Cuando se habla de la caída del muro de Berlín y el hundimiento del bloque soviético suelen venir a la mente los nombres de Juan Pablo II y Ronald Reagan como responsables de este hecho tan extraordinario y repentino. Ambos compartían la visión conjunta del peligro que entrañaba el comunismo, uno como líder de la potencia occidental y otro como víctima de este totalitarismo y líder espiritual.
Sin embargo, las conexiones, similitudes e inquietudes compartidas entre el Papa santo y el presidente republicano fueron mucho más allá. Así lo atestigua Paul Kengor, uno de los mayores expertos sobre Ronald Reagan en su nuevo libro Un Papa y un presidente: Juan Pablo II, Ronald Reagan y la extraordinaria historia no contada del siglo XX.
Reagan, Juan Pablo II, Fátima y el comunismo
Este profesor de Ciencias Políticas ha dedicado su carrera a estudiar la figura del expresidente y es experto en política conservadora, la guerra fría y el papel del catolicismo para frenar este fenómeno. Y para este libro ha analizado numerosas actas clasificadas tanto en Estados Unidos como en la antigua Unión Soviética sobre la relación existente entre el Papa polaco y el presidente norteamericano.
En una entrevista en el National Catholic Register Kengor habla de historia extraordinaria puesto que “fue la batalla contra el comunismo ateo que comenzó en la Rusia bolchevique en octubre de 1917 y fue advertido por Nuestra Señora en Fátima”. Aunque tanto Wojtyla como Reagan también lucharon contra el nazismo su gran lucha contra las potencias del mal en la política fue el comunismo. “Lucharon contra ese monstruo toda su vida adulta. La forma en que lo hicieron, incluso como socios, y todo lo que sucedió en medio de este largo camino es verdaderamente la historia extraordinaria no contada del siglo XX”.
Y en toda esta relación, la Virgen de Fátima tuvo un importante papel que vinculaba a ambos pues a pesar de ser presbiteriano, Kengor revela la devoción y el enorme interés que Fátima suscitó en el político republicano.
Ambos sufrieron atentados con pocas semanas de diferencia
Preguntado sobre si existió algún vínculo espiritual entre ambos, el autor de este libro recuerda que “ambos sobrevivieron a intentos de asesinato con pocas semanas de diferencia en marzo y mayo de 1981. Cuando finalmente se reunieron en junio de 1982, hablaron del hecho ‘milagroso’ de que ambos sobrevivieron. Ambos entendieron que debían haberse desangrado hasta la muerte en sus respectivas rutas hacia el hospital. Ambos creyeron –y se lo dijeron el uno al otro- que Dios los había salvado para un propósito especial. Este propósito era trabajar juntos para derribar el comunismo soviético ateo”.
Juan Pablo II fue atacado el 13 de mayo y Reagan el 30 de marzo, ambos en 1981
Uno de los aspectos más relevantes del libro es la importancia que Reagan dio a la Virgen de Fátima. “Estaba fascinado por ella”, cuenta Kengor.
Tras investigar y entrevistarse con las personas que trabajaban directamente con Reagan supo de esta especial vinculación de la que más tarde dejaría constancia en 1985 en su visita a Portugal.
El discurso de Reagan en el que habla de Fátima
Allí habló de la Virgen y de su relación con Juan Pablo II. “Me sorprende que nosotros, los católicos, no sepamos nada de esto. Por supuesto, no obtuvo absolutamente ninguna publicidad, por lo que nuestra ignorancia es comprensible”, asegura el autor.
En el libro se relata cómo “Ronald Reagan pronunció un discurso en Portugal en mayo de 1985, donde mencionó abiertamente a María y a los pastorcitos de Fátima. Habló del ‘gran santuario religioso’ de Fátima y ante la Asamblea de la República mencionó a Juan Pablo II: "Nadie ha hecho más para recordar al mundo la verdad de la dignidad humana -así como la verdad según la cual la paz y la justicia enmpiezan en cada uno de nosotros- que el hombre que vino a Portugal hace ya algunos años, después de un terrible atentado a su vida (...) Me atrevo a sugerir que en el ejemplo de hombres como él, y en las plegarias de personas humildes del mundo entero -de personas humildes como los pastorcillos de Fátima-, reside un poder mayor que el de todos los grandes ejércitos y de los hombres de Estado del mundo".
Reagan también estaba intigrado con Medjugorje
Según el autor esto es solamente una pequeña parte de la relación entre Reagan y Fátima que aparece en el libro.
Pero además, Kengor asegura que hay “otra sorpresa para los católicos” y es que “Reagan estaba intrigado por las apariciones de María en Medjugorje”. (ReL publicó este artículo sobre Reagan y Medjugorje)
El Ave María en el funeral de Reagan cobra sentido ahora
Hilando todos estos hechos, en la entrevista afirma que “me sorprendió cuando se cantó el Ave María en el entierro de Reagan en la catedral de Washington en junio de 2004. Ese era el último himno que esperaba escuchar en su funeral. La señora Reagan me dijo que el mismo Ronald había elegido el Ave María para que le cantaran en ese funeral años antes de que el Alzheimer le afectara totalmente”.
El profesor Kengor, autor del libro, habla también de un informe que revela que la URSS estuvo involucrada directamente en el atentado a Juan Pablo II
“Ahora, mirando hacia atrás con perspectiva, no estoy sorprendido”, confiesa el autor de este libro.
¿La URSS ordenó el asesinato de Juan Pablo II?
En el libro también afirma con rotundidad de que existen pruebas de que “los soviéticos ordenaron el asesinato del Santo Padre (esto es totalmente nuevo) y que Ronald Reagan y sus principales asesores –sobre todo, dos devotos católicos irlandeses, Bill Casey y Bill Clark- todo el tiempo sospecharon del papel soviético y concluirían en privado de que Moscú estaba involucrado. Esa conclusión se basaba en un informe ultra secreto de la CIA que nunca se había hecho público”.
"Mi libro no presenta el informe real, pero revela por primera vez la existencia de tal informe / investigación y de su confirmación de una fuente soviética. La conclusión fue que Moscú, trabajando no a través de la KGB soviética, sino a través de la Unión Soviética GRU (inteligencia militar), ordenó el intento de asesinato: Los comunistas soviéticos, damas y caballeros, trataron de asesinar a un Papa”, sentencia Paul Kengor.