Entre los asistentes a la beatificación, concretamente en la primera fila, se encontraba un personaje clave en todo este proceso, Samunder Singh, el hombre que asesinó a esta franciscana tras propinarle 54 puñaladas. Del Se arrepintió de su acto abominable y fue perdonado por la familia de la nueva beata. Ahora una vez que cumplió su pena, es un miembro más de su familia.
“Estoy muy feliz de que ‘Didi’ (hermana mayor) haya sido reconocida mártir”, afirmó contento su asesino. Durante la ceremonia de beatificación, Singh agregó que todavía siente sobre él el peso de “semejante crimen espantoso” pese al perdón recibido por la familia. Aunque con los años -incidió- ha llegado a la certeza de que “todos los hechos que condujeron a su martirio han sido la manifestación de la voluntad de Dios”.
La hermana Rani María Vattalil, primera mártir india, nació en Kerala pero ya como religiosa se trasladó a la diócesis de Indore para servir a la población más pobre de aquel lugar, especialmente a los tribales. La misionera dedicó todo su tiempo a mejorar las condiciones de vida de estas personas, algo que no gustó nada a los jefes hindúes de las aldeas cercanas.
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Éstos comenzaron a conspirar para quitarse de en medio a esta joven monja y finalmente convencieron a Samunder Singh, un hombre pobre de una de las aldeas, para que matase a la hermana Rani. Le dieron incluso las armas.
Finalmente, éste atacó a la monja en 1995 y la apuñaló con saña hasta en 54 ocasiones. Fue detenido y condenado. Su familia le abandonó, al igual que los jefes hindúes que le instigaron a matar a la monja. 11 años estuvo preso pese a que fue condenado a cadena perpetua. Sólo la intervención de la familia de la nueva beata logró que ya esté en libertad.
Los primeros años de prisión los pasó lleno de odio contra aquellos que le engañaron y día a día planeaba cómo matar al hombre que le llevó a asesinar a la religiosa.
Sin embargo, nunca se quedó completamente sólo y en prisión un sacerdote le visitaba ofreciéndole consuelo espiritual, lo que le fue llevando al camino del arrepentimiento.
Pero el perdón total se produjo el día en que una monja fue a prisión a visitarle, que resultó ser la propia hermana de la asesinada. Ella lo abrazó y lo llamó hermano. Ese gestó cambió la vida del asesino para siempre.
Cuando salió de prisión acudió a Kerala, ciudad natal de la hermana Rani, para pedirles perdón. Allí estaba la madre de la nueva beata, que realizó otro gesto que dejó completamente en shock al asesino de su hija. Quiso besar sus manos porque “sobre ellas está la sangre de mi hija”.
En declaraciones pasadas en AsiaNews, Samunder Singh afirmaba que “antes de que me instigaran a matarla, oí muchas mentiras llenas de odio sobre los misioneros y los cristianos. Solían decirme que los cristianos convertían a la gente a través de trucos y que su trabajo con los pobres era sólo para mostrarse. Ahora, sin embargo, puedo decir sin lugar a dudas que los misioneros no hacen más que trabajar y ayudar a los pobres y marginados. No tienen ningún plan secreto, aparte de servir a Dios”.
Singh asegura que su objetivo es ahora “seguir el ejemplo” de la mujer a la que asesinó, “ayudando a aquellos menos afortunados que yo, como los cristianos tribales y todos los marginados”.
Y por ello, pregona a los cuatro vientos y con convencimiento: “Quiero que todos sepan que los cristianos trabajan para hacer que la India sea grande. Los misioneros nos dan esperanza a través de su servicio”.
En el Angelus, el Papa Francisco también quiso recordar esta beatificación y dijo que “la hermana Vattalil dio testimonio de Cristo en el amor y la mansedumbre, y se une a la larga fila de los mártires de nuestro tiempo. Su sacrificio es una semilla de fe y paz, especialmente en la tierra india. Era tan buena que la llamaban la hermana de la sonrisa”.
La historia de esta religiosa y el perdón que encontró el asesino se hizo mundialmente conocida gracias a un documental que mostraba el largo camino que el asesino y la madre de Rani María recorrieron y que se titulaba En el corazón del asesino [The heart of the murderer].
"Esta película nos hace ver que es humanamente posible reaccionar, acoger un punto de vista superior y no devolver mal con el mal sino dar amor y hacer el milagro de cambiar a la persona que tienes delante, que te ha hecho daño”, explica la directora del documental, Catherine McGilvray.