Nacida hace 61 años en una familia musulmana en Turquía, Belkız fue la primera hija de tres hermanos. Desde niña recuerda haber asistido a la mezquita y leer el Corán en árabe, aunque sin entenderlo.
En declaraciones a ACI Mena, detalló que a los 15 años comenzó a indagar en el materialismo antes de volverse atea. Tras terminar la universidad, su profesión como profesora de literatura contribuyó a que continuase leyendo de forma ininterrumpida.
Tenía 28 años cuando conoció a Turan Dursun, el exmusulmán que pasó a engrosar las filas del ateísmo antes de ser asesinado por su valoración y crítica del islam.
Conmovida, Belkiz compró un Corán turco y lo leyó antes de dar paso a la Biblia, que adquirió en una feria del libro, poco antes de ser invitada a una iglesia protestante a ver una película de Jesús basada en el Evangelio de Lucas.
Aquella película cambió su forma de pensar sobre Dios, quedando especialmente conmovida por la oración del recaudador de impuestos y el fariseo del templo, contemplando su propio pecado y cómo, al igual que el fariseo, estaba tan segura de su propia justicia que experimentó vergüenza ante Dios.
Al final de la película, Belkız rezó de la forma más sincera que pudo. "Señor, por favor, entra en mi vida, dejo mi vida en tus manos, haz conmigo lo que quieras".
A aquel momento le siguió una larga temporada como devota protestante. Estudiaba la Biblia, acudía a las reuniones de oración y a la iglesia, fue bautizada y vivía cómodamente su religión hasta que presenció un desagradable suceso. Fue en uno de los servicios religiosos, cuando un joven pareció tratar de forma irreverente el pan que compartían en la mesa.
"En realidad no es el cuerpo del Señor, lo hacemos en su memoria; los católicos realmente creen que es el cuerpo de Cristo", le dijo.
Fue el impulso que necesitaba para seguir profundizando y buscar una Iglesia católica, donde llegó para no marchar. Bautizada el 25 de abril de 2011 tras recibir clases de catecismo y cambió su religión de musulmana a católica en el certificado de nacimiento.
"No fui yo quien eligió a Dios, sino que él me eligió a mí. Lo que más me impresiona del cristianismo es el amor infinito que el Señor Jesús nos tiene. He encontrado a mi mejor amigo y a mi amante más hermoso", afirma Belkız.
Preguntada por el miedo a ser una cristiana perseguida, no dudó en el referente evangélico con el que debía responder. Cuando Jesús fue traicionado, dijo, "su discípulo Pedro negó a Jesús tres veces. Porque tenía miedo. Pero el mismo Pedro, después de recibir el Espíritu Santo, difundió el Evangelio desde Jerusalén a Italia y cuando iba a ser crucificado, dijo: ‘Señor, no soy digno de morir’, y fue crucificado boca abajo".
Hoy, Belkız vive orgullosamente su fe, convencida de lo mucho que ha ganado al descubrir todo lo que ofrece la Biblia: Amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio...
"Dios nos ofrece a todos un tesoro. Lo único que tenemos que hacer es aceptarlo. Y la prueba de que Dios nos ama es que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros", concluye.