Con la ayuda de Dios, el Padre Pío, este humilde fraile capuchino, venció a Satanás y por ello el demonio le odiaba y le temía. De hecho, ahora le teme incluso más. Esto es lo que asegura el sacerdote italiano Piero Catalano, exorcista en la región de Reggio Calabria e hijo espiritual del padre Gabriel Amorth, mítico exorcista de Roma y maestro de muchos, que además conoció al Padre Pío.
Este religioso perteneciente al movimiento de los Focolares y que se ordenó sacerdote en 1988 es también párroco de San Juan Nepomuceno y San Felipe Neri en Villa Arangea. En una entrevista en el Corriere della Sera cuenta que durante años se preparó como exorcista con el padre Amorth.
Durante 18 años ha estado practicando oraciones de liberación y desde hace tres ejerce como exorcista. En la sala en la que realiza los exorcismos tiene reliquias de varios santos pero el demonio tiene especial rechazo a una en particular.
“Las utilizo durante mis exorcismos, ¿el santo al que invoco más a menudo? Tengo un amor especial por San Pío de Pieltrecina, que a menudo se hace presente durante los exorcismos. La persona poseída tiene miedo y dice: ‘allí está el barbudo’. Y yo le digo: ‘¿por casualidad se puede llamar San Pío de Pieltrecina? Y el poseído dice: ‘No, se llama Francesco Forgione’. El diablo incluso tiene miedo de nombrarlo”.
Algo similar le ocurría al padre Amorth, que en una entrevista hablaba de este mismo asunto: “Me ocurre mucho con las reliquias que utilizo del padre Pío de Pietrelcina, a quien tengo especial devoción. Sale huyendo ante las oraciones y las invocaciones que hago sobre él. ¿Sabe que lo conocí siendo yo muy jovencito? ¡Le tiraba de la barba y él se partía de risa! Yo le adoraba, era una persona de una bondad hiperbólica, un hombre de Dios de pies a cabeza. Un gran santo de nuestro tiempo”.
El padre Catalano asegura que puede conocer la presencia demoniaca, ya sea una posesión o una vejación, a través de las reacciones típicas del demonio. “Por ejemplo, tan pronto como coloco mi mano en la cabeza de la persona, ésta se retira, siente frío, tiene una sensación de asfixia, ganas de vomitar…”. Si no se trata de una presencia del diablo, entonces el exorcista se limita a una oración de liberación.
Este exorcista italiano también cuenta que “el diablo hace todo lo posible para tentarnos a los exorcistas. Una vez me preguntó: ‘¿Cuánto quieres para pasarte a mi lado?’. Yo me reí porque elegí la pobreza. Ni siquiera tengo para pagar el funeral si muero y comparto todo con los pobres. Y él me dijo: ‘si pudiera te mataría al instante’. Luego le respondí: ‘pero no puedes porque yo pertenezco a Jesús’”.
Para conocer bien al diablo hay que saber cuáles son sus poderes ordinarios y extraordinarios. Así lo explicaba el fallecido padre Amorth:
"El poder ordinario es la capacidad de tentar al hombre para distanciarlo de Dios y llevarlo al infierno. Esta acción se realiza contra todos los hombres y las mujeres de todo lugar y religión".
Sobre los poderes extraordinarios, el padre Amorth indicó que estos se concentran en una persona específica y existen cuatro tipos:
"La posesión demoníaca para la cual se requiere un exorcismo, la vejación demoníaca, como la que sufrió en reiteradas ocasiones el Santo Padre Pío de Pietrelcina que era golpeado físicamente por el demonio; las obsesiones que llevan a la persona a la desesperación; y la infestación, que es cuando el demonio ocupa un espacio, un animal o incluso un objeto".