Monseñor Ignacio Barreiro Carámbula, sacerdote uruguayo inasequible luchador por la vida y contra la cultura de la muerte en todo el mundo, falleció a las dos de la madrugada del Jueves Santo,a los 70 años de edad, a consecuencia del cáncer que padecía, según informó el padre Shenan J. Bouquet, presidente de Human Life International.
Monseñor Barreiro presidió Human Life Internacional (HLI), la mayor organización católica mundial provida, durante un año de transición, y representó a la organización en Roma durante dieciséis años, hasta que en 2014 se trasladó por razones de salud a la sede central de HLI en Virginia (Estados Unidos).
Vocación tardía, monseñor Barreiro-Carámbula había cursado su licenciatura en Derecho en Montevideo, antes de ingresar en el servicio diplomático uruguayo. Formó parte de la delegación de su país ante la ONU, por lo que conocía bien los mecanismos de Naciones Unidas para implantar en todo el mundo la cultura de la muerte.
Se doctoró en Teología en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y fue ordenado sacerdote en 1987 en la archidiócesis de Nueva York.
Asiduo visitante de España, en 2013 participó en la XIª Semana por la Vida de la diócesis de Alcalá de Henares, y en los actos de presentación del libro El bien común. Cuestiones actuales e implicaciones político-jurídicas (Itinerarios), en el que participaba con un trabajo sobre "Las enseñanzas del Magisterio sobre el bien común temporal". Con ese motivo fue entrevistado por ReL, donde también reprodujimos algunos de sus artículos.
En homenaje a monseñor Barreiro, recuperamos las declaraciones que nos hizo entonces, que no han perdido ni un ápice de actualidad y que empezaban con una pregunta por la reciente aprobación en Uruguay del "matrimonio" entre personas del mismo sexo:
-No lo creo, es algo profundamente contrario a la naturaleza humana. Como decía Santo Tomás de Aquino, lo que es antinatural no puede durar.
-Es parte de la equivocada doctrina del género, que considera que cada persona es libre de escoger su orientación sexual.
-No, en Iberoamérica muchos grupos protestantes tienen una posición similar. Al mismo tiempo es de lamentar el crecimiento de diversas sectas protestantes.
-El populismo de izquierda que prevalece hoy día en Latinoamérica tiende a no defender la vida, pero en general no me parece que exista una posición común a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.
-El origen de esta posición esta en una visión liberal de la existencia que hace prevalecer el “derecho de elección”, o sea los deseos subjetivos de las personas, sobre el bien común.
-En primer lugar, el ataque al derecho a la vida, que es el derecho más básico de todos los seres humanos, lesiona gravemente el bien común. En segundo lugar creo que es evidente que a través del aborto la sociedad se esta privando de miles de personas que podrían haber contribuido en forma significativa al bien común a través de sus virtudes y talentos.
-Si consideramos que el matrimonio natural es el origen de la familia y la familia es la célula de base de la sociedad, es indudable que la introducción del divorcio legal es profundamente lesiva del bien común.
-Es ir contra la misma naturaleza humana, y consiguientemente contra los derechos fundamentales del ser humano en cuanto persona. No se respeta el interés superior del niño cuando lo que se prioriza es el interés del que adopta, pues en estos casos se "instrumentaliza" o "cosifica" al niño en función del deseo o el querer de otros y no se atiende realmente lo que éste necesita.
-La primera escuela de formación que reciben los niños es a través del ejemplo de los padres. El crecer y ser educados por una pareja homosexual les da a los niños un modelo que es profundamente antinatural. En sus consideraciones de 2003 sobre el reconocimiento legal a las uniones homosexuales, la Congregación para la Doctrina de la Fe recordó que les priva de la experiencia de la maternidad o de la paternidad, y que el interés superior que en todo caso hay que proteger es el del infante, la parte más débil e indefensa.
-Un claro fortalecimiento.
-Está ampliando su presencia internacional ante el creciente numero de pedidos de asistencia en muchos países.
-Si uno mira las diferentes manifestaciones pro-vida tanto en Europa como en los Estados Unidos, se ve un aumento significativo del número de participantes. En particular se nota un aumento de la participación de los jóvenes.
-En los Estados Unidos, diversos estados han aprobado leyes que limitan el acceso al aborto. El Estado de Texas ha pasado leyes que obligan a las clínicas de aborto a dar información sobre el estado del niño, los riesgos del procedimiento de aborto y alternativas pro-vida, para que la mujer que está pidiendo hacer un aborto pueda dar su consentimiento informado. El caso mas reciente y positivo es la ley del Estado de Dakota del Norte que prohíbe todos los abortos después que el corazón del niño por nacer comience a latir. Esta ley, de hecho, impediría los abortos quirúrgicos.
-Podemos claramente esperar un futuro mejor, pues las medidas de los gobiernos contrarias a la vida y la familia son antinaturales y profundamente lesivas al bien común de la sociedad. Dios en su Providencia y como Señor de la Historia nos ayudará para cambiar en forma significativa la presente situación
-Primero, una seria evangelización, pues no se puede separar la defensa de la vida y la familia de la presentación de la Fe. Segundo, un mayor compromiso educativo, explicando cómo la cultura de la muerte destruye a la sociedad. Tercero, un mayor empeño en la vida política, exigiéndoles a los líderes políticos que se consideran conservadores o que buscan el apoyo de sectores conservadores de la opinión publica una mayor coherencia en la defensa de la vida y la familia.
-El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia del Pontificio Consejo Justicia y Paz, publicado en 2004, le dedica al principio del bien común una importante sección. Y afirma que ninguna forma expresiva de la sociabilidad (familia, grupos sociales intermedios, empresas) puede eludir la cuestión acerca del propio bien común, que es, dice, “constitutivo de su significado y auténtica razón de ser de su misma subsistencia”.
-El Estado no se puede limitar a ser juez y gendarme. Tiene que guiar la vida económica de la sociedad cuando los privados o particulares no son capaces de empujar el crecimiento económico. Tiene que vigilar que se cumpla el bien común en la vida económica. Ahora bien, teniendo en cuenta la experiencia histórica del crecimiento incontrolado y aparentemente incontrolable de los poderes del estado este principio se debe interpretar en la forma mas restringida posible.
-El socialismo cree que es un bien en sí mismo que el estado controle a la economía. Más aún: ciertas formas del socialismo son favorables a que el estado sea propietario de importantes medios de producción. Por el contrario, la posición católica es que el Estado debe vigilar y guiar la sociedad para asegurar el bien común, pero salvo raros casos el Estado no debe ser propietario de los medios de producción.
-Seria teóricamente deseable que existiese una autoridad internacional que velase para la aplicación del bien común internacional, pero tiene que ser evidente que la ONU no es capaz de desarrollar esas funciones. La ONU nació bajo una ideología liberal y en cierta forma socialista como la Sociedad de las Naciones. El objetivo final de los “padres fundadores” de las Naciones Unidas era el establecimiento de un gobierno mundial de naturaleza democrática, combinada con una organización socialista de la sociedad. Sobre la base de esta ideología la ONU es uno de los principales foros desde donde se promueve la Cultura de la Muerte.
-Es evidente. En primer lugar, porque el Señor es el Creador de la naturaleza humana y por ende de la sociedad humana. Como consecuencia, él ha establecido las normas sobre la base de las cuales la sociedad tiene que ser organizada. El hombre, por su lado, es solo el administrador de la sociedad bajo la soberanía y en dependencia de Dios.
-Sí. La instauración del Reino Social de Cristo implica que la sociedad sea regida por las leyes del Evangelio. Tenemos que tener una visión precisa de la sociedad ideal donde Cristo reine. En la encíclica Quas Primas, donde Pío XI expone espléndidamente el dogma de la realeza social de Cristo, afirma que todos los hombres están bajo la autoridad de Cristo, tanto considerados individualmente, como colectivamente.