Dos conceptos claves le llevaron al catolicismo. Por un lado, cuando veía al anglicanismo galés decidido a ordenar mujeres mientras aseguraban estar unidos "de alguna manera" a las Iglesias católicas y ortodoxas, se preguntaba "¿con qué autoridad deciden sobre eso... o sobre cualquier otro tema?". El otro concepto lo explica así: "pasé de considerar que la unidad era algo meramente deseable a entender que era esencial, una señal esencial de la Iglesia".
En marzo de 2013, con algunos fieles más, ex-anglicanos de Gales, entró en la Iglesia Católica a través del ordinariato anglocatólico creado por Benedicto XVI para los fieles británicos de este origen. En julio de 2014 era ordenado sacerdote católico por el arzobispo George Stack, de Cardiff, que llevaba siete años sin ordenar ningún sacerdote (el último había sido el físico Gareth Leyshon, conocido por los lectores de ReL por su trabajo sobre los riesgos del reiki).
Hoy Sixtus atiende una parroquia en la ciudad de Usk (cerca de donde fue asesinado San David Lewis, último mártir católico de Gales, en 1679) y supervisa la consolidación y crecimiento de los grupos anglocatólicos en Gales (hay tres por ahora, bastante pequeños). Siendo doctor en Pedagogía, también supervisa las clases de religión y los valores católicos en las escuelas de la diócesis de Cardiff (44 primarias, 10 secundarias y 3 especiales).
Bernard nació en Bremen (Alemania), de madre alemana y de padre inglés. En aquellos días, su familia era cristiana poco practicante. Acudían a la iglesia solo en Pascua y Navidad, a la luterana mientras estaban en Alemania y a la anglicana si visitaban Inglaterra. Su parroquia luterana tenía un pastor bastante anglófilo, "que se consideraba high church en su corazón", dice Bernard, es decir, que celebraba un culto muy litúrgico. "Había pocas diferencias en los servicios", recuerda.
Bernard sintió despertar su fe a los 12 años, cuando acompañó a un amigo a una iglesia. "Fui repentinamente golpeado por el pensamiento: 'yo también quiero esto', y desde entonces me consideré religioso".
Policía Militar Alemana: en ella pasó 14 años Bernard Sixtus y los recuerda con alegría
Cursó sus estudios escolares en Alemania. En el servicio militar estudió pedagogía en la Universidad de Hamburgo y luego sirvió como oficial de la Policía Militar Alemana durante catorce años, de 1987 a 2001. Se sacó el doctorado en Pedagogía estudiando la obra del filósofo cristiano Alasdair MacIntyre acerca de lo que puede tener de universal la educación.
En los años 90, sirviendo en unas misiones de la OTAN, conoció más de cerca el anglicanismo. Y cuando dejó el ejército alemán en 2001 fue a Inglaterra a estudiar teología anglicana en la Universidad de Leeds.
"En la Policía Militar aprendí esfuerzo, disciplina, camaradería y, sobre todo, que eres capaz de mucho más de lo que piensas, que cuando crees que ya estás agotado aún te queda el 50% de tus fuerzas. A veces ilustro temas con historias de mi pasado militar", explica Sixtus en declaraciones a ReL.
"En la OTAN yo acudía al culto de la capellanía anglicana, que no era muy distinto al luterano. La cuestión de ser ministro anglicano surgió bastante de repente de una experiencia de oración en el santuario de San Cuthberto, o lo que queda de él, en la catedral de Durham, cierto día", añade.
La parroquia anglicana de París, Saint George
Ya ordenado como sacerdote anglicano, sirvió de 2003 a 2007 como capellán de Saint George, de los anglicanos de París, en Francia. "Nuestros parroquianos eran expatriados, algunos de los cuales llevaban viviendo y trabajando mucho tiempo en Francia y la capellanía era para ellos un hogar cultural además de espiritual. El clero católico de París nos trataba muy bien ecuménicamente, había cierto contacto. Como es obvio, en París la 'herencia eclesial' era católica, y me aportaba una experiencia de gran profundidad espiritual, especialmente lugares como Saint Gervais o el convento de las Hermanas de Belén cerca de la Plaza Victor Hugo".
En 2007 llegó a Gales y empezó su tarea como vicario asociado en una parroquia anglicana en Abergavenny, una población de unos 10.000 habitantes (mencionada en novelas de Harry Potter y Sherlock Holmes, según Wikipedia).
La "Iglesia de Gales" es la iglesia anglicana de la zona: en Gales viven unos 3 millones de habitantes, pero solo unos 75.000 acuden con cierta asiduidad a las parroquias anglicanas, de formas litúrgicas no muy distintas a las católicas. Hay muchos cristianos que prefieren acudir a iglesias evangélicas de distintos tipos.
Bernard Sixtus, que había viajado mucho, que conocía Inglaterra, Francia, Alemania y ahora Gales, se planteaba la importancia de la unidad de la Iglesia. "Que todos sean uno", había enseñado Jesús. Él había fundado una sola Iglesia, no varias. ¿Cuán importante era trabajar por la unidad de los cristianos?
"Mi mayor cambio llegó cuando entendí que la unidad de la Iglesia no era solo 'deseable' sino que era esencial. Por supuesto, siempre estuve a favor de todo lo que acercase a los cristianos entre sí. Pero lo que añadía la doctrina católica era que la comunión real, plena, es una marca esencial de la Iglesia, y que la Iglesia de Cristo realmente 'subsiste' en la Iglesia Católica, como un tipo de 'centro' del trabajo unificador del Espíritu Santo", explica Sixtus a ReL.
También veía con inquietud que el anglicanismo parecía creerse autorizado para ordenar mujeres, pero ¿quién y cuándo le dio autoridad para eso?
"Yo dudaba cada vez más de que el anglicanismo tuviese autoridad para cambiar unilateralmente la admisión a la Ordenación Sacerdotal, especialmente si decía compartir esa ordenación, las Sagradas Órdenes, con las otras iglesias históricas, como se afirmaba, es decir, con la católica y las ortodoxas. Vi que subyacía el problema de cómo la 'Iglesia de Gales' tomaba decisiones, definía las enseñanzas, etc... Pasaba el tiempo y la pregunta '¿con qué autoridad?' se me hacía más acuciante".
Bernard Sixtus, a la izquierda, recién ordenado como sacerdote católico en 2014, con su esposa e hijos
Finalmente, en marzo de 2013, convencido de la importancia de estar unido a la Iglesia Católica, 'centro unificador' por obra del Espíritu Santo, entró en el ordinariato anglocatólico de Nuestra Señora de Walsingham (www.ordinariate.org.uk), la organización que con un prelado y normas propias reune a miles de ex-anglicanos que entran en la Iglesia Católica manteniendo aspectos de la liturgia y tradiciones anglicanas.
"La unidad es nuestra gran pasión, pero unidad en la verdad y en la comunión verdaderamente universal de la Iglesia, sin negar nuestras raíces. Precisamente es la idea de 'unidos pero no absorbidos' de las conversaciones ecuménicas de Malinas, hace muchos años", explica el padre Bernard.
Desde 2014 es sacerdote del ordinariato. La complejidad en esta unidad sigue, incluso en la familia del padre Bernard. "Mis padres se hicieron baptistas en los años 80, cuando descubrieron una fe real, viva, y aunque están contentos de que yo sea un 'fiel creyente' les cuesta admitir que yo sea sacerdote. Como laico quizá sería más fácil", explica.
Como muchos antiguos pastores protestantes casados que hoy son sacerdotes católicos, Bernard Sixtus fue ordenado con un permiso especial. "Mi esposa siempre ha sido miembro de congregaciones protstantes independientes, nunca se hizo anglicana ni se ha hecho católica. Mis dos hijos, de 12 y 9 años, sí son católicos, y sirven en misa cada domingo", explica.
A los que dicen que ordenar mujeres es la solución para la escasez de clero, les dice que eso "no inmuniza contra una posible falta de vocaciones, porque faltan vocaciones también en otras denominaciones, como la anglicana". Él cree más bien que donde haya comunidades de fe viva de verdad habrá vocaciones: "comunidades con una identidad clara, sentido fuerte de misión y evangelización, que salgan al encuentro de los pobres con compasión... esas tienen vocaciones, creo".
Católicos del ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, en la parroquia galesa de Saints Basil & Gwladys, de Newport
¿Y para evangelizar a los jóvenes en las escuelas, o en las calles de Europa? "Tienen que ver en nosotros algo que les toque el corazón y la imaginación, que les haga querer más, querer pertenecer, una vida de fe vibrante, coherente, confiada, que encienda corazones y convenza mentes".