Nacido el 1 de diciembre de 1995 en Schio, en el norte de Italia, Sammy Basso fue diagnosticado con solo dos años de la progeria de Hutchinson-Gilford, una enfermedad genética extremamente rara que provoca el envejecimiento prematuro y acelerado y que solo afecta a 1 de cada 20 millones de personas.

Sammy dedicó su vida a la investigación y la divulgación de su propio síndrome y en 2018 se licenció en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua (norte) con una tesis sobre posibles terapias para ralentizar su desarrollo.

Con más de 70.000 seguidores en Instagram, alcanzó la notoriedad internacional por sus múltiples apariciones en los medios, siempre sensibilizando sobre la existencia de su síndrome. También protagonizó un conocido documental de National Geographic sobre un viaje a través de Estados Unidos.

En 2019, Basso tuvo que ser operado por un problema en la arteria aorta, la primera vez de un paciente con progeria, y poco después fue nombrado caballero de la Orden del Mérito por el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella. La ministra para la Discapacidad, Allessandra Locatelli, agradeció a Sammy su "valentía y determinación para hacer conocer al mundo" la progeria con "fuerza y esperanza".

Saber que Alguien te observa y te protege

La extraordinaria fuerza de Sammy estuvo alimentada desde pequeño por sus padres, que nunca dejaron de demostrarle su amor, y sobre todo la importancia de la fe, como contó en la inauguración de la Giovaninfesta 2013, en la que compartió su experiencia.

"Creo que la fe es muy importante, en particular en mi caso, pero para cualquier persona puede ser un paso adelante, sobre todo por la esperanza que puede nacer de ella. Saber que existe Alguien que te observa y te protege, que te da fuerza y esperanza", comentó Sammy.

El joven Sammy Basso con su "tau" franciscana al cuello.

Sin embargo, no siempre fue así. De hecho, mientras el resto de niños de su edad se dedicaba a jugar, Sammy vivía una profunda crisis de fe con tan solo 12 años. Era un niño que se tomaba tan en serio su fe que la cuestionaba en un diálogo constante con Dios, relató su madre, Laura Lucchin, en una entrevista reciente con el Corriere della Sera.

Sammy, como científico, no podía concebir que siendo un hijo de Dios, con su particular cruz, pudiera concebir, también, la posibilidad de encontrar una cura científica. "No podía concebir –decía emocionada su madre– poder ir en contra de la voluntad de Dios que lo había querido con ese envejecimiento prematuro: y así, Sammy Basso, recorrió un tortuoso pero maravilloso camino de fe".

Laura habló, también, del hecho que cambió su relación con Dios: de la duda no surgió un distanciamiento o un rechazo, sino una pregunta deseosa de encontrar una respuesta adecuada. Y así, tras su interés por otras religiones y filosofías (del judaísmo al islam y al budismo), Sammy Basso "regresó" a su hogar, estudiando a otros científicos e investigadores, quienes le enviaron un mensaje imborrable: "La ciencia son las manos de Dios". A partir de este momento, volvió al cristianismo plenamente, contó su madre.

De esa "crisis" existencial, el joven Sammy salió con una sencilla cruz al cuello, de madera, que recordaba su fe en las cosas sencillas, al igual que San Francisco de Asís, a quien apreciaba. De una conversación con su hijo, Laura se llevaría la gran enseñanza de su vida: "Mamá, podría hablar de muchas cosas en cada discurso, pero si no hablara sobre la fe no diría nada".

El encuentro con Francisco

Desde que en 2003 se descubriera el gen que provoca esta enfermedad, "se han dado grandes pasos con la investigación", dijeron en su día los padres de Sammy. La pareja creó en 2005 la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso para recaudar fondos y acelerar la investigación. "Para nosotros Sammy es un don", solían comentar sus padres.

Hasta el propio Papa se quiso interesar por la labor del joven científico, y se vieron en una ocasión. "Me preguntó que cómo estaba, que cómo me iba. Fue muy intenso", contó Sammy, que envió una carta a Francisco poco después de su elección como Pontífice.

"Querido Papa Francisco, soy Sammy, un chico de 17 años, de la provincia de Vicenza. Te admiro mucho por haber aceptado guiar a la Iglesia en un momento tan crítico de la historia. Ser el primero en dar ejemplo a todo el mundo no es una tarea fácil, todo lo contrario y, sin embargo, ya has cautivado los corazones de la gente. Me ha impresionado la sencillez que usas para hacer cualquier cosa, una sencillez que es la única que puede hacer llegar un mensaje tan fuerte. ¡Es por este motivo que te hablo de tú!", le escribió el joven.

Miles de personas en su funeral

Este viernes 11 de octubre, miles de personas se reunieron en el campo deportivo de Tezze sul Brenta, en Schio, en la provincia de Vicenza (Italia), para el funeral de cuerpo presente de Sammy Basso, el paciente de progeria más longevo del mundo.

Muchos de los presentes eran jóvenes que querían honrar la vida de un hombre con una personalidad extraordinaria, un joven culto y generoso que quería graduarse en biología molecular en la Universidad de Padua, para encontrar una cura a su enfermedad.  

En el funeral participaron los Mendigos de los Sueños, asociación de la que Basso era miembro y en la que participó para recaudar fondos para la investigación. Al llegar a la plaza que conecta con la iglesia de Tezze sul Brenta (Vicenza), el féretro fue recibido por largos aplausos de las miles de personas presentes.

Además de los padres, en el funeral también participaron el gobernador de Venecia, Luca Zaia, el alcalde de Tezze y todos los alcaldes de la zona. Entre los muchos presentes en el funeral se encontraban dos niños italianos que también padecían progeria y el ministro de Relaciones con el Parlamento, Luca Ciriani.

Acudieron cinco mil personas y fue concelebrado por tres obispos.

"Considero una gracia haberlo conocido. Era una luz encendida en el mundo, atento a los acontecimientos actuales y dispuesto a entregarse por la paz, en la creencia de que incluso un individuo puede encender la esperanza", escribió el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Piero Parolin, en un mensaje leído durante el funeral.

"Querido Sammy, tenías la cabeza dura, pero un gran corazón. Fuiste y serás siempre la referencia de nuestro grupo", recordaron sus amigos durante el funeral, ante unas cinco mil personas. La misa fue concelebrada por tres obispos: el de Vicenza, Giuliano Brugnotto; el obispo emérito, Beniamino Pizziol; y el ex obispo de Chioggia, Adriano Tessarollo.

Sammy murió la noche del sábado 5 de octubre después de una enfermedad repentina mientras se encontraba en un restaurante con su familia y algunos amigos. Los médicos no pudieron hacer nada por salvar su vida.

También es interesante conocer que el biólogo de 28 años fue de alguna manera el maestro de ceremonias de su propio funeral. Sammy había escrito las canciones que quería que sonaran y los mensajes que se tenían que leer. Entre ellos estaba un escrito del mismo joven, cerrado en un sobre desde 2017: "Viví mi vida feliz, sin excepciones, como un simple hombre, con momentos de alegría y de dificultad", escribió.

Puedes ver aquí íntegro el funeral de Sammy Basso.

Entre sus muchas pasiones, estaba también la escritura. El libro de fantasía Antenorea, inspirado en Tolkien, marcó su debut como escritor. Como invitado en What Will It Be, tras cumplir 28 años, describió su pasión por el autor católico e invitó a la gente a apoyar la investigación: "El hecho de que todavía esté aquí es una demostración de la importancia de la investigación".