En una de estas visitas a la residencia se acercó a ver a una mujer de 99 años, Carol Sullivan, a la que preguntó sobre sus necesidades sacramentales. Y ella le dijo que desearía comulgar y recibir la confirmación aunque había un pequeño problema para poder hacerlo: no estaba bautizada.
La enviada de la parroquia no daba crédito a lo que escuchaba. “Casi me desmayo cuando me dijo que nunca había sido bautizada”, dijo a The Catholic Spirit. Y es que en anteriores visitas había hablado con esta anciana que se definía como católica. “Simplemente me impactó”, indicó Carla LaBore.
Entonces, LaBore planteó a esta mujer de 99 años si quería recibir el sacramento del Bautismo y así ingresar en la Iglesia Católica. Y Carol respondió: “Bueno, creo que es el momento. Uno tiene que prepararse para lo que viene después”. Hacía así referencia a la posibilidad de morir al cumplir prácticamente un siglo de vida.
Carla vive en una residencia en la que la parroquia más cercana está muy pendiente de los ancianos que viven en ella
Pero antes de nada, la parroquia quería cerciorarse de que de verdad no había sido bautizada en el pasado por lo que Carla Labore acudió a la iglesia de San Gabriel Arcangel, que tenía una copia del libro de familia de Carol por su boda con un católico el 2 de agosto de 1937.
Y efectivamente, en aquel documento aparecía “sin bautizar” sobre la adscripción religiosa de esta mujer. Pero LaBore quiso seguir investigando y fue a la ciudad en la que nació esta anciana y tampoco encontró nada sobre su bautizo sino que simplemente sus padres y abuelos habían pertenecido a la iglesia metodista local.
Una vez solucionado todo se empezó a preparar este bautizo tan especial. La representante de la parroquia le propuso que recibiera el bautismo el día que cumpliera los 100 años. Sin embargo, Carol se negó por si pudiera ocurrirle algo antes de esa fecha por lo que finalmente recibió tanto el bautismo como la confirmación y la comunión poco después.
La ceremonia fue muy especial. Presidida por el párroco de Nuestra Señora del Lago como testigos excepcionales estaban los dos hijos vivos de Carol, Jeanne de 66 años y Patrick de 79. "Ella tenía una sonrisa muy grande en su cara," dijo LaBore. "Ella sonreía de oreja a oreja, y tenía un traje bonito y elegante”.
Su hija Jeanne afirmaba que “fue un gran día, y fue algo que ella quería y la hizo sentirse bien”. Además, reconocía que “ella ha hablado de ello varias veces desde entonces. Así que creo que estaba más emocionada de lo que ella admite”.
La propia Sullivan recordaba que ella se había planteado la idea de ser católica en la década de los cuarenta del pasado siglo y que incluso recibió catequesis. Pero finalmente lo dejó pues la confesión era un punto que le costaba especialmente.
De este modo, la parroquia le recordó en nombre de la mujer que la visitaba en la residencia que “ella no tenía que confesarse. El bautismo borra todos nuestros pecados. Y la primera vez que le dije eso, estaba muy emocionada”.
Preguntada si confesará más adelante, esta mujer centenaria afirmaba: “no sé lo que tengo que confesar. Quiero decir, ¿qué se puede hacer mal aquí? Es fácil comportarse bien cuando no puedes hacer nada malo”.