nació en Pittsburgh (Pennsylvania, Estados Unidos) en 1993, justo el año de la segunda retirada del gran Bjorn Borg. El sueco intentaba sin éxito regresar al circuito que había abandonado en los 80 convertido en leyenda. No consiguió ganar un solo partido, señal de que la edad y la falta de entrenamiento no perdonan ni a los genios.
El padre de Fratangelo, Mario, en su día también tenista y hoy entrenador de Bjorn, había sido siempre un fan incondicional de Borg, y justo ese año le conoció, así que cuando nació su primer y único hijo, no lo dudó. Eso explica el Bjorn que da nombre a este joven tenista norteamericano, que en julio cumplirá 24 años, situado en el puesto 138 del ránking de la ATP, y que en 2011 logró un triunfo descollante: el torneo junior de Roland Garros. Fue el primer estadounidense en lograrlo desde John McEnroe en 1977.
Fratangelo, con 17 años, ganó Roland Garros junior en 2011 al derrotar al austriaco Dominic Thiem. No partía entre los favoritos, así que enseguida se convirtió en una de las grandes esperanzas de relevo generacional del tenis en Estados Unidos.
Este lunes, justo en primera ronda del Grand Slam parisino, Bjorn Fratangelo se topó con un obstáculo que resultó insalvable: Feliciano López, 36º de la ATP, quien le derrotó por un claro 6-4, 7-6 (7-4) y 6-3, con un disputado segundo set. El español es un buen conocedor del torneo, que ganó el año pasado en dobles haciendo pareja con Marc López.
Fratangelo aspira, cómo no, a repetir como profesional el título que conquistó hace seis años, sobre todo porque hizo la apuesta de dejar los estudios para consagrarse a este deporte. Pero es consciente de la dureza del circuito: "Mi objetivo es situarme en el Top 50 y mantenerme ahí el mayor tiempo posible", le explicó a Trent Beattie para el National Catholic Register.
Una entrevista en la que Fratangelo deja claro que, para él, y a pesar de los sacrificios que ha hecho para hacerse un hueco entre los mejores, "el tenis no es lo más importante": "Nunca rezo para ganar, solo para que pueda desenvolver todas mis capacidades, y no solo como tenista, sino como hombre. Dios tiene asuntos mucho más importantes que si yo gano o no gano un partido de tenis".
Fratangelo es católico practicante, y muy amigo de otro jugador que también lo es, su compatriota Tim Smyczek. "Sé que también Tim ha encontrado que la oración, y el Rosario en particular, ayuda mucho. Somos amigos, pero viajamos mucho y tenemos torneos distintos, así que aún no hemos ido a misa juntos. Hay más católicos en el circuito, pero el tenis profesional no es conocido por que la religión sea su fuerte, así que ver a un tipo elegante como Tim te reafirma mucho. Yo intento ser respetuoso con los demás y no protestar ni tirar la raqueta, así que la forma en la que se comporta Tim me recuerda cómo actuar".
En efecto, Smyczek es conocido por su deportividad, y todavía se recuerda el gesto que tuvo con Rafa Nadal en una circunstancia muy adversa durante el Open de Australia:
Bjorn asistió de pequeño a la escuela parroquial de San Juan Bautista en Plum (Pennsylvania). "Los valores que indujeron en mí los llevo conmigo todavía", afirma: "Tratar bien a los demás es uno de ellos, pero también el recordatorio general que te aporta la religión de que esta vida no es para siempre y de que hay otra vida más allá de ésta. Esto te ayuda mucho cuando las cosas no te salen como tú quieres, o si tienes que llevar ciertas cruces, porque ves que hay un sentido más profundo y que Dios actúa a través de todo para hacer lo mejor".
De ahí su relativización de los triunfos, cuando le han sonreído y cuando no: "He ido a muchas misas en mi vida, pero no recuerdo oír nada sobre ganar partidos de tenis. Sí recuerdo oír hablar de los sacramentos, de la oración, de respetar a los demás. La Iglesia está ahí para ayudarnos a vivir una vida buena para vivir bien eternamente en el cielo".
Bjorn no tiene una devoción especial por ningún santo, salvo quizá San Antonio de Padua, pues eligió su nombre cuando recibió el sacramento de la confirmación. Pero sí los tiene presentes, "empezando por María y José". Entre las lecturas inmediatas que declara a Trent Beattie, un libro sobre la misa, The Wonders of the Mass [Las maravillas de la misa], del dominico Paul O'Sullivan, y Prayer: the great means of grace [La oración: el gran medio de la gracia], un libro de citas de las Sagradas Escrituras y de los santos.
"Rezo todas las mañanas y todas las noches, y en varios momentos durante el día", confiesa Bjorn Fratangelo: "Antes de coger un avión, me santiguo y rezo un avemaría, y llevo un rosario en la maleta. La oración me relaja y me ayuda a pensar con lógica en vez de con ansiedad".