De Alí pasó a ser Paul Elie (Pablo Elías) y de musulmán a sacerdote católico. La vida del padre Cheknoun no ha sido fácil pues ser un converso al cristianismo en Argelia es algo que puede llegar a costar la vida a a aquel al que lo intente.
Él estuvo cerca de la muerte pero logró huir a Bélgica, donde consiguió asilo, y una vez que descubrió su vocación fue ordenado sacerdote en 2016 en la dinámica diócesis francesa de Toulon. Pero no olvida de dónde viene, y cada poco tiempo, y por petición del obispo de Argelia viaja a su país natal como misionero pese al riesgo que ello conlleva.
La voz de los cristianos que provienen del islam
Él es uno de los conversos que han dejado el islam por el cristianismo pero a la mayoría no se les puede poner rostro por el peligro para sus vidas. Y para ser su voz, el padre Cheknoun ha sido uno de los invitados por Ayuda a la Iglesia Necesitada en Francia para presentar la campaña de Cuaresma.
En una entrevista en Le Figaro este sacerdote católico cuenta su conversión y los riesgos que entraña a todos aquellos que siguen este mismo camino. Además, su historia personal tiene bastantes episodios.
En el islam, un Dios distante
“Nací en una familia musulmana y crecí en esta religión, pero desde joven me decepcionó lo que el Corán enseña acerca de Dios. El dios del Islam es muy distante. Él no permite estar cerca, como si él estuviera allí para castigarnos cuando transgredimos las leyes coránicas. Lo desagradable fue ver que en el islam todo estaba construido sobre el miedo al castigo”, explica.
La muerte de su hermana marcó un punto de inflexión pues le impactó tanto que le llevó a rebelarse contra el Islam y contra Dios. Entonces perdió la fe y pasó un periodo sumido en el ateísmo en medio de una familia musulmana.
El día que le hablaron de Cristo
Sin embargo, en 1999 un primo suyo le presentó una comunidad evangélica clandestina en la región de Cabilia, en el norte del país, y de donde él es natural. Recuerda que en aquel momento “el pastor me anunció directamente a Jesús murió y resucitó por nuestros pecados, y fue algo que conmovió profundamente”.
“Sentí una gran calidez en mí y oía cómo Cristo me hablaba y me decía todo lo que me quería. ¡Me sentí amado, amado por Dios! ¡El miedo se había convertido en amor! Lloré de felicidad pues, ¡me había convertido en cristiano!”.
El misionero que le llevó al catolicismo
Pero este no era el final del camino. Durante varios años acudió a esta comunidad clandestina hasta que en 2005 conoció al hermano Ismael, de la comunidad de San Juan. El ahora padre Cheknoun recuerda que este misionero había ido a Argelia “inspirado por una llamada del Señor a anunciar a los musulmanes el amor de Dios. Me hizo descubrir la riqueza espiritual de la Iglesia Católica y sentí claramente en mí la llamada del Espíritu Santo para convertirme en un sacerdote católico y misionero, para así dar a conocer la profundidad del amor de Jesús a todos y especialmente a nuestros hermanos musulmanes de Argelia, mi país”.
Su conversión llamó entonces la atención y una vez que se conoció que había dejado el islam y que ahora era católico tanto él como su familia recibieron amenazas de muerte de los fundamentalistas islámicos. Y es que sus familiares no le habían rechazado por ello. “Esta tolerancia de mi familia fue una gracia del Señor, mi padre dio la bienvenida a mi conversión. Soy una excepción porque conozco a conversos en Argelia que fueron expulsados de sus hogares. El amor de Jesucristo tocó a toda mi familia.
En 2006 se vio obligado a huir a Europa y recibió asilo en Bélgica, donde en 2007 recibió la confirmación con la Comunidad de las Bienaventuranzas y fue allí cuando pasó a llamarse Paul Elie.
Su propio padre musulmán le entregó la casulla
Una vez en la Iglesia Católica y con una fuerte llamada al sacerdocio, en 2010 ingresa en la Fraternidad Misionera Juan Pablo II (FMJP2) en el seminario que tienen en la diócesis de Toulon y cuya carisma principal es la evangelización.
El padre Cheknoun, en el centro de la imagen junto a otros sacerdotes
En 2016 fue ordenado sacerdote por monseñor Dominique Rey donde se vivió un momento especial. Su propio padre, musulmán, entregaba a su hijo la casulla y la estola con la que realizaría su ministerio sacerdotal.
Sacerdote y misionero en su propio país
En estos momentos el padre Cheknoun no puede dar demasiados detalles pero realiza su ministerio sacerdotal y misionero entre Francia y Argelia. “Soy vicario en una parroquia en Argelia, llamado allí por el obispo de la diócesis. Pero no puedo quedarme allí todo el tiempo. Cuando estoy en Argelia doy la bienvenida como sacerdote y con discernimiento a los muchos nuevos cristianos que vienen a nosotros. Pero no puedo hacer misión fuera de la iglesia. Si salgo, no debo usar ningún signo religioso cristiano, de lo contrario me arriesgo a ser atacado”.
Este sacerdote asegura que en Argelia viven unos 200.000 conversos, un “fenómeno que se da desde la década de los 90”, especialmente en grupos evangélicos pero que también afecta al catolicismo.
“Se da en todas partes (de Argelia) pero especialmente en la región de Cabilia. Allí vivimos más libremente nuestra fe. En otras partes de Argelia los conversos del islam al cristianismo deben realmente esconderse”, confiesa este religioso de 44 años.
De este modo, el padre Cheknoun cuenta por experiencia que “los musulmanes convertidos deben aprender a sobrevivir en una sociedad muy a menudo hostil. Hay que tener en cuenta que son perseguidos, y muy a menudo, rechazados por sus familiares y amigos. Se los considera traidores y apóstatas”.