Ninja Warrior es uno de los programas televisivos de éxito en estos momentos a nivel global. Su formato se ha ido exportando de país a país, en el que los concursantes deben superar una serie de pruebas físicas y mentales en un circuito. En España ha tenigo gran acogida al igual que en Estados Unidos, donde uno de los concursantes, que ya fue finalista en una anterior edición, ha llamado la atención de los millones de telespectadores.

Sean Bryan, más conocido como “Ninja Papal”, el 'ninja del Papa', ha competido con una camiseta con los colores de la bandera del Vaticano con la que pretende hacer gala de su orgullosa fe católica. Y así lo ha hecho en esta temporada.


“Espero que la audiencia pueda ver que la fe no es algo extraordinario, sino algo que está destinado a ser extraordinariamente ordinario”, asegura en una entrevista en Catholic News Agency.

Bryan ya consiguió la atención de Estados Unidos durante la octava edición de American Ninja Warrior cuando participó con una camiseta con la palabra “Papal Ninja”. Este año, lo hizo con los colores vaticanos llegando a ser uno de los tres finalistas y el único en superar uno de los obstáculos del programa.




“Estas habilidades han sido verdaderamente dadas por Dios, para su gloria, y son parte de su plan para mí de alguna manera”, asegura. Por ello, este joven estadounidense da gracias a Dios por poder haber sido testigo de su fe católica en uno de los programas más vistos y porque los productores hayan accedido a ello.

De este modo, no ha sido raro ver competir a Sean apoyado por sus amigos, todos con la camiseta del Vaticano y por varios frailes dominicos vestidos con su hábito.


Según confiesa Bryan, uno de los objetivos de competir en este programa televisivo era mostrar la Iglesia Católica como algo positivo y ofrecer a los jóvenes esta visión. “La publicidad negativa que la Iglesia ha recibido en las últimas dos décadas ha sido abrumadora, como todos hemos experimentado”, explica.

Bryan consideró que su participación podía servir como un altavoz para la evangelización. “Sabía desde el principio de mi participación en Ninja Warrior que esto, de alguna manera, no sólo arrojaría buena luz sobre la Iglesia, sino que también ayudaría a los jóvenes a abrir sus corazones a Nuestro Señor a pesar de la amenaza de una posible persecución”.




Este joven atleta está entregado completamente a Dios y a la nueva evangelización. Si no entrena para su desafío como Ninja Warrior está inmerso en su otro gran proyecto Lay Mission Project, una plataforma dedicada a equipar a los laicos de las herramientas necesarias para vivir su fe dentro de una cultura secular.

Bryan es el director de animación del grupo, un puesto que incluye desarrollo de sitios web, trabajos en red con el fin de formar a los católicos a nivel parroquial en el conocimiento de su fe.


Los participantes son llevados a una profunda conciencia de su papel como apóstoles del mundo y se les dan las herramientas que necesiten para responder a su vocación y vivir sus vocaciones”, agrega.

“Además de los cursos, los participantes también se reúnen regularmente en pequeños grupos de discipulado, donde hablan de lo que han aprendido, comparten como han asimilado el contenido y hablan de las luchas que han encontrado a lo largo del camino”.