El pasado 13 de marzo de 2018 murió en el Hospital de Rho, en Milán, un músico enamorado de la Virgen, el italiano Roberto Bignoli, a los 61 años. Después de una juventud de rebeldía y drogas, Bignoli se convirtió visitando Medjugorje en 1984. Empezó entonces a crear música pop-rock cristiana.
Su primer álbum cristiano, en 1987, lo dedicó a la Virgen: “Canzone per Maria“. Eran todo temas de espiritualidad mariana. Su discografía en Wikipedia recoge 22 discos, y son varios los de títulos marianos: “Dulcis Maria”, en 2007; el doble CD de 2014 “Le mie canzoni a Maria” y el CD de 2015 “Terra di Maria”.
En 2014 publicó su libro-testimonio en italiano “Il mio cuore canta; Medjugorje e la musica di Dio” (Mi corazón canta ..Medjugorje y la musica de Dios). En él habla de su vida y su fe, y de la gente con la que ha tratado y le ha acercado al Señor.
En el prólogo expresaba su convencimiento de que todos los hombres tienen dentro la semilla de la fe, pero las distracciones y eventos de la vida pueden ahogarla o, por el contrario, son libres de dejarla crecer. Ve que la música puede ayudar a ello. Por ejemplo, unos chicos drogadictos escucharon su música y sus palabras en un concierto y decidieron cambiar, entrar en una comunidad terapéutica y dejar las drogas.
Roberto Bignoli contrajo poliomielitis cuando tenía un año, y siempre arrastró secuelas, dificultades motoras y uso de muletas. Su infancia fue dura, en instituciones de acogida, En el internado ya se volcó, adolescente, en la música rock. Vivió la generación “beat”, el “flower power”, incluso las drogas y la cárcel.
Hizo música con figuras comerciales importantes como Vecchioni, De André, Alberto Fortis, Loredana Berté… Pero a partir de cierto momento sus dificultades motoras se fueron agravando y dificultando más su carrera.
Eran los años 80, su vida estaba atascada y él vivía con amargura. Unos chicos de la Renovación Carismática le dijeron una sola frase: “Jesús te ama”·
En medio de su desierto vital, esa frase le hizo pensar. “¿Jesús me ama? ¿Cómo? Soy discapacitado, sólo puedo caminar con muletas, no he tenido una verdadera familia, pasé mi infancia en internados e instituciones, me refugié en la falsa libertad de la droga. Creí en la música, pero el negocio musical me descartó. ¿Jesús me ama?”
Era como un reto. Los jóvenes carismáticos le animaron a acudir con ellos en un viaje espiritual a Medjugorje, en Bosnia-Hercegovina, donde se decía que se aparece la Virgen María. Era 1984, y decidió ir. “Quizá por una vez me pase algo bonito”, se dijo.
“Fui con ellos de peregrinación a Medjugorje. Aquel lugar era absolutamente inusual para mí y allí ocurrió el cambio. Es difícil de explicar. Son experiencias internas. Me encontré entre miles de jóvenes de todo el mundo. El ambiente era fantástico. Una sensación de tranquilidad penetró en mi alma. Comencé a orar, a mi manera. Y al final, quise pedir una gracia a Nuestra Señora. No una curación física, ni lo pensé. Pedí encontrar un camino que diera sentido a mi vida“.
Y de vuelta a Italia empezó a experimentar esa transformación. Viajó buscando y encontrando a Dios con los pobres en la India, y con las religiosas de la Madre Teresa en Nepal.
“Creer no es fácil. No lo ha sido para mí. Pero pedí ayuda a Dios, y Él me guió. Me puse a su disposición. Soy una persona como los demás, pero que tuvo un encuentro fundamental, con María y Jesús”.
Esposo y padre de familia, con alegría y serenidad se dedicó a la música cristiana, recibiendo varios premios Unity y en EEUU un Grammy de música cristiana internacional.
Enamorado de la Virgen, contagió su alegría y fe a otras personas, como es el caso de su amigo músico Giacomo Celentano, hijo del famoso cantante y showman Adriano Celentano.
Giacomo lo explicaría así: “Yo sólo fui capaz de descubrir a mi Madre Celestial más tarde, en la edad adulta, a los 30 años. Un día un amigo mío, Roberto Bignoli, cantante cristiano y compositor, me dijo: ‘Giacomo, ¿por qué no vamos a Schio, en el Veneto?; allí, en un pequeño pueblo llamado San Martino se aparece la Virgen’ (estas apariciones no han sido aprobada por la Iglesia n.d.a.). No perdí la oportunidad y fuimos de inmediato todos juntos: yo, Roberto, Katia, entonces todavía mi novia y Paolo. Es un lugar extraordinario (…) Una vez allí respiré un aire diferente de inmediato y experimente paz. Entonces recibí una señal casi de inmediato: en algunos lugares, como por ejemplo cerca de la fuente que se encuentra a medio camino en el Via Crucis, percibí un dulce aroma de rosas, que de acuerdo con la gente del lugar es una de las señales más frecuentes que la Virgen envía a los peregrinos”.
[La historia completa de Giacomo Celentano y la Virgen la explicamos aquí en CariFilii].
Festival “El mundo canta a María” en el santuario mariano de Ta’Pinu (www.tapinu.org) en Gozo (Malta), el pasado verano de 2017; Bignoli fue quien lo creó
Bignoli creó un espectáculo, que luego se convirtió en un festival itinerante, de varios artistas, llamado «Il mondo canta Maria»(www.ilmondocantamaria.it), que se interpretó en numerosos lugares marianos y en diversas plazas públicas. Este festival aún se celebra cada año.
También es famoso su tema “Ballata per Maria”, que nació en 1991 como un “jingle” para Radio María (donde sigue como tema oficial). Se le ocurrió también en Medjugorje, como una oración improvisada. La canción llegaría a millones de personas y aún resuena, como todo un clásico mariano moderno.
“Dulce María, Reina del Amor, tú eres la luz que anuncia la aurora”, dice la canción. Ahora Roberto podrá ver directamente la luz y su aurora que él ha acercado a tantos.
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