Marta Velarde lleva prácticamente toda su vida en la lucha provida y desde que hace más de 13 años creara la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II ha logrado salvar junto a un ejército de jóvenes a más de 6.000 bebés que de otro modo hubiesen sido abortados en los centros ahora blindados por el Gobierno.
Desde una perspectiva netamente católica, Velarde y los rescatadores han conseguido llevar la luz, la esperanza y también la fe a miles de mujeres que finalmente decidieron seguir adelante con sus embarazos.
La ayuda de la fe
En una entrevista con la Revista Misión, esta valiente mujer confiesa que esta fuerza extraordinaria que le permite estar 24 horas al día luchando a favor de la vida le procede únicamente de Dios. “Confío en Él y he aprendido a consultarle todo. ¡Lo que está bien y lo que está mal se ve tan claro en la cercanía de los abortorios! Por eso muchos rescatadores han encontrado allí la fe, e incluso la vocación al sacerdocio o a la vida religiosa”.
De este modo, agrega: “cada día que voy a rescates me vuelvo a convertir y encuentro paz al saber que Dios está de mi lado. Él pone las palabras exactas para rescatar a una mujer, no las pongo yo. A veces me preguntan: ‘¿Qué has dicho para que te haga caso?’. No lo sé”.
La persecución contra los rescatadores es feroz, pero no es suficiente para frenar su ímpetu de rescatar bebés. “Tenemos a la Policía todo el día detrás, pero cuando haces algo que sabes que está bien y que además ayuda a que ese bebé tenga un futuro no lo puedes dejar. Es cierto que tengo que trabajar para vivir, pero me gustaría disponer de las 24 horas del día para poder ayudar más. Es una cosa que ningún Gobierno nos puede quitar”, señala la también presidente de la Asociación Más Futuro.
Es más, con gran fuerza recuerda: “¡Mi vida no vale más que la de ningún bebé! Miedo tiene todo el mundo, pero yo reconozco que tengo poco. ¡He visto tantas cosas! He presenciado salir del abortorio a mujeres en ataúdes, cubos donde se llevaban niños abortados. Hace 12 años recogimos en la basura bebés que incluso aún tenían oxígeno en los pulmones… ¡No puedo dejar de hacer esto! Los abortorios nos lo ponen muy difícil, tienen al Gobierno a su favor y nos quieren quitar de en medio para que la mujer no se lo pueda pensar y aborte rápido”.
A lo largo de todos estos años son muchos los casos conmovedores con los que se ha encontrado. En Misión recuerda especialmente uno, el de la pequeña Martina. “Su madre estaba embarazada de casi siete meses y los médicos le dijeron que venía con una malformación. La conocimos cuando salía del abortorio junto a su pareja. ‘Déjala vivir, abrázala, tendrás un tiempo para quererla’, le dijimos. Ella decidió seguir adelante con el embarazo y al principio él me amenazó de muerte. La niña nació, era muy pequeñita y sabíamos que no viviría mucho. Su madre cuenta que nunca fue tan feliz como en los 20 días que vivió Martina. Y el padre, que era una persona muy conflictiva, me pidió perdón y me dijo: ‘Martina ha sacado lo mejor de mí, ahora soy otra persona’”.
Un hecho que destaca Marta Velarde en la entrevista es el cambio de perfil de la mujer que acude a abortar. Hace años eran en su gran mayoría mujeres sin recursos mientras que ahora, explica la presidente de los Rescatadores Juan Pablo II, el aborto es utilizado como un método anticonceptivo más.
“He visto matrimonios que abortan porque no quieren un tercer hijo o porque el sexo no les gusta. O porque el bebé no le interesa en ese momento. Es un horror”, señala.
La escucha de las mujeres que van a abortar
Cientos de rescatadores han pasado por esta escuela y han ayudado a algunas de las miles de mujeres rescatadas. Antes de salir, Marta Velarde y otros veteranos provida les forman y les recuerdan que lo más importante es que escuchen a la mujer y sean humildes. Lo más importante es aprender a escuchar a estas mujeres.
“Es impresionante. Todas nos escuchan. Esto llama mucho la atención a la gente. Si van acompañadas de la pareja o de sus padres, las apartan de nosotros. Pero si pueden actuar libremente, nos dejan su teléfono y nos cuentan su vida. Son ellas las que nos llaman más a nosotros. Entonces el rescatador o yo les explicamos que existe la asociación y nos sentamos con ellas para hablar de sus preocupaciones, de sus planes… Ahí ya se hace una ayuda personalizada. No todo el mundo necesita apoyo económico, a veces es algo más personal. Pero esta atención no acaba con el parto, sino que es de por vida”, asegura Velarde.
Sin embargo, no siempre se logra rescatar a esta mujer, que acaba matando a su hijo. En estos casos -explica esta mujer provida- “hay rescatadores a quienes esto les deja tan mal que no pueden volver. Pero lo cierto es que cuando se pone todo para que ese bebé tenga una oportunidad y viva, y esa mujer por la razón que sea no escucha, hay que tener toda la confianza en Dios. La fe está ahí: Dios está por encima de todo”.
Y pese a las dificultades y hasta las penas de cárcel que se han aprobado para los que hagan rescates, Marta Velarde cree que veremos el final del aborto. “No solo hay esperanza, estoy superesperanzada. Conocí a Bernard Nathanson, médico responsable de miles de abortos y que se convertiría en un acérrimo defensor de la vida. Este hombre me cambió la vida. Él siempre decía que lo que quiere el enemigo es que perdamos la esperanza. Ahora está saliendo lo mejor de mucha gente. Es verdad que necesitamos mucha más gente, pero vamos a ser muchos más, aunque nos persigan”, concluye.