A lo largo de estos cien años que se cumplen este sábado desde la primera aparición de la Virgen en Fátima, millones de personas han rezado y pedido a María su intercesión. Uno de ellos es en la actualidad Fernando Santos, seleccionador de Portugal y actual campeón de la Eurocopa. Este ferviente católico acude cada año a ver a la Virgen desde que volvera a la Iglesia y es un ferviente evangelizador. Cari Filii News cuenta su historia:
Fernando Santos es un héroe nacional en Portugal. Este entrenador de fútbol llevó el pasado verano al mayor éxito que haya conseguido el país como selección al proclamarse campeones de Europa en un torneo en el que nadie apostaba por ellos.
Tras su victoria, Santos se lo agradeció a la Virgen de Fátima, de la que es un gran devoto desde que volvió a la Iglesia en 1994. Ahora va a misa diaria, reza y tiene un celo evangelizador que le lleva a hablar de Dios allá donde se lo pidan.
“Sentir su presencia constante”
Con la Virgen tiene además una relación especial. Cada año visita el santuario de Fátima e incluso en algunas ocasiones permanece allí varios días. De cara al centenario de las apariciones que se celebra este sábado, Fernando Santos explicó qué es para él Fátima.
Lo que más atrae al seleccionador nacional de Cova da Iria es la oportunidad de estar “junto a María en recogimiento y silencio”. “A mí, personalmente, mi identificación con María es mediante el silencio. Arrodillarme junto a su imagen, sentir su presencia constante. Ver el amor que mostró a su Hijo”, contaba Santos, tal y como recogía la agencia de noticias católica de Portugal Ecclesia.
Para Fernando Santos, Fátima “tiene un mensaje actual, de paz y amor” y destacó “la humildad de los pastorcitos”.
“Rezo todos los días. Siempre que voy a Fátima hago el propósito de dejarme guiar y atender su mensaje: que todo se haga a gloria de su hijo”, contaba el entrenador que ha trabajado entre otros lugares tanto en Portugal como en Grecia.
Una anécdota sobre Fátima
En una conferencia reciente contaba una anécdota relacionada con Fátima cuando ya era entrenador. Él ya era muy devoto de la Virgen en ese momento y viajando al norte del país para un partido vio una salida en la autovía que marcaba Fátima. Rápidamente, ordenó al conductor que se desviara y les llevara al santuario.
Santos vio la oportunidad perfecta para llevar a sus futbolistas a Dios aunque allí aprendió una lección que le fue muy útil desde ese momento. Una vez en Fátima dio media hora libre a todos los futbolistas. Él se dirigió al santuario pero nadie fue con él, el resto se fue de compras o a pasear.
En la conferencia explicó que allí comprendió que la mejor manera de llevar a las personas de su entorno tanto a Dios como a María era evangelizar con su propia vida, escuchando sus problemas, acercándose a ellos en sus dificultades y ser su amigo de verdad hablando de Dios cuando lo necesite y sin imponérselo.
Celo por la evangelización
No es raro ver al seleccionador participar en eventos religiosos o en actos organizados por diócesis. En Lisboa rezó recientemente el Rosario con los jóvenes de la diócesis y les dijo que “el objetivo de la Iglesia es salir a la calle, no puede quedarse en casa pues sería un gran pecado”.
Para el seleccionador nacional, los católicos están llamados a transmitir un mensaje de “alegría”, y el anuncio de un “Dios vivo”.
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