Gracias a su labor se han encontrado fosas comunes y numerosos cuerpos que han podido tener un enterramiento digno. Pero además, se ha reconocido en esta ocasión el trabajo que durante los últimos dos años Desbois ha realizado en Irak para encontrar las fosas y las pruebas del genocidio de los yazidíes a manos de los terroristas de Estado Islámico.
En estos momentos Desbois es profesor de estudios forenses del Holocausto en el Centro de Civilización Judía de la Universidad de Georgetown. Sin embargo, es conocido por ser el fundador de Yahad-In Unum, (juntos en uno) una organización con sede en París que nació originariamente con la misión de localizar emplazamientos de fosas comunes de víctimas judías provocadas por escuadrones móviles nazis en la antigua Unión Soviética. Ahora su labor, está siendo ampliada a otros ámbitos debido a los genocidios actuales.
La dedicación de este sacerdote por hallar estas fosas se remonta desde niño. Su abuelo fue un soldado francés que estuvo preso en el campo de prisioneros nazi en Rava-Ruska y le contó historias de su tiempo como preso.
Con la ayuda de testigos, el padre Desbois ha logrado encontrar numerosas fosas
Desbois, todavía niño, preguntaba una y otra vez a su abuelo para que le contara más historias de ese momento y éste le dijo algo que le dejó marcado: el encarcelamiento era malo para los soldados como él pero era mucho peor “para los demás en el exterior”. Aquellos “demás” le interrogaron durante años pues necesitaba saber quiénes eran esos “otros”.
Años más tarde, ya como un joven sacerdote, dirigió una peregrinación de jóvenes a Polonia en 1990 y se percató de que los jóvenes sabían muy poco sobre el Holocausto. Así fue como empezó a estudiar el judaísmo, aprender hebreo en Israel…
Este sacerdote francés consideró que este era un trabajo importante, precisamente como sacerdote católico, porque el Papa Juan Pablo II consideraba al pueblo judío como “nuestros hermanos”.
Veinte años después, gracias al padre Desbois se ha descubierto la verdad que había detrás del asesinato de 1,5 millones de judíos después de que el organismo que fundada haya identificado 600 puntos de exterminio en masa y haya entrevistado a más de 1.700 testigos.
“Es una lucha que lamentablemente sigue, mientras las lecciones de la Segunda Guerra Mundial han llegado a oídos sordos en Europa, Estados Unidos y alrededor del Mundo. Sin embargo, yo acepto este premio con la esperanza de que la decencia acompañada de la historia eventualmente nos cure de esta enfermedad llamada genocidio”, afirmó este sacerdote al recoger el galardón en Capitolio.