Durante estos años ha atendido a numerosas personas que han sido atacadas por el demonio, muchas de ellas muy pobres y provenientes de barrios marginales. La mejor respuesta que este sacerdote da a los que le preguntan de cómo protegerse del Maligno es practicando los sacramentos y viviendo en gracia. En una entrevista en Portaluz explica su experiencia de años como exorcista:
- El demonio actúa en una sociedad primero debilitando la fe, haciendo que esa sociedad no viva conforme a los principios cristianos… Una sociedad que se va corrompiendo, que va perdiendo sus principios y valores cristianos, no es extraño que termine en esto; donde ya nadie piensa no solamente en Dios, sino en el respeto a la vida. En ese sentido la promulgación de la ley del aborto, ¿es una acción el Maligno? Podríamos pensar y decir lo siguiente: Evidentemente esto (ley que facilita el aborto), que es un atentar contra la vida, satisface al espíritu del Mal. Uno podría decir hay un acción natural -no extraordinaria-, una acción ordinaria, del Maligno ¿no es cierto? Pero hay que prestar mucha atención a esto porque podría parecer que uno está casi como exculpando -en este caso a los legisladores que hayan votado a favor de la ley del aborto-, diciendo hay una acción ordinaria del demonio. Esto no es así, ni a lo que hago referencia. ¿Se entiende?
- Padre Amorth dice en uno de sus escritos que si por el demonio fuera se haría presente en todos los ámbitos de la vida de la persona y arruinaría al hombre en todo lo que pudiera. La acción del Maligno… para él no es un problema el tiempo. Se puede tomar hasta el último día buscando que el hombre se separe de Dios; que el hombre se enfrente a sus hermanos, se separe, se divida, se fraccione; y para que a su vez el hombre dentro de sí mismo también esté roto, separado de sí mismo. Entonces cuando se produce en la vida del hombre esta triple fracción, uno está a merced de cualesquier macana. Si ya no hay valores cristianos, si una sociedad perdió además los valores civiles, es la ley de la selva.
En ese sentido hay una carga fuerte y sobre todo cuando el hombre no vive en una situación de gracia, sino que está abierto a la acción del mal. Por ejemplo un cristiano que, conociendo perfectamente lo que significa llevar una vida en gracia de Dios o en pecado y en pecado grave, se niega cómodamente, viviendo en esa situación de pecado grave… Uno escucha regularmente a la gente preguntar: ‘Padre, ¿qué puedo hacer para protegerme?’ ¡Viva en gracia! ¡Celebre su fe! Viva los sacramentos. Pero si usted no hace ninguna de estas cosas o peor aún: vienen a misa, rezan –vamos a ver después cómo será su vida de oración- pero saben que están en una situación de pecado grave y nada hacen para salir de esa situación, está evidentemente expuesto a la acción del mal. Porque acá no hay muchas vueltas. O estoy abierto a Dios y a lo que el Señor me ofrece o estoy de espaldas a Dios; y eso significa estar de cara al espíritu del Mal. No estoy diciendo con esto que todas las personas que están en pecado mortal vayan a recibir algún tipo de acción del Maligno, pero sí me parece que uno está (en esa situación) como ofertado u ofrecido por ejemplo a cualesquier brujería que a uno le puedan hacer y que puede tener efectos porque uno simplemente no está en gracia de Dios.
- Cuando uno tiene la experiencia de encontrarse -sobre todo la primera vez-, con la presencia real del Maligno en la vida de una persona, despiertan muchas cosas, interrogantes. Todo esto por supuesto que interviene (impacta) después en la oración personal, en la búsqueda de respuestas, en el cariño y en el trato paciente hacia estas personas. En estos quince años de sacerdote y aun habiendo estado como vicario, como párroco en zonas muy vulnerables del Gran Buenos Aires, debo decir que la pobreza que a mí personalmente más profundamente toca mi corazón es la enorme cantidad de gente que de forma solitaria, con profundas angustias, sin tener un lugar o personas que puedan ayudarlas, sufren o padecen realmente la acción del Maligno en sus vidas.
- Bueno, sabe Dios ¿no? si he crecido en santidad. Siempre es el deseo que tengo ¿no es cierto? Si el decir crecer en santidad es tratar de acompañar a las personas; desarrollar nuevos aspectos en la vida de oración personal, etcétera; sí, claramente en ese sentido sí, palpablemente sí. Porque además así como está tan fuerte la acción del Maligno -en la persona que está siendo como… vulnerada por el Maligno-también hay una presencia de Dios y su gracia que sobreabunda. Acá el centro no es jamás el bochinche o el ruido que pueda hacer el demonio, sino la presencia, la acción de Dios y su Gracia.
- El asunto es así: Jesucristo pide a los apóstoles que -dentro de las consignas que les da, está en las Sagradas Escrituras- vayan y expulsen a los demonios en su Nombre. Los sucesores naturales de los apóstoles son los obispos. Son propiamente entonces los obispos en la vida de la Iglesia quienes tienen esta potestad del ejercicio de este ministerio, del Exorcistado. Entonces, como los obispos suelen tener múltiples actividades, habitualmente designan a otros sacerdotes en quienes delegan esta potestad. No es que el exorcismo en la vida de la Iglesia sea un carisma -por ejemplo un sacerdote sanador- sino que el único sacerdote que puede rezar un exorcismo mayor es aquél que ha recibido el nombramiento de parte del obispo.
- Es un tema discutido, porque propiamente quien expulsa al demonio no es el exorcista, -esto tiene que quedar bien en claro-, sino Jesucristo el Señor. Él es el único. El exorcismo es en el nombre de Jesucristo el Señor. Él es el único. Si la vida del sacerdote exorcista no es una vida… santa, diríamos así, evidentemente la acción, la eficacia de su oración, será menor. Hay sacerdotes exorcistas que por conocimiento, por sus propios carismas también, porque Dios puede dar sus propios carismas -oración en lenguas o lo que fuera-, pueden tener un recorrido con las personas más rápido.