasta ahora Norman había sido un sacerdote anglicano.
El hasta ahora pastor, de 47 años, nació en una familia de la Iglesia Unida de Cristo, de influencia luterana, y era hijo de predicador. Ahora también su madre y su hermana son pastores de esa iglesia. “En broma decimos que este es el negocio familiar”, asegura en una entrevista en The Times.
Norman y Deborah, con sus seis hijos, dos de ellos adoptados
Se casó con Deborah, una mujer católica, y como punto intermedio decidieron convertirse en episcopalianos (anglicanos de Estados Unidos). Formaron una familia y el acabó siendo sacerdote anglicano. Sin embargo, Norman confiesa ahora que se sentía atraído por el catolicismo desde que asistió a misa con Deborah y estudió la fe de la que entonces era todavía su novia.
Sin embargo, los sacerdotes católicos son célibes, salvo algunas excepciones del rito oriental y de algunos ordinariatos que acogen a exprotestantes. Y él estaba casado. “Nunca podría cuadrar ese círculo. Fui llamado al ministerio como un hombre casado”, cuenta. Y aunque sentía esta curiosidad hacia el catolicismo siguió ejerciendo como pastor y como capellán en un hospital.
Pero un día, mientras oficiaba la liturgia anglicana y distribuía la comunión sintió que Dios le hablaba: “¡Este no es tu lugar!”. Este hecho marcó su vida y desde aquel instante comenzó un proceso de discernimiento junto con su familia sobre cuál era la voluntad de Dios para ellos.
Su proceso de abandonar el ministerio anglicano fue retrasado por el retiro pendiente del obispo anglicano Robert Duncan. Norman llevó su caso a su sucesor, el obispo James Hobby, quien gentilmente lo ayudó a establecer contactos con la Diócesis Católica de Pittsburgh. Como residentes de Ambridge, Norman y su familia ingresaron en el programa RICA. “Hace un año, en febrero, dejé mi iglesia y comencé a asistir a la parroquia del Buen Samaritano".
Allí el párroco les ha dado ahora la bienvenida. 13 personas adultas fueron acogidas en la Iglesia Católica en esta parroquia en la Vigilia Pascual. Un total de 309 lo fueron en toda la diócesis de Pittsburgh.
La familia asegura que durante mucho tiempo se sentían muy cercanos a las enseñanzas católicas, compartiendo sus fuertes vínculos provida y tras haber adoptado a dos niños. Ahora su objetivo es saber transmitir la fe a sus hijos. “La certeza de la fe, la autoridad del magisterio, la belleza de la liturgia”, citó Norman como claves que quiere compartir con sus vástagos.
“Es una delicia tenerlos aquí”, asegura el párroco Joseph Carr, que considera una bendición el haber rejuvenecido un poco la iglesia con la llegada de esta familia. Incluso va más allá y cree que es bueno tener a alguien en la parroquia que haya sido clérigo pues “entiende los desafíos del ministerio y sus alegrías. Es maravilloso tener a alguien que me comprenda y apoye”.
De momento, Norman vivirá su fe católica como un simple laico pese a que existe un ordinariato para los exanglicanos en el que podría seguir siendo sacerdote.
Durante los días previos a la Pascua aseguró que en casa estaban todos entusiasmados por recibir la comunión como católicos. “De hecho, estoy ansioso por asistir a misa todos los días y ser parte de la vida diaria de la Iglesia, es maravilloso”, asegura Norman.