Clint Valentine no ha tenido una vida sencilla, pero al final Dios se ha ido haciendo paso hasta conseguir que este londinense se sienta en plenitud en la Iglesia Católica, a la que pertenece desde hace pocos años.
De niño experimentó graves problemas familiares, el divorcio de sus padres, se crió con una madre enferma, lo que provocó que tanto él como sus hermanos se murieran “literalmente” de hambre. Ya adulto vio la otra cara de la moneda consiguiendo un gran éxito como entrenador profesional de multimillonarios y famosos, lo que le proporcionó mucho dinero, casas y coches de lujo. Pero igualmente aquí sentía un vacío que de manera casi casual llenó en una capilla de Adoración. Sólo en el catolicismo encontró la felicidad. Y el niño que había nacido anglicano se convirtió en un adulto católico.
"No debes hablar de Dios"
En una entrevista en el programa Cambio de Agujas de la Fundación Euk Mamie, Clint repasa esta historia de salvación en su vida y donde a pesar de los enormes sufrimientos que ha experimentado nunca se rebeló contra Dios, más bien al contrario, siempre sintió una inquietud hacia la trascendencia que acabó siendo clave a la hora de convertirse al catolicismo.
De sus recuerdos de la infancia recuerda sus catequesis en la Iglesia Anglicana, pero también una frase que le dijo su madre cuando volvían a casa: “No debes hablar de Dios”. Clint recuerda que “no entendía por qué” pero la consecuencia fue que “no volví a hablar en mucho tiempo. Lo enterré. No me alejé de Dios, simplemente enterré todo el tema. Lo escondí en mi corazón”.
Para colmo las cosas en su familia eran cada vez más complicadas. Las discusiones entre sus padres eran cada vez más habituales. Hasta que un día su padre se fue de casa y no volvió. Como consecuencia su madre enfermó y tuvieron que vivir un tiempo con sus abuelos.
Más adelante su madre se volvió a casar. Sin embargo, ella seguía enfermando y su nuevo marido tenía bastantes problemas llegando incluso a desaparecer hasta seis meses. Clint no iba ni al colegio. Pero lo más grave estaba por llegar. Debido a una huelga brutal en Reino Unido su madre dejó de recibir una pensión.
"Nos moríamos de hambre"
“No teníamos nada de dinero. No teníamos ni comida. Literalmente nos moríamos de hambre, hasta el punto de que vomitaba saliva, tenía el estómago vacío”, recuerda de su infancia.
Esta fue la primera vez que imploró a Dios con todo su corazón pese a su corta edad. Tras una semana en esta situación –relata- “caí de rodillas y empecé a rezar, aunque no sabía ninguna oración: '¡por favor Dios, ayúdame!'. Creo que fue al día siguiente que mi abuelo al no tener noticias nuestro llamó a la puerta, entró y empezó a llorar porque no daba crédito a lo que veía”.
Rápidamente les hizo una compra enorme llena de comida que gustaba a los niños. Pero recuerda Clint que en ese momento “estaba tan vacío que no podía ni comer”. Ahora con el tiempo ve que “fue una gracia tremenda aunque extraña. Me hizo caer en la cuenta de la grandeza de Dios. Cuando lo invocas, Él está ahí”.
El éxito profesional
De ahí su vida dio un salto. Dos décadas después este británico cumplió un sueño y se convirtió en entrenador profesional. “Empecé a trabajar con la gente más rica del mundo, fue como una especie de bendición financiera. Ganaba mucho dinero, tenía todo lo que quería, una casa preciosa, tenía coches y podía hacer lo que quisiera. Trabajaba por todo el mundo y estaba con gente famosa y rica”, agrega.
Pero pese al enorme éxito empresarial y profesional, Clint Valentine experimentaba que le faltaba algo. “Sentía un vacío, no me llenaba el dinero”, confiesa.
Un sueño con Jesús
En este proceso no siempre fue dando los pasos correctos. En un viaje a Irlanda, donde habían comprado una casa vacacional coqueteó con la New Age. “Hice algo con reiki para la sanación de una cliente y me dieron unas cartas que interpretaba para mis suegros. Me parecía divertido y parecía que acertaba. Entonces pensé que era algo bonito. Y encima mi mujer me compró otras cartas de ángel del tarot. Abrimos una puerta”, asegura este hombre.
Sin embargo, “algo muy grande” le dirigió hacia la Iglesia Católica. Cuenta que “esa noche en mi sueños Jesús se me apareció. Nunca había soñado con Jesús. Pero lo que me convencía es que en mi sueño caí de rodillas, no fue arrodillarme, sino que caí, fue involuntario y Él puso sus manos encima de mi cabeza y me dijo: ‘permanece en la luz’”.
A la mañana siguiente, Clint se fue a una iglesia católica y empezó a rezar a Dios ante la incredulidad de su mujer, que no creía que lo que estaban viendo sus ojos. “Recuerdo que pedí a Dios que me guiase. Lo que no me daba cuenta es que al mismo tiempo mi mujer estaba rezando lo mismo”, afirma
La capilla de Adoración que le indicó el camino definitivo
En la iglesia había una mujer que se les acercó y tras hablar con ella Clint acabó en el coro parroquial. Así se fue acercando a la Iglesia Católica. “La Reina de Inglaterra es la cabeza de la Iglesia anglicana pero no me sentía bien. Buscaba una religión más profunda y cuando empecé a pasar más tiempo con la comunidad católica me invitaron a entrar en la capilla de Adoración. No sabía lo que era eso y ahí encontré la paz”.
Clint incide en que aquella capilla “era un lugar donde el Señor nos conoce. Y en ese lugar me sanó muchos recuerdos. Aquel lugar fue como una confirmación de nuevo de que eso era lo correcto” y el paso definitivo que le llevó al catolicismo. Y así hasta hoy este hombre está involucrado en su parroquia dando gracias a Dios por la historia que ha hecho con él.