se resiste a sucumbir ante el pensamiento único y la nueva dictadura de lo políticamente correcto. Y lo hace a través del periodismo y de la divulgación histórica. Precisamente, su conocimiento del pasado le ha hecho alertar una y otra vez de la deriva que lleva la sociedad occidental de nuevo.
En una entrevista con La Contra TV, el escritor de obras novelas como El caballero del jabalí blanco o Los demonios del mar, que pueden adquirir pinchando aquí, hace un repaso a la situación no sólo política sino sobre todo social que vive España y su entorno.
De este modo, habló de la situación de la familia como ejemplo de la decadencia actual. “La familia se está deshaciendo a toda velocidad y este va a ser uno de los cambios más profundos y bajo mi punto de vista más negativos en la sociedad española”.
A su juicio, estos cambios se van produciendo poco a poco, “en diez, doce o quince años y parecen indoloros”. Pero el daño se ve después, aseguraba.
“Al igual que ves en Francia que hay una generación que es hija del desastre familiar que reivindica aquella solidez, aquí dentro de poco estaremos en el mismo plano”, dijo Esparza.
El periodista y escritor habló también de lo permanente y lo efímero explicando que “el sentimiento de patria y arraigo a una tierra forma parte de la condición humana, el sentimiento de trascendencia, de que hay algo que se llama Dios forma también parte de la condición humana. El sentimiento de comunidad, de estar con los tuyos, es parte de la condición humana, esto forma parte de nosotros. Esto nos define como seres humanos. Si renunciamos a esto entramos en un proceso de deshumanización, llegando al hombre máquina o al narciso tecnológico, que es donde creo que estamos hoy”.
Y en este proceso está el hombre, bajo su punto de vista, con la ideología de género. “Hemos llegado a un punto realmente desquiciado, a la afirmación del hombre frente a sí mismo, frente a su naturaleza”, indicó José Javier Esparza.
De este modo, agregó que “el problema es que si no paras llegas a la sinrazón pura contra sí mismo, contra su esencia, contra su propia sustancia y se aniquila”. “Estamos en la fase suicida, terminal, del proceso de la modernidad”, sentenció.
Esparza quiso dejar claro que “las ideas tienen consecuencia siempre”, son “lo fundamental” para “construir la legitimidad de una situación determinada, lo que da a la gente razones para vivir o estar juntos”.
Por todo ello, explicó este periodista, “si la atmósfera de ideas de una sociedad es venenosa esa sociedad acaba envenenándose. Y el ejemplo de la sociedad española es clarísimo”.