Los puntos centrales del programa son la procesión que recorre este sábado las calles de Roma, conducida por el arzobispo Guido Pozzo, secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, y el congreso que tuvo lugar el pasado jueves en el Angelicum, con las intervenciones de los cardenales Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, y Gerhard Müller, anterior prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la presencia del cardenal Raymond Burke, patrono de la Orden de Malta.
En su intervención sobre El silencio y la primacía de Dios en la Sagrada Liturgia, el cardenal Sarah dedicó unos párrafos finales al lugar en la Iglesia de las personas, grupos y congregaciones que siguen habitualmente el rito tradicional de la misa latina, denominada por el motu proprio "forma extraordinaria" del rito romano. El purpurado destacó "la sinceridad y la devoción de estos jóvenes hombres y mujeres, sacerdote y laicos, y de las buenas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa que han nacido en comunidad que celebran con el usus antiquior".
"A quienes alimentan dudas al respecto", continuó, "les diría: visitad estas comunidades y procurad conocerlas, especialmente a los jóvenes que forman parte de ellas. Abrid vuestros corazones y vuestras mentes a estos nuestros jóvenes hermanos y hermanas, y mirad el bien que hacen. No son nostálgicos ni amargados ni les abruman las luchas eclesiásticas de los últimos decenios. Están llenos de la alegría de vivir la vida de Cristo en medio de los desafíos del mundo moderno". Consciente de las dificultades que encuentran en numerosas diócesis, Sarah hizo un llamamiento dirigiéndose "a mis hermanos obispos": "Estos fieles, estas comunidades, tienen una gran necesidad de atención paternal. No debemos dejar que nuestras preferencias personales, o bien las incomprensiones del pasado, mantengan alejados a los fieles que se adhieren a la forma extraordinaria del Rito Romano".
"Estadísticamente tal vez representen o sean una pequeña parte de la vida de la Iglesia, como preveía el Papa Benedicto XVI, pero no por ello es una vida inferior o de 'segunda clase'", advirtió Sarah: "No debería haber competencia entre la forma ordinaria y la extraodinaria del único Rito Romano: la celebración de ambas formas debería ser un elemento natural de la vida de la Iglesia en nuestros días".
El prefecto del Culto Divino hizo una precisión terminológica en cuanto a la etiqueta con la que estos grupos se definen a sí mismos, o son definidos por otros: "Algunos, cuando no vosotros mismos, os llaman 'tradicionalistas'. Por favor, dejad de hacerlo. No estáis encerrados en una caja sobre el estante de una librería o un museo de curiosidades. No sois tradicionalistas: sois católicos del Rito Romano, como yo o como el Santo Padre. No sois de segunda clase o miembros especiales de la Iglesia católica por razón de vuestro culto y de vuestras prácticas espirituales, que han sido las de innumerables santos. Estáis llamados por Dios, como todos los bautizados, a asumir vuestro puesto en la vida y en la misión de la Iglesia en el mundo de hoy, a la cual también vosotros sois enviados".
"Si aún no habéis soltdo las cadenas del 'gueto tradicionalista', por favor hacedlo hoy", concluyó: "Dios Todopoderoso os llama a hacerlo. Nadie os robará el usus antiquior, sino que muchos se beneficiarán, en esta vida y en la futura, de vuestro fiel testimonio cristiano, que tendrá tanto que ofrecer, considerando la profunda formación en la fe que los antiguos ritos, y el ambiente espiritual y doctrinal vinculado a ellos, os ha dado. Porque 'no se hizo la lámpara para escondarla bajo el celemín, sino para ponerla en el candelero y que ilumine a todos los que están en la casa' (cfr Lc 8, 16). Esa es vuestra auténtica vocación, la misión a la cual os llama la Providencia divina al suscitar en el momento oportuno el motu proprio Summorum Pontificum".
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