En 2003 se produjeron en Rumania, país con 23 millones de habitantes en aquel momento, la escalofriante cifra de 223.000 abortos, según los datos oficiales. Alberta Mosnegutu no fue uno de estos niños a los que no se le permitió nacer aunque la inmensa mayoría de bebés como ella nunca habrían visto la luz del sol.

Esta joven rumana nació sin brazos y sin fémur en sus piernas además de con otras complicaciones médicas. Sin embargo, su madre no la abortó sino que la abandonó. Los médicos la dieron apenas unos días de vida y catorce años después se ha proclamado ganadora del programa Got Talent en Rumania tras una actuación que dejó a todos boquiabiertos y parte del jurado lleno de lágrimas.

El piano, "con los pies"
Esta adolescente ganó este popular programa, con ediciones en muchos países, el pasado 2 de junio, precisamente coincidiendo con el Día Nacional de la Adopción en Rumania, fecha muy especial para esta joven.


Sin embargo, el fenómeno de esta nueva estrella y ejemplo de superación se produjo el pasado 11 de marzo, día en que realizó su primera actuación y fue conocida por el público y el jurado.

Aquel día se presentó en el escenario sin brazos y sin los principales huesos de sus piernas. Los presentes miraban atónitos mientras ella anunciaba que iba a cantar…y tocar el piano. “¿Disculpe, ¿cómo va a tocar el piano?”, le preguntaron desde el jurado. Con gran tranquilidad y cómo si la pregunta fuera obvia contestó: “con los pies”.

Un ejemplo del bien que el aborto mata
Por fin pudo mostrar su talento inmenso cantando una canción acompañada por el piano que ella tocó con sus pies. La ovación fue tremenda y larga y la actuación de esta adolescente, cuyo nombre artístico es Lorelai, fue el programa más visto de todo el fin de semana. 

Semana a semana, los rumanos fueron conociendo más detalles de la vida extraordinaria de esta chica y de cómo su esfuerzo por vivir la habían llevado hasta ahí. Precisamente, la marcha por la vida en Rumania coincidió con la aparición de Lorelai en los escenarios y su ejemplo valió para mostrar al país que el aborto no es la solución y que muchos niños nunca tendrán la oportunidad de mostrar al mundo su talento particular.

Elena Pintilie, madre y activista provida, dejaba constancia en su blog, tal y como recoge LifeSiteNews, que “Lorelai Mosnegutu era una niña que tenía que ancer. ¡Es una rumana de la que tenemos que estar orgullosos! Una niña como todos los demás niños, con una vida tan importante como la mía o la tuya o la de mi hijo”.


Desde niña, Alberta fue siempre un ejemplo de superación

"Si me caigo diez veces me levantaré veinte"
Se convirtió sin quererlo en un referente para el movimiento provida ante el drama del aborto que ha colocado a este país como el segundo del mundo con más abortos por habitante.

“Mi misión es hacer el mundo más feliz a través de mis escritos y canciones”, asegura esta adolescente, cuyo lema es: “si me caigo diez veces, me levantaré veinte”. Y así ha sido su vida. De hecho, el título de la canción con el que ganó la final dice mucho de su actitud: “Resurgir como un fénix”.

Recibió el premio entre lágrimas y preguntada en qué gastaría el dinero del premio ella mostró la sencillez y su inocencia. Quería poder tener un piso en una planta baja sin escaleras y muebles adaptados a sus necesidades especiales. Lo demás lo donaría a personas necesitadas.

No hubiera sido posible sin "mamá Vio"
Pero en esta historia hay otra protagonista sin la cual Lorelai no podría haber llegado hasta aquí. Se trata de Verónica Parvulescu, conocida por “mamá Vio”. Ella fue quien acogió y adoptó a este bebé sin brazos, sin parte de las piernas y con numerosos problemas. Y no se resignó a que no pudiera hacer una vida como cualquier otro niño de su edad.


Verónica adoptó a Alberta cuando tenía dos meses de vida

Cuando tan sólo tenía seis meses de edad, Verónica ya colocaba un lápiz entre los dedos de los pies de Alberta. Así fue aprendiendo a manejar los pies como si fueran sus manos y su madre adoptiva no se desanimó ni dejó de creer en ella pese a que los avances aparentemente no llegaban pues empezó a hablar a los tres años y a andar a los cuatro.

El sueño de su madre adoptiva
Sin embargo, a sus catorce años, esta adolescente ya ha publicado varios libros con poemas y con sus experiencias, todos escritos a pie. Asegura que un día empezó con una línea y acabó con cientos de páginas con escritos.

Todo ello gracias al amor de Verónica, que en Got Talent no podía parar de llorar mientras confesaba que había “tenido un sueño en el que Alberta estaba en un escenario y todo el mundo estaba de píe aplaudiendo mientras yo estaba a su derecha y vi que Dios me daba esta misión”. Y Dios lo ha cumplido con creces.